El Atico

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Jude se sobresalto, y sacudió las sabanas en una lluvia de patadas.
Rodó por la cama y cayó sobre sobre la alfombra de su habitación, su mandíbula golpeo sus dientes unos con otros.
Se levanto con los brazos, mascullando como un viejo que le duele la espalda y la artritis.
Entorno los ojos y se miro en el espejo de la habitación, junto al mueble con libros.
Sus heridas habían sido cubiertas con vendas.
Miro un basurero cerca del escritorio, y vio que habían unas cuantas vendas ensangrentadas y trapos mojados.
Una voz lo hizo saltar y mirar hacia atrás.
-¡Eh, Jude!
Era Marie, tenia el cabello pelirrojo amarrado con un moño, vestía un pijama desteñido y simple, lleno de pintura seca como una pared llena de grafittis.
Sostenía un lienzo y unas cuantas pinturas, ademas de un estuche con pinceles.
Ella le sonrió.
Jude se sintió, extrañamente, tranquilo.
-L-la piscina..Yo...-Tartamudeo, como siempre que se ponía nervioso (O encontraba a una chica pelirroja y bonita en su habitación, cosa bastante extraña)
-Eso paso hace unos cuantos días, tranquilo, te encontraron inconsciente cerca de las ruinas de la piscina -Dijo ella, trazando con un pincel fino y pintura naranja en su lienzo.
-Alice, ¿Que paso con ella?
Marie bajo la mirada, dejo el pincel en un vaso con agua que sostenía con la mano derecha.
-No quedaba mucho de ella cuando la encontraron, pero seguía con vida, milagrosamente. Los médicos con poder de magia están intentando reconstruirla, si es que tiene suerte.
Jude suspiro, levemente mas tranquilo por la chica.
Se aventuro, y decidió hacer la pregunta que tanto temía.
-¿Cuantos días faltan?
-Bueno...6.
El numero quedo dando vueltas en su cabeza.
"6".
Le quedaban tan solo 6 días para demostrar que no era el traidor, y hasta ahora, solo había conseguido que intentaran matarlo, e irritar al Director.
Se pregunto si alguien mas en la escuela ocultaba un sentimiento de mortandad hacia el.
En el fondo, no podía culpar a Alice por intentar matarlo, el era el mayor sospechoso de ser el traidor.
Pero aun así, era injusto, solo actuaban con prejuicios porque su poder era demasiado fuerte...
Jude miro a Marie, que estaba eligiendo que pincel usar para pintar.
-U-un segundo, ¿Que haces tu en mi habitación? -Dijo Jude, intentando romper el silencio.
Diablos, realmente debía mejorar su habilidad de hablar con las chicas, ¿Ayudaría en algo charlar con una almohada? Debía intentarlo algún día...
Marie volvió a mirar su pintura.
-Alguien tenia que cuidarte y cambiar tus vendas, fui la única dispuesta a quedarme aquí, los demás...Bueno, no les emocionaba la idea de estar aquí después de como termino Alice.
El rostro de Jude se enrojeció tanto como la pintura color rojo que Marie estaba usando.
¿Una chica se había quedado a cuidarlo? ¡Fabuloso!
Vamos, debía de decir algo, cualquier cosa con tal de no quedar en un silencio incomodo.
-P-pero...-Dijo Jude, finalmente- ¿P-porque quisiste quedarte?
Ella lo miro, como si no entendiera la pregunta.
-Hombre, eres mi amigo, tenia que asegurarme de que estuvieras bien.
Jude se quedo inmóvil, casi mareado.
No recordaba la ultima vez que alguien le había llamado "Amigo", de hecho, tampoco recordaba tener uno en mucho tiempo.
La idea le pareció tan emocionante que no pudo evitar sonreír, por fin dejaba de sentirse como un tímido sin amigos, y comenzaba a sentirse como alguien real, alguien que los demás podían tomar en cuenta.

Marie dio unos golpecitos sobre la cama a su lado con su mano libre.
-Alice era grado 3, no cabe duda que es una de las mas fuertes del poder de agua, debes descansar -Dijo ella, con la misma voz tranquila y atenta de la enfermera, solo faltaba que le dijera"Tesoro", aunque Jude estaba seguro que entonces sus mejillas se encenderían tanto que podrían prender un cigarro.
Jude camino hacia ella y se sentó a su lado, ¡Se había sentado junto a una chica, increíble!
-¿N-n-nadie ha venido a visitarme? -Pregunto Jude, simplemente para hablar con ella.
Marie negó con la cabeza.
-Nadie, están algo consternados por como termino Alice.
-Oh...
Ella le revolvió el cabello.
-Tranquilo, no te odian, todo mundo sabe que fue Alice la culpable del enfrentamiento.
-Gracias, Marie.
Jude se dio cuenta de lo cansado que estaba, en los últimos días había usado sus poderes mas que en toda su vida.
Bostezo, y comenzó a cabecear inconscientemente.
Sin darse cuenta, se quedo dormido.
Marie lo miro y sonrió.
Y siguió pintando.
Aunque se le cayeron la mitad de las pinturas encima cuando Jude poso su cabeza en su hombro.
...
...
Tomás tenia 17 años, aunque sus amigos lo llamaban Tom El Grande, pues era atractivo, popular entre las chicas de la academia, y tenia buenas notas, básicamente un ídolo para los demás chicos de la academia.
Al ser un estudiante grado 3, habían pocas cosas a las que les podía tener miedo, ya que pocas cosas se atrevían a hacerle frente.
Entre ellas, los rayos durante la noche, las cucarachas, y Jude Hundley.
Tomás era egocéntrico, lo sabia, y disfrutaba serlo.
Estaba sobre un pedestal, y amaba estarlo.
Había aprendido a ser de ese modo, pues su padre le había enseñado que un "verdadero hombre" debía mostrar autoridad y superioridad, luego de haber golpeado a su madre.
