"Sayaka, ven conmigo." Kirari dice, ofreciendo la palma de su mano hacia arriba para que la tome su secretaria.
“Por supuesto, presidente,” responde Sayaka, usando su mano libre para sostener la del presidente. En su otra mano está su mochila escolar, que contiene el horario de Kirari para las vacaciones de invierno. No es que Sayaka necesite copias en papel ya que ha memorizado todo el contenido, sino solo como una formalidad.
Kirari apretándole la mano con un poco más de presión la devuelve al presente. "Por mucho que me encanta verte pensar, me gustaría que me prestaras más atención". Ha estado sucediendo con mucha más frecuencia estos últimos meses, desde la apuesta en la Torre de las Puertas, de hecho. Pequeños cambios simples en sus rutinas diarias. Desde caminar a los jardines después de la escuela, hasta hablar durante el almuerzo después de las reuniones del Consejo Estudiantil.
"Sí, presidente". Sayaka se sonroja. Ah, esta parte no ha cambiado en lo más mínimo. El mero sonido de la voz de Kirari fue suficiente para enviarle pequeños hormigueos por la espalda, pero tomarse de las manos le pone la piel de gallina a veces.
Parece que el presidente podría irse directamente a casa hoy, lo que significa que Sayaka no tiene mucho tiempo para discutir los planes de invierno de Kirari antes de regresar a Momobami Estate. A ella le gusta tener un horario apretado, pero tomar la mano del presidente y llamar su atención la distrae de todo por un momento.
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El paisaje de árboles pasa en su viaje diario de regreso a casa desde el campus. Kirari hace un zumbido cuando algo de interés le llama la atención. "Pasa por esa esquina", le dice al conductor, sacando a Sayaka de su pacífica ensoñación.
“Pasemos por este café. Parece pintoresco ". Dice la niña de ojos azules, mostrando su impulsividad cuando su gusto por lo dulce se apodera de ella. Sayaka cierra los ojos con ligera frustración por la impulsividad, pero no protesta ya que supone que necesitan sentarse y discutir el horario de invierno de Kirari.
Sayaka se pregunta cómo Kirari alguna vez termina su tarea con lo espontánea que es. ¿El presidente siquiera tiene tarea? Con cuánto control tiene esta mujer sobre la escuela, presume que no es del todo inverosímil que incluso pueda saltarse el trabajo escolar. No es que ninguna de sus clases fuera un desafío para los ya geniales niveles de inteligencia de Kirari de todos modos.
El coche se detiene. Su chófer les abre la puerta del coche sin decir palabra. Al salir, Kirari suelta la mano de Sayaka mientras abre la puerta para que entre al café. Tiene un ambiente relajante; La música francesa suena suavemente de fondo, rosas de color rosa claro recién cortadas se colocan en el centro de cada mesa, y una variedad de muestras de postres y tés adornan los estantes cerca de la entrada.
Una camarera los lleva rápidamente a un asiento junto a la ventana y les entrega dos menús. Kirari tararea de satisfacción. "Vaya, parece que he elegido un buen lugar, Sayaka". Ella no puede estar en desacuerdo. La atmósfera ya ha arrullado a Sayaka a un estado de calma. Sus ojos se enfocan en la pieza central de rosas frescas, sus colores irradian de la luz del sol que pasa a través del cristal. Sin mencionar ... es un poco romántico. Ella no puede evitar sonrojarse levemente cuando mira hacia arriba y ve que el presidente la estaba mirando y sonriéndola todo el tiempo.
Sayaka se aclara la garganta. "R-Bien ... Entonces, su horario de invierno, presidente ..."
“Hmm… ¿Qué debo pedir… Algo dulce. ¿Un parfait?
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El Calor Del Invierno
Romance"¡La Torre de las Puertas gira únicamente por el bien de esta apuesta! ¡Qué ridículo! ¡Qué infinitamente adorable! ¡Y qué increíblemente romántico!"
