Céfiro.

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El viaje a Céfiro se estaba volviendo una eternidad para los Min, los reyes miraban en silencio a sus hijos quienes bufaban y balbuceaban, o eso a los dos mayores y al menor, TaeMoon quera la unica que miraba al frente con el rostro frió y sin expreción.

- Hija... - habalron ambos reyes a su hija quien les preto atención.

- Teté... cariño... - la nombrada miro a sus padres mientras el carruaje era sacudido y ajetreado

- Llegaremos en medos de quince minutos a Céfiro, debes comportarte bien, no seas grosera, contesta las preguntas, la amabilidad es parte del nuestro lema... - griño a sus padres con fastidio - Si creen que voy a casarme con ese omega crean me que mi resouesta es no - sentenció a sus padres, qienes se miraron y asintieron a las palabras de su hija.

Pasaron un par de minutos más hasta que llegaron al reino de Céfiro, los jovenes respiraron el aroma dukce del reino del oeste, y estiraron sus cuepros rigidos, el rey y la reina tan solo sonrieron alver los reyes y sus dos hijos. Crhristina Jensen una alfa casada con un cachorro encamino y  Alev Jensen, un chico de mirada dulce y un aroma atrayente a todos, incluso s la alfa quein los miro leve

- MOONIE - la exclamación de Alev alarmo a todos, su largar piernas corrienron a la contraria quein tan solo se limitó a observalo - veniste - el omega se lanzó contra la mayor y ella lo cargó sin mucho problema y escondió su rostro en el cuello del menor - no creí verte hoy - el chico tomo las mejillas de la alfa y dejo besos en todo su rostro hasta llegar a sus labios, la myor no correspondió, tan solo se dejó hacer por las suaves manos del contrario, los presnetes tuvieron diversas reacciones, los reyes Jensen rieron junto a la mayor y el menor de los Min, mientras que los padres de la alfa y su hermano mayor dieron una mirada de desaprovación.

- Alev - la voz autoritaria de la alfa vecina paralizó al chico y lucho por bajar, pero la mayor que lo tenia en brazos sonrió de lano muy levemente y negó a menor - Min - la alfa miro a la otra y asintieron,

- Bunas tardes Reina - TaeMoon hiso un reverencia hacia delante y la otros inclino las piernas tomando su vestido, la tención entre ambas alfas era palpable, ¿porque? la respuesta era el omega celoso que le gruñó su hermana mayor

- Una disculpa por mi pequeño... - la mujer mayor estiró los brazos al omega y corrió a los brazos de su madre alfa mientras que su padre omegas hacia un areverencia de disculpa

- No pasa nada - contestó la alfa seria - Alev es muy cariñoso - miró a su famialia con disimulo y suspiró - vengo a hacerles una propuesta de largo plazo - realizó una reverendia hacia los mayores - deseo esposar a su hijo omega - mencionó haciendouna reverencia.

Apesar de tener escasos 17 años, aquella joven tenia el porte de una alfa madura, su mirada filosa y su expreción fria daba mucho que desear, sus cabelos negros lagos volaban con el viento que los acariciaba fielmente, habían llegado a Céfiro hacía un par de horas atras, la alfa se encontraba mirando a los árboles y suspirando con molestia, sintió unos brazos rodear su cintura y aquel olor a cerezas con canela envolverla, se volteó encarando al joven de apenas 15 años, miro a sus ojos marrones, sus labios rosas y su nairz perfecta, sabía que aquel chiquillo no podria pertenecerle hasta la eternidad, algo le decía que debía esperar un tiempo más.

- Lo siento - murmuro tomando sus mejillas y cerrando los ojos para unir sus frentes - no soy lo que buscas - olfateo por más tiempo aquel aroma dulce y se extrañó al escuchar una risilla 

- Lo se Moonie - ambos se miraron unos segundos - yo tampoco te amo - aquellos ojos decían la verdad de sus palabras - estoy espernado a Kellin - la abrazó por el cuello 

Despues de aquel día una amistad se entabló entre Eurus y Céfiro, ambas manadas aliadas unieron fuersas, los cuatro reyes decidieron no casar a sus hijos hasta nuevo aviso.

Meses más tardé.

La joven Min se encontraba sentada a las afueras de Eurus haciendo guardia como siempre, el pequeño y torpe Alev corría tras una mariposa azul, ella suspiró mirándolo con ternura, se aclaró la garganta e hizo un sonido, el invierno era cada vez más fuerte, por lo que la nieve cubría la mayor parte, el canto leve llamo la atención del menor quien corrió feliz hasta ella, lo cargó entre sus brazos envolviendo su cuerpo frío en una manta con piel de borrego, el calor pronto invadió ambos cuerpos hasta que llegaron al castillo, la joven ignoró a su familia presente hasta llegar a la habitación del menor, lo dejó en la cama sacando sus zapatos.

— Señorita Min...

Murmuró él pequeño, la contraria estaba perdida en sus pensamientos hasta qué una mano cálida tomó su mejilla levantando su rostro, dejó un casto beso en su frente

— Lo estás haciendo de nuevo, ¿En qué piensas?

Ella quedó desconcertada al inicio hasta que su mente se aclaró, negó un poco negandose a hablar, el contrario asintiendo, comprendí su actitud

— ¿Siguen en tu mente?

Asintiendo de levanto del suelo para sacar unas ropas cálidas y gruesas, los recuerdos de aquella fatídica noche la atormentaban cada vez más y más, las pesadillas le hacían gritar con agonía, había ciertas marcas en los bracitos de la alfa, sus ojos se enfocaron en unas manos al rededor de su cintura, se volteó encontrándose con Alev, lo cargó sin problemas para dejarlo en la cama

— Hace frío, no tienes zapatos

Le acomodó la ropa nueva cuando su hermano entro a la habitación, la puerta fue azotada con furia y fuerza asustando a ambos dentro de la habitación, las lágrimas caían chorreantes de los ojos del mayor quien le lanzó una carta escrita a manos con carbón

— Así que sí era tu culpa, todo fue tu maldita culpa, desviste ser la bastarda, estúpida enferma

La contraria sintió una oprecion en su pecho, el dolor que se instaló en ella fue suficiente como para formar su mirada más fría, nadie hablaba de la noche más calurosa, la noche en la que los perdió la batalla, pocos sabían lo que realmente había pasado.

— Moonie

La nombrada miro a su menor quien tenía los ojos llenos de lágrimas y sus manos se aferraban a ella, sus uñas se enterraban sobre su brazo haciendole daño

— Estás gruñendo, tus orejitas salieron y tu olor se volvió fuerte, para

Como si de una orden se tratara su lobo se calmo al igual que ella, tomo la carta para leerla con atención

— No es letra de Bennett...

Murmuró saliendo como furia de la habitación seguida del pequeño omega.

Luna Negra.Where stories live. Discover now