Cuando sucedían esas peleas, su padre lo llamaba para que fuera a la habitación matrimonial, y así aprendiera "Como se comportan los verdaderos hombres"
"Los verdaderos hombres no lloran, no usan maquillaje, y por lo que mas quieras, nunca muestran lo que sienten, ¿Me oyes, Tommy?"
Tom El Grande había aprendido todo lo que su padre le había enseñado, y se aseguraba de demostrarle a todos que era superior, que era un hombre de verdad.
Así había sido, hasta que había conocido a Jude Hundley.
No era ningún secreto que Tom tenia los ojos puestos en Marie Williams, la pelirroja de la clase de magia, y cuando vio como ambos pelirrojos hablaban aquel día en la cafetería, había decidido mostrar autoridad ante Jude.
Pensó que primero lo humillaría, y luego, con ayuda de Mike y los demás, le enseñarían una lección después del almuerzo.
Tal y como su padre le había enseñado hace tantos años.
Pero cuando vio que Marie teletransportaba a Jude fuera de la cafetería, supo que esos dos se tramaban algo.
Tom El Grande no quiso esperar, decidió teletransportarse por los cables de electricidad y enseñarle una lección a Jude por su cuenta.
Esperaba que el pequeño pelirrojo tímido fuera también un cobarde, pero no podía estar mas equivocado.
Por primera vez en toda su vida, Tom El Grande había sentido la humillación, Jude lo había vencido, había trapeado el piso con su preciado orgullo.
Luego de aquel día, las cosas habían cambiado.
Su orgullo se había caído a pedazos, ¿Que diría su padre si lo viera así?
Es por eso, que había prometido vengarse del pelirrojo.
Pero se sorprendía a si mismo cuando intentaba ir a su habitación, y con tan solo verlo se llenaba de miedo.
Y era por eso, por eso que había decidido que acabaría con Jude.
Lo humillaría, lo humillaría como nunca.
Tomás se levanto de su litera, y camino arrastrando los pies por la alfombra.
Abrió la puerta de su habitación, la 34.
Camino por el pasillo, bajo las escaleras hacia el primer piso y llego a la cafetería en la sección este.
Se escabullo por la cocina, y se topo con lugar destrozado.
Cucharas por todas partes, frutas en el suelo, como si hubiera ocurrido una pelea allí dentro.
Pero no le importo, extendió el brazo y se llevo un cuchillo de uno de los cajones.
Salio de la cocina, camino fuera de la cafetería, y volvió al segundo piso.
Camino hacia su habitación.
Pero paso de largo de la habitación 34, y siguió avanzando.
Hasta llegar a la 176.
Se detuvo, rodeo la perilla con los dedos, y abrió la puerta.
Un pequeño haz de luz del pasillo entro en la habitación.
Jude estaba dormido sobre su litera.
Tom El Grande dio paso hacia adelante, con el cuchillo brillando en su mano derecha.
La madera resonó ante el primer paso.
Comenzó a avanzar.
La alfombra susurro con cada paso.
Se sentía espectacular.
Con Jude indefenso, con esa arma mortal en las manos, era tan poderoso...Tal y como su padre le había enseñado, tal y como su padre le había enseñado...
Se poso frente a la litera, pero al bajar la mirada, vio que había alguien en la cama de abajo.
Al acercarse, vio que se trataba de Marie.
El corazón de Tom pareció detenerse, y el se quedo en blanco.
¿Que estaba haciendo Marie en la habitación de Jude?
La duda dio paso al tormento, y el tormento a la ira.
Y una horrible idea cruzo su mente.
La mejor forma de humillar a Jude, la mejor forma de acabar con el.
Era mostrando le que había sido incapaz de salvar a alguien.
En lugar de levantar el cuchillo sobre el rostro de Jude, lo levanto sobre el pecho de Marie, que dormía tranquilamente.
Eso, eso seria, eso le enseñaría a Jude una lección, nunca meterse con Tom El Grande.
Marie moriría, y Jude sufriría por no haber hecho nada.
De hecho, Tom El Grande se aseguraría de que sea Jude el que encuentre su cuerpo en la mañana.
Pero antes de poder hundirlo sobre su pijama rosado, escucho la madera resonar en el pasillo.
El mismo sonido que había hecho el al entrar.
Tomás se volteo a mirar la puerta.
Pero no había nada, solo un pequeño rayo de luz del pasillo que entraba débilmente en la habitación.
Sonrió, había sido su imaginación.
Volvió a mirar a Marie, la chica se había girado hacia la pared para estar mas cómoda.
Tomás acerco el cuchillo tan cerca de su cuerpo, que la punta de la hoja rasgo levemente el pijama.
Pero el se quedo allí, sintiéndose poderoso, sintiendo como una vida humana colgaba de nada mas que sus manos.
-Tomás...-Dijo una voz, grave y áspera.
Sobresaltado, y temeroso de que alguien haya entrado justo antes de hacer justicia, miro hacia atrás.
Pero no había nadie.
Absolutamente nadie.
-Tomás...Tomás...-Volvió a decir la voz.
Era una voz cansada y áspera.
Una voz tan aterradora que si el infierno tuviera cuerdas vocales, ese seria su canto.
-¿Q-quien esta allí? -Dijo Tomás, intentando no despertar a Jude y a Marie.
Tomás escucho un extraño gorgoteo lejano, como agua saliendo de una tubería.
Bajo el cuchillo y se acerco a la puerta.
Miro por el pasillo.
No había nada, ni nadie.
Las habitaciones estaban cerradas, los estudiantes de la Academia Sean Heroes dormían.
...Excepto por la pequeña puerta del ático en el techo, que estaba abierta.
Tom frunció el ceño, cuando había cruzado por el pasillo hacia la habitación 176, esa puerta estaba cerrada.
