✱| THREE: El interludio entre el atardecer al anochecer.

446 98 24
                                    

Al amanecer Shouto no se sintió confundido sino ansioso de que la noche llegara.

—Buenos días. —Saludó llegando al comedor donde la pareja le saludó con normalidad, era mediodía y el heterocromático siempre bajaba a esas horas cuando el solo ya había saludo del horizonte y se encontraba en el punto más alto del firmamento.

—Buenos, ¿vas a salir? —Cuestionó el rapado, Shouto negó.

—No, hoy no solo quiero quedarme aquí y estar en el jardín ¿puedo? —Se removió en su lugar esperando una respuesta por parte de la pareja y es que a pesar de estar viviendo en esa casa no se había detenido a mirar el jardín bien cuidado de la rubia.

Los colores que gobernaban el patio estaban fuertemente contrastados desde los apasionados rojos hasta lo puros blancos, sonrió levemente por lo extrañamente gracioso que se vería sentado afuera rodeado de flores del mismo tono de su cabello.

—¿Qué pregunta es esa? —Camie se escuchó indignada— ¡eres nuestro invitado tienes permiso de andar por la casa a tus anchas! —Exclamó como si fuera lo más evidente tanto como su honesto enamoramiento por Inasa.

—Gracias... —Susurró tomando un cuaderno con el que salió de su cuarto— entonces me quedaré fuera un rato. —Avisó saliendo del comedor para ir al patio y tomar aire fresco.

Cuando encontró un lugar donde la tierra era menos se quedó escondido entre los altos árboles de pino que Camie había plantado dejó reposando su cuaderno —uno muy especial lleno de su esencia— en su regazo y comenzó a trazar una mirada rasgada y llena de color, las rosas a lado del chico parecían mirar con detenimiento como se concentraba en detallar la mirada del cenizo y es que Shouto no quería olvidarlo sí un día lograba encontrarlo debía recordar con sumo detalle cómo era y teniendo un retrato de él no podría olvidarlo.

Incluso si lo días pasan y no se encuentra con él su imagen lo acompañará en los recorridos del lienzo y trazo, en el centro de su memoria.

Pasó un rato más recostado luego de acabar su retrato, acariciando con delicadeza los tallos de las rosas y claveles hasta recorrerlos con la yema de sus dedos dándoles a entender que los cuidaba, así como ese joven había recorrido la extensión de su piel expuesta.

El recuerdo le hizo sonreír y sentirse un poco avergonzando con el rosado cubriendo sus mejillas, a Shouto no le importaba mucho sonrojarse era una expresión de su cuerpo cuando los abrumadores sentimientos se dejaban exponer en su piel, coloreándola del color más fuertemente arraigado a la vida.

El rojo.

Delineó sus mejillas con su dedo índice sin pena de que alguien a través del rejado lo viera tratarse con cariño o más bien buscando con su propio toque la misma sensación que le dejó el tacto del rubio, llevó el dorso de su mano a su rostro y su propia calidez le hizo suspirar con mucha serenidad, ese fue el calor que compartió con ese chico y lo que le hizo soltar el aire contenido.

Dios... —Susurró alejando su mano de su rostro dejándola caer contra el césped que cubría el patio— estas teniéndome en tus manos y no sé ni quién eres o que quieres... —Balbuceó mirando otra vez ese dibujo sonriendo sin poder contenerse.

Ahora menos que nunca quería irse, no hasta tener su respuesta.

Ahora menos que nunca quería irse, no hasta tener su respuesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dreams ✱ BKTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora