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A R M O R
Thiam















Quizás si no fuera víctima de un trastorno mental la situación no habría llegado tan lejos, pensaba que de cierto modo podría haber razonado mejor o incluso no cerrarse ante la posibilidad de haber malinterpretado aquellas fotografías. No, no y no, él no debía sentirse culpable por su reacción, una parte de sí (tal vez la que aún era dominada por el TEI) le murmuraba, más bien le exigía, no sentir ninguna clase de arrepentimiento por explotar. Al principio le pareció correcto, asemejarse a un trozo de hielo que sin importar lo mucho que lo rompieran este seguiría quemando la piel de quien se atreviera a tocar uno de sus trozos, por muy diminuto que fuera, lastimar no dejaba de ser uno de sus objetivos ¿Por qué usar un gélido objeto como sinónimo de su actuar? Para él, era como poner una barrera alrededor de su corazón herido, creyendo así que la helada opción tendría el poder de sellar las fisuras que se formaron durante su última pelea con Theo.

No pudo detener las grietas, pero al menos podía congelar sus restos para evitar que estas se siguieran extendiendo

Sin embargo, otra parte de su ser le suplicaba que no siguiera haciéndose daño escuchando al fantasma de su trastorno, tenía una batalla constante consigo mismo, de a momentos cediendo a los deseos coléricos de su mente y perdiendo el total control de sus acciones, llevándolo a donde está ahora, el dolor en sus manos recordándole lo débil que era por no poder manejar las situaciones complicadas sin dejar que su enfermedad tomara posesión de su mente y cuerpo, la sentía llegar como una onda de calor que rápidamente se fusionaba con sus articulaciones, nublando su mente e introduciéndola en un estado de letargo que solo reaccionaba cuando lo peor ya estaba hecho, entonces el fuego disminuía sus llamas hasta extinguirse por completo y sus ojos, azules platinados, volvían a tener ese brillo de humanidad que había sido apagado por la fiereza de su enojo.

Estaba consciente de que no era a prueba de balas a pesar de ser un hombre lobo, aunque le otorgaba algo de ventaja a la hora de ser lastimado físicamente no significaba que no pudiera sentir el escozor de las heridas; sanaba es cierto, más rápido de lo normal, un poder que muchos desearían tener y aun así tenía su desventaja, lo único que su especial habilidad no podía curar era su corazón destrozado. "El dolor emocional, ese es el dolor que perdura" Cuando le escuchó a Theo esas palabras por primera vez no pudo darle la razón, porque no se puede comprender algo que no se ha vivido, pero ahora lo entendía más que nunca: ni siquiera su habilidad de sanación era capaz de llenar el vacío que ahora tenía por dentro.

Escuchó gotas caer al suelo y de pronto un ardor viajó hasta sus manos, perdido en sus pensamientos, la ansiedad causada por no poder controlarse mezclada con el enfado de una calurosa discusión había hecho acto de presencia llevándolo, sin darse cuenta, a clavar sus garras en sus palmas tratando de hallar una forma de mantenerse atado en la tierra y no acabar cambiando el intenso azul de su mirada por la tonalidad dorada que, en su condición, solo podía transmitir aires de furia.









[...]











—Liam...

—¡Ojalá te hubieras quedado en el infierno! — vociferó cerrando sus puños y esforzándose por no mover sus pies hasta el castaño. Si le afectaron sus palabras no permitió que él lo notara.

—Solo escúchame— pidió lo más calmado que pudo, no quería igualarse al beta y provocar una ira mayor a la que irradiaba.

—¿Y darte la oportunidad de seguirme mintiendo? — expresó apretando los dientes — Lo que bien se aprende nunca se olvida, ¿no?

Musical Stories || ThiamWhere stories live. Discover now