Miro nuevamente a Marie, y decidió que haría el trabajo luego, primero debía investigar.
Comenzó a caminar por el pasillo, pasando frente a las puertas de los estudiantes dormidos.
La entrada al ático parecía una puerta al infierno, un oscuro agujero rectangular en el techo.
Pero, aun sabiendo que era el quien se estaba acercando, parecía que era el ático lo que estaba avanzando hacia el.
Llego hasta los pies de la entrada al ático, y miro hacia arriba, intentando ver en la oscuridad con los ojos entornados.
De pronto, escucho un chirrido y la escalera del ático bajo silbando.
Tomás retrocedió.
La escalera cayo frente a Tom, como si le estuviera invitando a subir.
-¿Hay alguien allí? -Pregunto en voz baja.
...No hubo respuesta.
Tomás vacilo, y miro de izquierda a derecha.
Todas las habitaciones estaban cerradas.
¿Entonces quien había abierto la puerta del ático?
Sin siquiera saber lo que hacia, subió un peldaño, se afirmo con los brazos, y luego subió otro peldaño.
-Tom...Tommy...-Dijo la voz nuevamente.
La voz venia de allí dentro, de las penumbras del ático.
Tomás subía escalón por escalón, aproximándose lentamente hacia la entrada en el techo.
Se detuvo de pronto, al entornar los ojos, se dio cuenta que podía ver algo moviéndose allí dentro.
Algo vivo.
Bajo la mirada, y se dio cuenta que había subido 13 escalones, aunque solo recordaba haber subido 3.
El cuchillo aun brillaba sobre su palma derecha, pero de pronto, allí sobre las escaleras, ya no se sentía fuerte.
De hecho, se sentía completamente indefenso, pero no sabia contra que...
Y contra su propia voluntad, dio otro paso mas.
-Tom...Tom...-Dijo la voz, llamándolo, provocandolo.
Dio otro paso mas, y al bajar la mirada, se dio cuenta que había avanzado hasta los 15 peldaños.
Estaba en el ultimo escalón, a pesar de solo recordar 4 o 5 pasos.
Y aun así, dio otro paso mas, el ultimo, y entro en el ático.
Allí estaba oscuro, muy oscuro.
Las sombras engullían su alrededor como una ceguera.
Era tan oscuro que no notaba la menor diferencia al cerrar los ojos.
La única iluminación provenía de la entrada, de la cual se filtraban los disparos de luz del pasillo.
Aunque no era suficiente para ver a través de las tinieblas.
Pero esta luz lentamente comenzó a apagarse, a oscurecerse, a achicarse.
Y cuando Tom comprendió lo que estaba sucediendo, la escalera volvió a subir, y la puerta del ático se cerro con un chirrido, similar a un grito.
Tomás dejo caer el cuchillo, que cayo en una superficie blanda que el no pudo llegar a ver.
Se dio la vuelta, pero solo consiguió despistarse.
Comenzó a sumergirse en el horror.
Sentía la respiración calurosa y agitada.
Ni siquiera podía ver donde estaba la puerta cerrada del ático.
Tenia los brazos alzados hacia adelante, evitando chocar con paredes o con cajas.
Los tablones de madera resonaban con cada paso que el daba.
Y también con los pasos de alguien mas.
Tom tanteo el suelo con las manos, llenándose las palmas de polvo.
Buscando desesperadamente la entrada.
La voz ya no repetía su nombre, si no que pronunciaba un oscuro lamento.
Sin darse cuenta, Tom comenzó a sudar y a sollozar.
Sus dedos encontraron una superficie blanda, como algodón mojado.
Sentía la mano mojada con un extraño liquido que se esparcía hasta llegar a su muñeca, manchando su camisa.
El chico extendió un brazo hacia la derecha, y logro encontrar un pequeño interruptor de luz.
Lo encendió rápidamente.
Las luces del ático resplandecieron, y Tom tuvo que taparse los ojos con las manos ante la luz que embriago sus ojos.
Lentamente, retiro las manos de su rostro.
Con los ojos entornados, miro en derredor.
Había cajas, viejos muebles, un sofá destrozado en una esquina.
El ambiente era polvoriento, húmedo y viejo.
Sobre unas cajas con diarios viejos, yacía un cadáver mutilado.
Su piel era lívida y húmeda, con la sangre bajando por todo el cuerpo.
Tom se dio cuenta que lo que había tocado con las manos, había sido el rostro del cadáver.
Tenia los ojos fuera de las órbitas, unos ojos que parecían mirarlo.
Observarlo.
Tomás quiso gritar, pero parecía que su garganta se había cerrado contra su voluntad.
El olor era tan intenso que a Tom se le seco la garganta.
Era el moribundo olor a muerte que apestaba en el lugar.
-Tomás -Dijo la voz, detrás de el.
Temblando, con la piel llena de sudor, inclino la cabeza hacia atrás.
Cuando Tom miro hacia atrás, sintió como si se le llenara el corazón de hielo.
-T-t-tu....E-eres t-tu...I-i-imposible -Tartamudeo, envuelto en miedo.
Retrocedió, y apago accidentalmente el interruptor con el pie.
La luz se extinguió.
Y Tom quedo a oscuras.
El chico se poso de rodillas, dando golpes en suelo, buscando a tientas la puerta.
-¡¡Ayuda!! ¡¡Ayuda!! -Grito, llorando.
Sus lagrimas cayeron sobre la sangre fresca del cuerpo a su lado.
Sentía los latidos en las sienes.
No veía nada, no podía ver nada.
Pero le parecía ver la imagen de su padre.
Su padre, mirándolo de la misma forma que lo había mirado cuando era niño.
Mientras repetía su discurso de siempre.
"Los hombres de verdad no lloran, ¿Porque lloras, Tommy?"
Su padre, que había muerto de cáncer hace 4 años.
