❝Like a Soulmates❞ [UsaMex]

●[ Única parte ]●

Malo hubiera sido no haber salido a aquel pequeño balcón, donde abundaba la fragancia de los rosales que rodeaban aquel pequeño pero hermoso lugar, donde justo al medio pudo alcanzar a ver a otro chico, el cual lloraba en silencio con la mirada baja, donde solo las estrellas podían ver su dolor, hasta que México llegó, observando aquel escenario donde USA era el protagonista de tan melancólico ambiente.

Ambos se miraron con nervios y preocupación, en una mirada donde con solo un par de segundos ellos se sintieron conectados, una mirada que solo ambos podían entender, uno lamentando a la luz de la luna y el otro presenciando el dolor de aquel joven de gafas oscuras, era como si estuvieran en otro lugar, en otro ambiente, como si la fiesta que había tras las puertas de cristal hubiese sido tan solo un sueño.

Ambos antes de poder decir una palabra bajaron la mirada, mientras que el melancólico chico se ponía de nuevo las gafas de sol, que al parecer ocultaban la mirada de tristeza que había en él; México lo volvió a mirar y se acercó, sentándose al lado algo nervioso, no podía solo dejarlo ahí e irse, como muchos antes lo hicieron.

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USA salía de aquel pequeño balcón, donde observó como un par de aquellas rosas estaban menos cuidadas que el resto, saliendo dirigido a ir a por agua para estas mismas.

Comenzó a caminar por el pasillo del lugar, donde observó con melancolía la habitación más cercana al balcón, tratando de ignorarla y seguir con su camino.

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USA tarareaba una canción mientras cocinaba, manteniendo un ambiente relajado y con un aire solitario, cuando en la sala entraba México algo indiferente, saludando al chico y abrazándolo por la espalda. USA sonrió, una vez más su querido novio lo abrazaba con ternura y calidez, para él era un sueño hecho realidad.

Minutos más tarde se encontraban sentados en la mesa, mirándose fijamente mientras México como siempre daba el primer bocado, disfrutando de la comida que había preparado, una vez más USA impresionaba a México con su habilidad en la cocina, no solo sabía delicioso, se veía hermoso, ambos continuaron comiendo juntos, hasta que el reloj marcó la hora, y ambos se dirigieron a la habitación para descansar.

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Ahora el chico de gafas oscuras caminaba por los pasillos de la casa, caminando en un profundo e intrigante silencio, donde poco a poco tomaba cosas del lugar, fotos, prendas de vestir y una regadera, la cual luego de cruzar el largo pasillo y llegar a la cocina llenó con agua, algo tembloroso.

Dejó las prendas sobre la mesa, sin expresión alguna, con solamente una mirada de angustia y duda, observó el lugar, más a detalle la mesa en la que anteriormente había dejado las prendas, donde él y su amado México habían cenado cada noche, tomó algo de un cajón, añadiendolo a la variedad de cosas que llevaba ya; acto seguido de ello salió de la cocina, regresando por el pasillo que acababa de cruzar.

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Dentro de aquella habitación había un par de enamorados, los cuales le daban un ambiente meloso a la habitación, dándose abrazos, mimos, besos y caricias, como una pareja perfecta, solo como ellos lo eran.

México abrazaba a USA mientras él estaba acurrucado a su lado, se sentían cómodos y seguros, ambos eran el apoyo del otro, ambos eran la mitad del otro.

Ambos estaban convencidos de que eran la pareja perfecta, de que su relación era hermosa y siempre lo sería, porque USA era de México y México era de USA, nadie podía cambiar eso, sus manos, sus cuerpos y sus almas encajaban a la perfección y ambos lo sabían, estaban hechos el uno para el otro, eran almas gemelas.