Mizuki; una joven muchacha que vive junto a sus padres en las profundidades de la montaña.
Toda su vida se ha encargado de vender los productos que cosecha con su familia, para ello cruza el oscuro bosque cada mañana y noche.
Hasta que en uno de sus...
Las lunas superiores cayeron sobre sus rodillas apenas escucharon aquella imponente voz, ninguno de ellos se atrevió a levantar la mirada y hacerle frente a los agudos ojos rojos del recién llegado.
— ¿Debo preguntar de nuevo?—dijo con algo de irritación en su voz delgada, levantó el mentón impaciente por una respuesta.
Kokushibo; el demonio más fuerte y leal del recién llegado tomó la delantera y habló en representación de sus pares.
— Douma —soltó sin dudarlo—. Ha estado ausente desde hace un tiempo, no se ha visto en ninguno de nuestros territorios.
Un silencio ligero siguió aquellas palabras, aunque nadie se guardara lealtad ni compañerismo entre sí era imposible no sentirse inquietos al delatar a Douma, en especial por su posición entre las lunas demoniacas.
Sin embargo, un suspiro vencido abandonó los labios de Muzan Kibutsuji sorprendiendo a todos, quienes ya se preparaban por una reacción irritada del demonio por la ausencia de su segunda luna demoniaca.
— No es nada nuevo —dijo finalmente el pelinegro—. De todas formas, algún día tendrá que aparecer.
Los demonios asintieron en silencio, aunque aquellas palabras sonaban "tranquilas", el mensaje era claro: No te entrometas donde no debes. Yo soy el jefe, y solo yo puedo molestarme.
Tanto demonios como cazadores se enfrentaban en discusiones en ese momento, aunque el centro de discusión no era el mismo, Douma estornudó sorprendiendo a Mizuki que se encontraba a su lado.
— No sabía que los demonios podían resfriarse —dijo ella observando al muchacho, este sonrió divertido por la creencia de la chica.
— No es eso —respondió él entre suaves sonrisas —. Creo que alguien ha estado hablando de mí.
— ¿Será para bien o para mal? —preguntó ella con cierta malicia, alzó una ceja de forma desafiante ante el joven de largo cabello, Douma no pudo evitar sentirse embobado cada vez que Mizuki le desafía de esa forma, aunque sea solo con una mirada.
— No lo sé susurró él, ¿Qué crees tú?
Mizuki pareció dudar bastante ante esa pregunta, el demonio borró su sonrisa despacio para simular una cara triste con un puchero incluido en él.
La joven muchacha se sintió mal y a la vez divertida por la graciosa reacción de Douma, no pensó que le afectaría tanto lo que ella pensara ante tal pregunta. Antes de que pudiese disculparse, el demonio se esfumó de la nada dejando un suave aroma a flores orientales tras de él.
Mizuki soltó una suave risa, ya veía venir que Douma tuviese otra de sus "rabietas". Pues, lo que más ha aprendido de este demonio, es que, suele tener estas actitudes infantiles y juguetonas toda vez que se siente herido por la muchacha, escondiéndose en algún rincón del gran lugar que les rodea.
Generalmente, es Douma quien juega con ella y se esconde en silencio hasta que la muchacha se da por vencida tras no poder ser capaz de encontrarle. Pero, esta vez, Mizuki tuvo una idea fugaz en su mente pretendiendo cambiar un poco la situación, sí Douma quiere jugar, esta vez será con sus reglas.
— Douma —dijo ella alzando la voz para que el nombrado pudiese escucharla —. Sí te encuentro esta vez, por la noche saldremos de aquí. Aunque sea solo para caminar un rato.
La verdad, es que, aunque ama estar con Douma a todo momento, Mizuki comenzó a sentirse un tanto ahogada entre todas esas paredes. Se sentía fatal de decirle al muchacho que quería salir un poco, aunque no es algo grave, temía que el demonio sintiese que todo lo que hizo para ella no fue suficiente.
Un largo silencio siguió las palabras de Mizuki, la joven pensó que quizás Douma estaba lejos y no fue capaz de escucharla. Pero, en eso, una risa divertida y suave la envolvió como sí de una brisa se tratase.
Frente a ella, los ojos brillantes de Douma aparecieron saliendo del rincón oscuro más cercano. Avanzó a suaves pasos hasta llegar a ella, y sostener sus manos con delicadeza.
— Querida, sí tan solo querías salir debías decírmelo sin demora —susurró él para luego besar una de sus manos —. No hay nada más que disfrute de tu compañía, no importa cual sea el jugar.
Mizuki sonrió de forma cálida, su pecho volvía a estremecerse ante las dulces palabras del muchacho, entre abrazos y besos le agradeció por ser tan cariñoso con ella. La joven comenzaba a perder su corazón ante él, pero parecía no importarle.
La noche llegó y con ello, la libertad de poder caminar bajo el cielo oscuro se presentó ante la pareja. Se abrieron las grandes puertas para que luego pudiese salir Mizuki junto a Douma, ambos con sus manos entrelazadas, el aire fresco llegó al rostro de la muchacha llenándola de esa energía tan "humana".
— ¿Estás bien así? ¿Sientes frío? —preguntó el demonio un par de veces mientras abandonaban despacio el hogar de ambos.
— Estoy bien —respondió —. No te preocupes por eso.
Douma asintió con una sonrisa.
Al ser la primera vez que Mizuki salía de "casa", no pudo evitar sorprenderse por la apariencia del exterior. Siempre creyó que estarían rodeados de montañas o rocas, un lugar oculto entre quebradas para no ser descubiertos, algo que no llamara demasiado la atención. Pero, para su sorpresa, frente a ella un gran jardín con una hermosa y delicada fuente en su centro decoraba el paisaje. Pequeños puentes de madera que servían de camino uniendo las fuentes de aguas entre sí para que los jóvenes pudiesen caminar, en el agua, los jóvenes brotes de flores de loto lucían femeninas radiantes de bellos colores.
— Esto es hermoso —dijo Mizuki embobada por todas las flores que yacían en el agua rodeándola, Douma sonrió complacido ante tal cumplido.
— Han estado esperando impacientes por ti—respondió él.
Ahora Mizuki entendía un poco más por qué cada vez que Douma estaba con ella, dejaba como huella ese delicado aroma a flores.
Sus ojos brillaron y se lanzó a los brazos de su amado para unir sus labios con los de Douma, ya estaba tan acostumbrada a besarlo que no sentía vergüenza alguna, pero nunca podría acostumbrarse a ese dulce sabor, siempre deseara más.
Olvidando todas las ganas de querer alejarse aún más, decidió quedarse cerca del estanque para observar con más detalle cada flor de loto.
Mientras que, el joven demonio observaba con una sonrisa suave el triunfo de haber alejado la idea principal de Mizuki.
No puede dejarla salir de casa, al menos, no aún.
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Habemus capitulo♡
Con este, fueron 4 fanfics los que actualice jajaja x.x ahora a mimir♡
Espero les haya gustado!! Gracias por la espera ><