Parecía estar susurrándole al oído.
"Los hombres no lloran"
"Los hombres no lloran"
Envuelto en lagrimas, Tomás encontró la manilla de la compuerta.
La rodeo con sus dedos empapados y la abrió.
La escalera bajo silbando hasta llegar al pasillo.
La leve luz del pasillo entro en el ático, en angostos rizos de luz.
"Los hombres no lloran"
Tomás gateo hacia la compuerta.
Llorando.
"Los hombres no lloran"
Bajo el primer peldaño.
Pero unas manos rodearon sus tobillos y lo arrastraron dentro del ático.
Gritando con todas sus fuerzas, Tom El Grande desapareció dentro de las tinieblas del ático.
Las escaleras volvieron a subir, y con un chirrido, la puerta se cerro.
No volvió a abrirse.
...
...
Las campanas sonaron a la mañana siguiente, indicando la hora del almuerzo.
Los estudiantes salieron de las habitaciones, ansiosos de tener una excusa para no estar encerrados.
Dean, un muchacho de la clase de agua, salio caminando junto con Harry, un chico de la clase de plantas, hablando acerca de que comer en la cafetería.
Amber, una chica del poder de plantas (Mike la llamaba "Hobbit" Por su estatura) salio de su habitación hablando junto con Annie, otra chica del poder de plantas, ambas deprimidas porque Mike había pisado una rosa ayer.
En cuanto a Mike, se peinaba la cabellera rubia mientras iba caminando, espiando (Nada disimuladamente) a Annie junto con sus amigos.
Los amigos de Mike eran Elliot, Brutus, Daniel (Apodado "Danny El Monigote", por ser flaco y pálido) y por ultimo, el compinche mas cercano a Mike, Tom El Grande, aunque no habían indicios de el desde que dejo la habitación 34 rumbo a la 176, y no había vuelto.
Al poco tiempo, los 150 estudiantes habían salido de sus habitaciones y se acumularon dentro de la cafetería.
El Cocinero estaba trabajando lo mas rápido posible, chasqueando los dedos rápidamente como si bailara flamenco.
En su radio portátil sonaba una canción de rock antigua (Posiblemente un tema de Elvis)
Como bien sabemos, Jude no era fanático de las interacciones sociales, y solía comenzar a tartamudear cuando estaba en un lugar con mas de 3 personas.
Pero en esos momentos, había tanto alboroto que nadie reparo en la existencia del pelirrojo, cosa que el agradeció solemnemente.
Ordeno unas papitas y una gaseosa, luego se sentó en una mesa en la esquina de la habitación junto con Marie, que comía una hamburguesa con queso y una bebida.
Mike y sus amigos pasaron cerca de la mesa, diciendo que la comida del francés era tan deliciosa como lamer un retrete.
Todo mundo sabia que la comida del Cocinero era prácticamente perfecta, pero por alguna razón a los estudiantes les encantaba bromear diciendo que su comida apestaba.
Sorpresivamente para Jude, comenzaba a tartamudear menos.
-¿Tienen celebraciones por aquí? ¿Navidad, Halloween? -Pregunto Jude, comiendo una papita.
-Bueno...-Dijo Marie, dándole un sorbo a su gaseosa- Antes teníamos torneos entre estudiantes, pero se cancelaron luego de que un estudiante del poder de plantas decidió usar plantas venenosas, mandando al hospital a 5 chicos y chicas.
-Vaya, ¿Y no se aproxima ninguna fecha importante? -Pregunto Jude.
-La próxima semana es mi cumpleaños -Dijo Marie, sonriente.
-Mary, dije importante.
Ambos se miraron, y se destornillaron de risa.
Varios chicos de las otras mesas se les quedaron mirando.
-Dime -Dijo Marie, dejando su hamburguesa sobre la mesa-, ¿Quieres ver una película luego?
-¡Seguro! -Exclamo Jude, y se dio cuenta de que estaba hablando con demasiada emoción.
Ella rió.
-Perfecto.
-¡Miren! -Grito Mike, llamando la atención de todos- ¡Marie esta hablando con el chico pelo de cobre!
Elliot, Brutus y Danny El Monigote comenzaron a reír.
Jude bajo la mirada, súbitamente interesado en mirar la mesa.
De pronto, ya no tenia ánimos de reír.
-¿Tienes algún problema, Mike? -Contesto Marie.
Jude la miro, sorprendido.
El resto de estudiantes apoyaron la situación con un creciente "Ohhhhhh"
-Claro que si, -Contesto Mike- Ese sujeto no debería tener amigos, sabes que es un peligro, ¿Porque no te nos unes a esta mesa, cariño?
Elliot, Brutus y Danny siguieron riendo.
-Creo que con esos 3 allí, tu circo ya esta completo, "Cariño" -Dijo Marie, dándole un sorbo a su bebida.
Mike se quedo pasmado, Marie lo acababa de rechazar frente a toda la escuela.
Jude estaba mirando a Marie, totalmente congelado.
-L-le contestaste -Tartamudeo Jude.
-Pues claro, ¿Nos vamos de aquí?
Jude asintió con la cabeza.
Marie termino su hamburguesa y Jude tomo su caja con papitas, y se fueron de la cafetería.
Mike metió la mano en un bolsillo, y saco una caja de cigarros.
Elliot le arrojo un encendedor, Mike lo atrapo y encendió un cigarro.
-¡Eh, no puede fumar aquí! -Dijo El Cocinero, con acento francés.
-Calla, francés de porquería.
Mike dejo salir una bocanada de aire, que hizo que la mitad de estudiantes se pusieran a toser.
-Vamos por ellos -Dijo Danny El Monigote.
Los 4 salieron de la cafetería.
Jude iba caminando junto con Marie por el pasillo del segundo piso, cuando sintió un fuerte golpe en el estomago.
