Dulce.

411 33 10
                                    

No pude cumplir mi promesa sobre lo de no desaparecer.

Hacía un par de semanas recibía mensajes de preocupación de Akira pero yo no respondía ninguno. La verdad es que había tenido muchísimo trabajo y llegaba extremadamente cansado a casa, además, últimamente las peticiones online para que "despertaran mi corazón" me estaban abrumando. La gente me odiaba y, aunque eso no era nada especialmente nuevo, esta vez estaba afectando a mi carrera profesional y eso me preocupaba.

Esa noche recibí un mensaje de madrugada y me desvelé.

Akira: "Ya estoy cansado, Akechi"

Él raramente me llamaba por mi apellido, principalmente lo hacía cuando estaba enfadado o cuando no estábamos solos; así que supuse que ya se había cansado de mi repentina desaparición.

Akechi: "Son las 3 de la mañana, ¿estás mal de la cabeza?"

Akira: "Ahora sí me respondes... ¿No?"

Akechi: "He estado muy ocupado y mañana tengo entrevista a primera hora, necesito dormir"

Akira: "Necesito hablar contigo, mañana a las 20.00 en el bar de Jazz de siempre... Si no vienes, no te esfuerces en volver a contactar conmigo"

Akechi: "No puedo"

Akira: "Tú decides"

Mentiría si dijera que mi corazón no se aceleró por completo. Caminaba de un lado a otro en mi cuarto sin saber muy bien qué hacer. Una parte de mí deseaba salir e ir a casa de ese idiota a patearle el trasero; y la otra parte de mí necesitaba un abrazo urgentemente.

Cogí el teléfono y miré el chat de arriba a abajo. La ansiedad me estaba comiendo. Mañana era viernes así que después de la entrevista podría ir a recoger a Akira al Instituto... Estaba bastante lejos pero quizá sería una buena forma de demostrar que lo sentía.

Al día siguiente cumplí con mis obligaciones y después de una horrorosa entrevista dónde intentaban dejarme en ridículo con las últimas noticias sobre The Phantoms, cogí el metro dispuesto a sorprender a Kurusu.

Llegué allí y esperé en la puerta viendo cómo salían decenas de alumnos. Lo vi salir con su grupo de amigos y estaba ahí, sonriendo, riendo a carcajada limpia sobre cualquier absurdo tema. Me quise acercar pero supuse que arruinaría el momento. Entonces, Ann me vio y discretamente señaló hacia dónde me encontraba para que su amigo mirara hacía atrás sin que nadie se percatara.

Él me miró fríamente, cambiando su cara por completo. Sin duda, lo había arruinado. Suspiré y comencé a caminar en dirección contraria, hasta que noté como alguien me agarraba.

- ¿Por qué te vas? - dijo una voz femenina que conocía bastante bien.

- No quiero molestar - al responder miré hacia atrás y vi a Ann con cara de molestia.

- ¿Sabes que lo ha pasado muy mal, no? ¡Lo mínimo sería disculparte!

- ¿Qué? - me sentí absurdamente molesto por las palabras de Ann, pero no tenía excusa, tenía razón.

- Lo que has oído... ¿Sabes que él continuamente te defiende de lo que dice el resto? No deja que ninguno de nosotros digamos nada malo de ti aunque te lo merezcas. Se merece una disculpa, ¿no crees?

Suspiré y volví a mirar a Kurusu. Estaba en la entrada, apoyado a la pared esperando. El resto ya se había ido así que no perdía nada por intentarlo.

- Tienes razón... - le respondí a Ann a regañadientes y ella sonrió complacida.

Me acompañó agarrándome del brazo, como si fuera a escaparme o algo parecido y me soltó al llegar a dónde se encontraba él. Empujó a Akira con la cadera y se despidió con una sonrisa haciéndole señas a Mona para que la siguiera.

From Enemies To LoversWhere stories live. Discover now