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—¡Lo siento! — ese gemido quejumbroso se escucha salir de sus labios. El omega, se escucha tan desesperado, se ve tan desastroso como esos rizos saltando en su cabeza, como ese cuerpo delgado y pequeño corriendo por cada calle, maldiciendo una vez más el momento en que el alfa Jung decidió llamar, pidiendo empedernidamente su presencia en la salida del edificio.

Una vez más, el secretario Kim se disculpo con un transeúnte, se disculpo con fervor cuando corría calle abajo, sintiendo ese omega en su interior desesperado, aullando y batiendo la cola como un animal salvaje, como un animal tan primitivo. 

—¡Disculpe! — su voz se escuchó una vez más, su cuerpo rebotó de nuevo mientras las feromonas de su glándula luchan por salir, luchan con el inhibidor y las pastillas. Luchan por mostrar el miedo y ansiedad. 

¡Jodida mierda! pensó el omega cuando logro reconocer ese mercedes frente al edificio, cuando logró reconocer a ese alfa con olor a café y a varios compañeros de trabajo escoltando a su jefe.

A ese alfa narcisista que acompañó por años.

Solo un poco más. Repetía en su cabeza cuando su tobillo se torció.

Solo un poquito más. Repetía cuando el lobito en su interior se tapaba los ojos con las patitas, a la espera un golpe contra el suelo.Después de todo, el secretario Kim era tan torpe para algunas cosas sencillas, como respirar. ¿Cuántas veces casi muere por dejar de hacerlo al dormir? ¡Demasiadas!

Solo un poquitico más. Gritaba en su interior cuando el lobito se lamía, revoloteaba meneando la colita de lado a lado, bailando como sólo el puede hacerlo en una situación así. Un omega varón señores, un auténtico y desastroso omega varón. ¡Qué la Diosa lo ampare!

— Iremos a su residencia ahora. — casi gritó luego de ver al vicepresidente abordar el auto. Casi se desmayó al ver al alfa con olor a café, con esa expresión chistosa señalando su cabello y ropa. 

Casi desea huir cuando su glándula logró darle un poco de lucha al inhibidor y las pastillas. 

Casi, deseó llorar cuando abordo el auto junto al alfa Jung rumbo a la residencia del mayor, gélida y elegante. 

—Usted habló como si fuera a ir solo a casa jefesito ¿Por qué vamos juntos de repente? — El desconcierto era latente, intenso como su corazón palpitando fuertemente. ¿Cuándo fue la última vez que ambos almorzaron en casa del vicepresidente?

Hace mucho.

—Un gran progreso. 

—¿Qué? 

[...]

El sol de mediodía dejo de ser el acompañante perfecto para ese par en medio del patio, en medio de la entrada frondosa y verde de la familia de sangre pura. En medio de esos olores, de ese silencio extraño en el camino. 

— No soy alguien que da segundas oportunidades. — La voz ronca llegó hasta los oídos del secretario Kim. — Pero, especialmente al secretario Kim, quiero darle una oportunidad más.

Una segunda oportunidad en su vida. 

—¿Qué? — El omega y su lobito estaban definitivamente igual de confundidos. Uno con las cejas elevadas y otro mordisqueándose la patica.

—Esta oportunidad no volverá ocurrir en tu vida, así que deberías estar agradecido; ¡Te ascenderé a una posición de director!

—¡¿Qué?! 

—Si tienes demasiado trabajo contrataré a otra secretaria bajo tu mando, y la compañía cubrirá los costos. Si quieres, puedo comprarte una casa con mis propios fondos personales. ¿Te encargaste de todas las deudas que tienes en casa? Yo incluso me encagaré de esas deudas. Entonces, aclarado esto, a partir de ahora trabaja con mejor esmero.

SECRETARIO KIM. [HOPEV] [OMEGAVERSE]Where stories live. Discover now