El pelirrojo retrocedió, unas manos lo empujaron y lo hicieron caer.
-¡Jude! -Exclamo Marie.
Brutus, que era casi tan alto como El Director, se aseguro de que la Pelirroja no se interpusiera.
Elliot levanto a Jude, con la ayuda de Danny El Monigote.
Mike se poso frente a el.
Jude levanto la mirada hacia el, desafiante.
La mirada de Mike se lleno de ira, y hundió los nudillos en su rostro.
Marie intento exclamar un hechizo, pero Brutus le cubrió la boca con las manos.
...
El dolor era sordo e incesante.
Jude sentía estallidos de dolor que venían de todas partes.
Hombros, abdomen, rostro.
Los puños de Mike dolían como el acero.
Llenando le la piel de hematomas y moratones.
Jude tenia los labios bañados en sangre.
Sintió un estallido de dolor en el ojo derecho, y sintió como los parpados se le inflaban.
Marie intentaba apartar a Brutus, pero el pesaba varias toneladas mas que ella.
-Esto te enseñara, Hundley, ya me contestaste aquella ves ¿Lo recuerdas? -Dijo Mike, descargando otro golpe en el rostro de Jude- Tan solo te estoy mostrando quien manda, ¿Me captas?
Jude no contesto.
Mike gruño, y le dio una patada en el abdomen.
El pelirrojo dejo salir un grito de dolor.
Sentía el cuerpo como si lo hubieran arrojado por una montaña llena de rocas.
Marie intento avanzar, pero Brutus le dio un empujón y la chica cayo de espaldas.
Los ojos de Jude se expandieron.
Sintió un escalofrió subir por su columna.
Se le fue el aire de los pulmones.
Estuvo a punto de descargar su telekinesis como una bala en el cerebro de Mike, cuando este le dio un golpe en los dientes.
Jude se tambaleo, perdiendo la concentración.
Elliot y Danny El Monigote lo soltaron, riendo.
Mike pateo a Jude por ultima vez, y los 4 se fueron corriendo.
Marie corrió hacia Jude y lo levanto.
-E-estoy...-Tartamudeo Jude, con la garganta llena de sangre.
-¡Cállate, te llevare a la enfemeria!
Sin protestar, Jude se levanto con la ayuda de Marie.
La pelirroja lo llevo rápidamente a la enfermeria, ayudándolo a caminar.
...
Elliot y Danny reían a carcajadas
-¡Viste como gimoteaba! -Exclamo Elliot, riendo, mientras imitaba a Jude- ¡No me peguen, amigos!
Los demás comenzaron a reír.
Mike se limpio la sangre de los nudillos.
-Eso le enseñara.
Los 4 se miraron.
-¿Trajeron el dinero? -Pregunto Mike- El desgraciado de Harry le subió a la hierba.
De pronto, Elliot se detuvo, y metió la mano en su bolsillo.
-Mierda, deje mi billetera en mi habitación.
Danny El Monigote suspiro.
-Venga, te acompaño, los alcanzamos luego, muchachos.
Brutus y Mike asintieron con la cabeza.
-Dense prisa, y avísenme si ven al inútil de Tomás -Dijo Mike, alejándose junto con Brutus.
Elliot y Danny El Monigote llegaron caminando a la habitación 47.
Elliot, que tenia el cabello negro y oscuro, la piel clara y tersa, se miro en el espejo de su habitación, realmente amaba su físico.
Danny le dio un golpe en el hombro.
-Date prisa, princeso, nos están esperando.
-Si, si, no te pongas a llorar.
Elliot levanto sus almohadas, y reviso bajo la litera.
No había nada, ¿Donde había dejado la condenada billetera?
-Oye, Monigote, busca por mi habitación, yo iré a la habitación de Chrissy, tal ves anoche la deje por allí.
Danny lo miro, impactado.
-¿Fuiste a la habitación de Chrissy durante la noche? Hombre, enséñame tu secreto -Dijo Danny, mientras buscaba a tientas en un baúl.
Elliot sonrió, sabiendo que en realidad solo había ido a su habitación para espiar a Chrissy mientras se bañaba.
-Ya sabes, el secreto esta en el cabello, mira y aprende, Monigote, y quizás tengas novia a fin de año.
Elliot salio por la puerta, rumbo a la habitación de Chrissy.
Tarareaba una canción alegre, preguntándose si debía llevar una cámara la próxima vez que decidiera espiar a Chrissy.
Podría ganar bastante dinero vendiendo unas cuantas fotos, ¿Porque no?
-Elliot...-Dijo una voz.
Se volteo, pero no había nadie en el pasillo.
-¿Monigote, me hablaste? -Pregunto Elliot.
-¡Nope! -Exclamo Danny desde la habitación 47.
Elliot volvió a caminar, pero volvió a escuchar la misma voz.
-Elliot...Elliot...
Inconscientemente, levanto la mirada.
Por alguna razón, su vista apunto automáticamente hacia las puertas del ático.
Sacudió la cabeza, ¿Porque estaba mirando esa puerta?
Se dio la vuelta y siguió caminando, ¿Cuanto dinero ganaría por vender las fotos de Chrissy?
Escucho una sacudida que lo hizo saltar.
Miro hacia atrás.
La puerta del ático se agitaba, como si alguien allí dentro intentara abrirla.
Se acerco a la puerta, rascándose la cabeza
Repentinamente, escucho un chirrido.
La puerta se abrió, y la escalera bajo silbando.
Aterrizo en el suelo, frente a Elliot.
Entorno los ojos, intentando ver que había allí arriba.
Pero le fue imposible, allí dentro era demasiado oscuro.
-Elliot...-Volvió a decir la voz.
Sin saber lo que hacia, Elliot subió un peldaño de la escalera.
-¿Hola? -Dijo, intentando ver quien estaba allí dentro.
-Ayuda...Me...
