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- ¡Atrapen a ese mocoso!
Corrió esquivando a las personas aferrándose a sus tres manzanas robadas. El aire comenzaba a faltarle y estába a punto de rendirse pero alguien le susurró que no se detuviera, esa voz le dijo que luchara, que siguiera adelante y el niño así lo hizo... Se metió en un pequeño callejón sin salida y el miedo llegó a su cuerpo cuando el hombre a quien le robó le gritó otra vez.
- ¡Maldito ladrón! -se sostuvo la espalda con su mano izquierda mientras lo señalaba con la derecha y su respiración se tranquilizaba- ¡Hare que te corten la mano por ésto!
El niño chocó con la pared cuando retrocedió sus pasos, gracias al pequeño impactó su cuerpo saltó por la sorpresa logrando que las manzanas cayeran al piso. Tenía miedo, mucho miedo y no podía hacer nada por escapar
Tranquilo...
Sus ojos se expandieron con sorpresa al escuchar esa voz ahora más clara
Estoy aquí no temas... Respira
Su cuerpo completo dejó de temblar y su respiración se estabilizó
- ¡Devuelveme mis manzanas mocoso!
No lo escuches... Cierra los ojos mi niño...
No supo en que momento se encontraba con los ojos cerrados pero casi chilla al escuchar como aquel hombre gritaba pero no era un grito como los de antes... Era uno más desgarrador
¡No mires!
La voz le gritó cuando intentó abrir los ojos, el niño se asustó y su cuerpo volvió a temblar. Afortunadamente para el pequeño, su temblor no duró mucho gracias a esos brazos que envolvieron su cuerpo
Escúchame pequeño... En éste mundo hay personas malas, buenas y suertudas
Quería llorar, nunca antes fue abrazado y al sentir tan hermoso calor y palabras tranquilas sin gritos involucrados lograron que su corazón latiera con fuerza
Eres una buena persona... Lo se porque siempre estuve contigo. Robar no es malo si tus intenciones siempre fueron buenas, solo tenías hambre ¿verdad?
- S-si...
Mi niño hermoso no temas... Tu Ángel guardián está aquí para protegerte y amarte por la eternidad
Desde ese momento al pequeño nunca lo volvieron a ver por ese pueblito. Desde ese día el pequeño nunca volvió a robar para comer pues al despertar siempre tenía lo que necesitaba para llenar su pequeño estómago... Desde entonces el pequeño ya tenía a alguien que lo cuidaba y amaba
Un año después el niño ya acostumbrado con la presencia del Ángel decidió iniciar una de las tantas pláticas que ambos tenían
