Capitulo 9: Pasos a Seguir.

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POV, Normal.

La Horda había perdido, fue esa la noticia que Teron Sanguino llevó a Draenor. Cuando Khadgar destruyó el portal en Azeroth, la descarga de energía arcana también se dejó sentir en el mundo de los Orcos, y el portal de Draenor explotó en una explosión de segadora magia.

El marco físico del portal, construido por los Orcos, se derrumbó al instante, no había forma de escapar del moribundo mundo de la Horda. Tras tanto derramamiento de sangre, los Orcos no habían conseguido nada.

Apenas tenían comida y ningún enemigo al que combatir, solo les quedaba una muerte lenta y agónica. Algunos de los Clanes más poderosos permanecían todavía en Draenor, como ya había sucedido antes, en la primera guerra.

La sed de sangre los consumirá poco a poco.

Cada vez quedaban menos, pero seguían siendo esclavos de su ira. La derrota de la Horda en azeroth no hizo sino incrementar su furia, la Horda se consumiría así misma.

Era solo cuestión de tiempo.

Los remanentes de la Horda que continuaban en Azeroth sin embargo, tuvieron mejor suerte.

Kilrogg y los Foso Sangrante, no llegaron a tiempo a la Cumbre Roca Negra para ayudar a las tropas de Martillo Maldito. Pero fueron testigos en la batalla durante que algunos soldados de la Horda atravesaban el Portal Oscuro.

Kilrogg deseaba regresar a Draenor, pero el ejército de la Alianza le cortaba el paso. El cabecilla prefirió no arriesgar con una carga suicida y se retiró junto con su Clan. Los Orcos desaparecieron entre las espesuras al norte de la puerta, desde donde planearon su siguiente movimiento.

Al igual que los Foso Sangrante, los Faucedraco llegaron tarde para ayudar a Martillo Maldito, apesar de sus bajas y sus pocas bestias de guerras disponibles. Recuperar el honor valía la pena el riesgo.

Tras el triunfo de la Alianza, los Orcos se retiraron de vuelta a su bastión y se encerraron en la antigua fortaleza.

Donde continuaron criando y doman a los dragones rojos. Si la Alianza descubre su presencia, al menos los Faucedraco podrían defenderse.

Un pensamiento, demasiado optimista.

Dal'rend, Maim y el resto de supervivientes del Clan diente negro también continuaban con vida. Estos Orcos llegaron a la montaña Roca Negra cuando la Horda ya había sido derrotada. El Clan se reunió con otros pocos supervivientes, pertenecientes en su mayoría al Clan Roca Negra, y espero a la Alianza retirara sus tropas de la región.

Con el camino despejado, los Orcos regresaron a la cumbre y tomaron el control de la fortaleza. Dal'rend y Maim culparon a Martillo Maldito de la derrota de la Horda, pues detestaban desde que mató a su padre en el Mak'gora.

Los hermanos se plantean reformar la Horda a su manera, pero necesitaban tiempo, poco a poco retomaron contacto con otros supervivientes para tratar de sumarlos a sus tropas.

Kilrogg los ignoro, el cabecilla de los Foso Sangrante conocía su destino. Y este no residía en la falsa Horda de Dal'rend y Maim,

Por otra parte los Faucedraco si prestaron su apoyo a los Orcos de la Cumbre Roca Negra, incluso llegaron a ofrecer sus dragones esclavizados a Dal'rend y Maim si algún día los necesitaban.

Otros miembros se dispersaron por la espesura, algunos viajaban en manadas, otros iban solos.

Uno de los supervivientes solitarios era Eitrigg, el antiguo cuidador de Garona. Tras la derrota, el Orco recodo las palabras sobre las fuerzas oscuras que manipulaban a los Orcos.

Un Señor Supremo en AzerothWhere stories live. Discover now