Elliot escucho claramente las palabras, "Ayúdame"
Subio un peldaño mas.
-¿Quien habla? -Pregunto.
Al bajar la mirada, Elliot se dio cuenta que había subido 14 escalones.
¿C-como era eso posible? Solo recordaba haber dado dos pasos.
Una mano comenzó a salir de la oscuridad del ático.
Como si pidiera la ayuda de Elliot.
-Toma...Mi...Mano...-Dijo la voz.
Elliot vacilo, sentía que debía ayudar a alguien allí dentro, pero también sentía que algo andaba mal, que no debía ni si quiera acercarse a esa mano.
Confuso, aterrado e ignorando su instinto, Elliot levanto la mano.
Las manos de ambos se encontraron, en un frió apretón.
-E-esta bien, viejo, te sacare de allí arriba -Dijo Elliot, sin estar seguro de a quien estaba ayudando.
Pero antes de poder hacerlo, la mano le tiro del brazo y lo arrastro al ático.
Elliot comenzó a gritar.
Danny miro atrás, ¿Que había sido ese grito?
-¿Ellie? ¿Te golpeaste o algo? -Pregunto en voz alta- ¡No seas niñita!
No hubo respuesta.
Se levanto, al mirar en derredor, vio que la billetera estaba sobre la litera.
Danny El Monigote suspiro y tomo la billetera.
-¡Oye, pedazo de inútil, encontré tu billetera!
Salio caminando al pasillo, cerrando la puerta.
Pero no había señales de Elliot.
Se rasco la cabeza.
"Que extraño" Penso.
Danny camino hacia la habitación de Chrissy, pero allí no había nada.
De hecho, la puerta ni siquiera había sido abierta.
¿Donde rayos había ido Elliot?
Paso caminando bajo la compuerta del ático, y algo le goteo en la cabeza.
Miro hacia arriba, con gesto de desagrado.
Algo le había caído en la frente, posiblemente era una gotera.
Se toco la frente, el liquido que le había caído era rojo y brillante, y se extendía hasta acumularse en su entrecejo.
Danny lo sabia muy bien, era sangre.
Bajo su mano, y miro hacia la silenciosa puerta del ático.
Al mirar con mas lentitud, vio que la pequeña manecilla de la puerta del ático tenia gotitas de sangre.
Danny se puso de puntillas, acerco la mirada, y observo por el rabillo de la puerta.
Al enfocar la vista, noto un ojo que lo observaba desde el ático.
Dejo caer la billetera, y comenzó a correr por el pasillo.
...
-¿Como te hiciste esto, cariño? Creo que eres el estudiante que mas veces ha estado en el hospital en el ultimo tiempo -Pregunto la enfermera, después de vendarle las heridas.
Marie y Jude se miraron.
-Caí de las escaleras -Dijo Jude-, Fue un accidente.
La enfermera suspiro, luego de cubrir una venda sobre el ojo derecho del pelirrojo.
-Bien, eso es todo, ten cuidado, unas heridas mas y parecerás una momia, tesoro -Dijo la Enfermera.
-Se lo agradezco.
Jude se bajo de un salto de la camilla, en el momento en el que sus pies tocaron el suelo, perdió la fuerza y cayo de bruces.
Si Marie no lo hubiera sujetado, se habría estampado la cara en un monitor cardíaco.
Ella le rodeo las caderas con un brazo.
-Vamos, te ayudare a caminar...¿Porque tu cara esta tan roja?
-¿A-ah? Por nada...
Marie lo ayudo a salir caminando de la enfermería.
Jude sentía dolor en todos lados, en el estomago, en los hombros, en el rostro, en los brazos, en las piernas y en el ojo derecho.
Aunque considerando lo cerca que estaba de Marie, ya ni siquiera le preocupaba el dolor.
Se sentía genial.
La pelirroja lo llevo a su habitación, la 176.
Jude se sentó sobre su litera.
-Traeré jugo, y unas galletas -Dijo Marie, apartándose el cabello del rostro.
-¿Eh? ¿T-te quedaras? -Dijo Jude.
Marie frunció el ceño.
-¿Quieres que me vaya?
-No, no, creo que me exprese mal.
Jude estaba perplejo, era la primera persona que el conocía que se quedaba junto a el por tanto tiempo.
Hasta comenzaba a creer que alguien la había retado a hacerlo.
Ella rió.
-Bien, vuelvo enseguida.
Marie dejo la habitación caminando, en busca de comida para ambos.
Jude se recostó sobre su cama.
Pensando "Que genial es no estar tan solo"
Marie avanzo por el pasillo, ¿Llevaría galletas de menta o de chocolate?
¿Porque no ambas?
Se sentía feliz, en un principio había ido a la habitación de Jude porque le preocupaba que Alice volviera y lo atacara, pero ahora se estaba quedando con el porque era un chico agradable.
Bajo por las escaleras rumbo al primer piso, y camino hasta llegar a la cafetería.
Cuando llego, pidió unas gaseosas (De 2 litros) Dos bolsas de galletas de menta y chocolate, y unas chocolatadas para ambos.
Ambos amaban el chocolate.
-Todo esto tiene suficiente azúcar como para darle un infarto a un buffalo, Mademoiselle -Dijo el Cocinero, haciendo un gran esfuerzo por hablar en español.
-Lo se lo se, si entro en coma diabetico ya sabrás porque sucedió -Bromeo Marie, mientras tomaba la bandeja llena de cosas.
El francés rió, y Marie se marcho de la cafetería con un festín completo en las manos.
Subio por las escaleras y camino por el pasillo, pasando frente a las habitaciones cerradas.
-Marie...
La chica se detuvo, y miro de izquierda a derecha.
¿Que había sido esa voz?
-Marie...Marie...-Continuo la voz.
-Mike, si eres tu te juro que te sacare los dientes -Dijo Marie, molesta.
Pero era una tontería, Mike tenia una voz clara que fingía sonar atractiva, pero que terminaba sonando como si tuviera gripe.
Sin embargo, esa voz sonaba grave y cansada.
-Marie...
Esta vez, ella fue capaz de ubicar la voz.
Venia de...Arriba.
Levanto la mirada.
Lo único sobre ella era la puerta del ático.
¿Acaso vendría de allí?
-Marie...Aquí...
La puerta se sacudió, como si algo intentara escapar.
Ella retrocedió, una bolsa de galletitas resbalo de la bandeja y cayo sobre su pie.
Un horrible chirrido recorrió el pasillo, y la puerta se abrió.
La escalera bajo de la entrada del ático y cayo frente a Marie.
Ella se quedo perpleja, ¿Acaso le estaban jugando una broma?
-Marie...-Volvió a decir la voz, pero esta vez sonó mas cercana.
Sin darse cuenta, dio un paso hacia adelante, y subió un peldaño.
-¿Hay alguien allí? -Pregunto, intentando ver a través de la oscuridad del ático.
Subio otro escalón.
-Marie...Marie...
Algo se movía entre la oscuridad, una figura mórbida, contorneándose desagradablemente.
El olor le entro a nariz.
Un olor a podrido tan intenso que ella estuvo a punto de vomitar.
Ella se tapo la nariz con las manos, dejando caer accidentalmente la bandeja.
Las bebidas cayeron por los peldaños, junto con las chocolatadas y las galletas.
-Diablos -Dijo en voz baja, al mirar hacia abajo.
Se dio cuenta que estaba a la mitad de la escalera, ¿Como había subido tantos peldaños tan rápido?
Al levantar la mirada, unos brazos emergieron de la oscuridad y la tomaron de los hombros.
Atrayendo la hacia la oscuridad del ático.
Marie comenzó a gritar, y dar patadas.
Ese olor horrible se hacia mas y mas intenso.
-¿Q-q-quien eres? -Logro decir Marie.
La figura que la sostenía cada vez se hizo mas nítida.
-Tu Director me conoce muy bien.
Marie dejo salir un grito, los dedos del hombre se le hundían en los hombros.
La mitad de su cuerpo ya había entrado en el ático, y la escalera bajo ella comenzaba a plegarse y a subir.
"¡No, no, no, no, no!" Se dijo en su mente.
 La oscuridad se cernía sobre sus ojos.
La arrastraba hacia un lugar del que si entraba, nunca saldría.
Marie intentaba teletransportarse con su magia, pero no funcionaba, como si esas manos le quitaran los poderes.
Ella logro extender las piernas, y arrojar una patada hacia adelante.
La patada dio en una pared, impulsándola hacia atrás.
Las manos la soltaron, y la pelirroja cayo fuera de la entrada del ático.
Su cuerpo hizo un ruido seco al caer en el pasillo, dándose un golpe en la nuca.
Marie se levanto, aturdida.
Vio que algo comenzaba a bajar por la entrada del ático, y comenzó a correr.
Tropezó con la bandeja de comida y se fue corriendo por el pasillo.
Detrás de ella, escucho como alguien bajaba corriendo del ático.
Algo estaba tras ella.
El corazón le latía con ímpetu en el pecho, escuchaba los latidos en las sienes como tambores en los oídos.
Unos pasos avanzaron a toda velocidad detrás de ella.
Marie escucho como una bota aplastaba una bolsa de galletas.
Es rápido, es demasiado rápido.
Los pasos se acercaban mas y mas.
Marie sintió el toque frió de unos dedos sobre sus hombros, justo antes de doblar hacia la izquierda y entrar de un salto en la habitación 176.
Cayo rodando dentro de la habitación.
Jude se levanto de un salto.
-¿Mary?
La pelirroja se levanto de un salto, tomo la perilla de la puerta con ambas manos y la cerro de un portazo.
Todo su cuerpo sudaba, ella respiraba agitadamente como si acabara de correr una maratón.
Jude se levanto y camino cojeando hacia ella.
-¿Q-que paso? -Dijo el, vacilante.
Ella lo miro, tenia el pelo pegado en la frente.
-H-h-habia...U-un....
No logro encontrar las palabras adecuadas, y apoyo la cabeza contra la puerta, sin soltar la manilla.
...
A Jude le tomo varios minutos convencerla de que soltara la puerta, y le contara lo que paso.
Y no lo hizo hasta que Jude apoyo un mueble contra la puerta.
-Ahora dime, ¿Viste? -Pregunto Jude, intentando sonar reconfortante, aunque estaba casi igual de nervioso que ella.
Ambos se sentaron sobre la alfombra (Jude había puesto una nueva alfombra color rojo, después de haber perdido la anterior al arrojarla por la ventana)
Marie se mordía las uñas de forma inquieta, mirando ocasionalmente a la puerta.
Ella le contó la historia, las manos del ático y la voz, esa oscura voz...
Para cuando termino, se levanto las mangas de los brazos, mostrando los moratones amarillos y purpuras con formas de dedos, como si se hubiera atrapado los brazos con trampas para osos.
-D-diablos -Fue lo único que Jude pudo decir, aun desconcertado.
Ella lo miro a los ojos, como si le pidiera ayuda, pero se le hubieran agotado las palabras.
Pero Jude no era bueno reconfortando a las personas, por lo que su boca se movió por si sola, empeorando las cosas.
-D-debió de ser el traidor, ¿No es así? -Dijo Jude, y un instante después quiso saltar de un puente.
Lo ultimo que Marie necesitaba era que le preguntaran lo obvio.
Ella sacudió la cabeza, en señal de negación.
Jude arqueo las cejas, sorprendido, ¿Si no era el traidor, quien estaba dentro del ático?
De pronto, un recuerdo se asomo por la mente de Jude, como si su cerebro se hubiera animado a contestar la pregunta.
"La academia tiene dos enemigos, uno es Derek, y el otro esta entre nosotros" Habia dicho el Director aquel día.
Otra vez, ese nombre volvió a aparecer, Derek.
El Pelirrojo solo conocía la mitad de la historia, pero sabia que había atacado la escuela durante 1992, y ahora había vuelto, mas de 20 años después, aliado con un traidor entre los estudiantes.
¿Pero, seria posible que el mismísimo Derek estuviera oculto dentro del ático?
Jude miro a Marie a los ojos.
-Escúchame, ¿Como sabes que no era el traidor el que estaba allí dentro, acaso viste su rostro? -Pregunto Jude, temiendo estar presionándola demasiado.
Ella bajo la mirada, como si la idea de seguir pensando en eso la atormentara.
-N-no estoy segura de lo que vi...Era humano, no cabía duda, pero de cierto modo, era todo lo opuesto...¿Entiendes lo que quiero decir?
-¿A que te refieres?
Marie se mordió la uña de pulgar.
-Jude, se que sonara a una locura, pero allí dentro...Fue como mirar al pasado.
El pelirrojo se quedo pasmado.
-Se que es una tontería, pero debes creerme, mira...Yo...Allí dentro, fue como si hubiera algo que estuviera reviviendo mis peores miedos, algo que supiera todo de mi.
Ambos se quedaron en silencio, un silencio largo y expectante ante las siguientes palabras.
Jude estaba congelado, intentando encontrar la respuesta mas lógica, ¿Acaso había un poder capaz de utilizar tus propios miedos en tu contra?
Algunos chicos de hipnosis eran capaces de proyectar sueños, y quien sabe, tal vez pesadillas, pero todo mundo sabe que sus proyecciones eran solo eso: Proyecciones, carentes de masa, carentes de vida, una ilusión no puede tocarte, una ilusión no puede hundir sus dedos en tus hombros.
Entonces...¿Que poder tenia el hombre del ático? ¿Que poder tenia Derek?
El pelirrojo, sin siquiera saber lo que hacia, rodeo a Marie con sus brazos, intentando consolarla.
Ella apoyo su cabeza contra su pecho, tan cansada que ya no quería ocultar las lagrimas.
-I-iremos al ático -Dijo Jude, como si su boca hubiera comenzado a hablar por su cuenta.
Marie levanto la vista rápidamente, clavando sus ojos celestes en los de Jude.
-¿N-no me escuchaste? M-me salve por unos pelos de salir de ese ático, dudo ser capaz de acercarme a esa puertesilla sin volverme loca, sin revivir mir miedos...
Jude la soltó, y le limpio las lagrimas con la muñeca.
-Escúchame, ¿Recuerdas a Derek, el hombre del cual nos hablo el Director?
Marie asintió.
-Creo que...Es el quien esta allí arriba, si vamos juntos, tal ves podamos...
-¿...Vencerlo? No lo creo, cuando subí vi muchas cosas, y ninguna de ellas podía ser derrotada, y lo dice una maga grado 3.
-Pero no me tenias a mi.
Ella pareció pensativa, como si la participación de Jude pudiera inferir en algo.
-Es una locura, se que lo sabes.
-Estoy seguro que puedes teletransportarnos fuera si algo sale mal -Dijo Jude, perplejo ante su propia valentía.
Los ojos de Marie se llenaron, repentinamente, de confianza.
De pronto, parecía mucho mas segura que antes.
Se limpio las mejillas con la manga de su pijama.
-Bien...Suena bien...-Dijo ella.
Y Jude se sorprendió ante lo mucho que ella comenzaba a confiaba en el.
El pelirrojo se levanto, y ella lo imito.
-Vamos.
Salieron de la habitación, y después de dar los primeros pasos por el pasillo, se detuvieron.
La puerta del ático estaba abierta, con las escaleras plegadas hacia el suelo.
Sobre los viejos peldaños de madera, había un muchacho alto y de cabello rizado que subía la escalera, atraído ante una voz.
Los ojos de Marie se extendieron.
-¡Hey, no subas allí! -Exclamo ella, pero ya era demasiado tarde.
El muchacho la miro, confuso.
Acto seguido, una mano emergió de la entrada del ático.
Rodeo el cuello del chico, y lo llevo de un tirón hacia el ático.
El muchacho grito, pero en el momento en el que fue succionado dentro del viejo desván, sus gritos se disolvieron como arena en el viento.
Marie y Jude se miraron.
De pronto, el pelirrojo ya no tenia tantos ánimos de ver que había allí dentro.
La pelirroja pareció captar esto, y lo tomo de la muñeca.
-No hay tiempo que perder, si Derek esta dentro del ático, lo sacaremos a patadas de nuestra academia.
Llegaron caminando hasta las escaleras del desván.
Jude miro hacia arriba, la entrada en el desván era un agujero rectangular en el techo, del tamaño de una televisión.
Se miraron una vez mas.
Sin darse cuenta, Jude comenzó a subir las escaleras, apoyando las manos en el barandal de madera.
Marie subió detrás de el.
Esa escalera tenia solo 15 escalones, pero parecía eterna, como una escalera al cielo.
La idea se le hizo extraña, "Una escalera al cielo", no tenia idea de porque ese pensamiento había aparecido en su cabeza, Jude sabia que venia de su mente, pero el pensamiento no parecía suyo en lo absoluto.
Sentía una sensación extraña, se sentía como si alguien estuviera revolviendo cosas dentro de su mente.
Se hizo un pequeño corte en la mano con una astilla del barandal.
-Ouch -Murmuro, mirando su mano y bajando la mirada.
Al mirar hacia abajo, se dio cuenta que ya había avanzado la mitad de las escaleras.
¿Como había subido las escaleras tan rápido?
Era casi como el tiempo allí pasara el doble de rápido.

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