Filthy; draco malfoy [traducción]

reperio fordus

lorenzo berkshire

Son las 4:36 a.m. Blaise y Onyx están profundamente dormidos, no hay señales de Draco. Pero puedo suponer que se quedó en la habitación de Lucille una vez más.

No puedo dormir. Algo no sé siente bien. Me sacudo y giró sobre mi cama, tratando de deshacerme de la incomodidad mezclada en mi cuerpo.

Pero no pude.

Había algo mal con Lucille y yo lo sabía; lo sentí.

Lo sentí en el momento en que toqué su mano durante la cena.

Pero simplemente no podía meter mis malditas manos en eso.

¿Qué podría estar mal con Lucille?

Estaba preocupado, ¿estará enferma? ¿tenía algo que ver con los mortífagos?

Mi mente corrió a mil por hora cuando de repente una lechuza se acercó a golpear la ventana con su pico, llevaba una carta con un sello bastante familiar.

Salté de la cama y abrí la ventana, tomando la carta que tenía para ofrecer.

LORENZO BERKSHIRE

[ABRIR INMEDIATAMENTE]

Le di la vuelta al sobre y vi la 'M' de cera sellada en la parte superior. Esto parecía una emergencia.

Mientras me sudaban las manos, abrí el sobre y desdoble el pergamino.

Querido Lorenzo Berkshire:

Me disculpo por despertarte tan tarde, pero siento que tampoco has podido dormir. Necesito que vengas a la mansión de inmediato. Esto no puede esperar. Usa como transportador la cuchara de plata y ven tan rápido como termines de leer esto.

Deshazte de esta carta. Haz lo que tengas que hacer.

Y ven solo.

Cordialmente;

Narcissa Malfoy.

No lo dudé. Rompí la carta y me moví rápido. La tiré a la basura y me puse una camisa. Agarré mi varita y busqué la cuchara de plata en el cajón de mi mesita de noche. Tan pronto como la encontré, la levanté en el aire y me transporte de inmediato.

Ocurrieron los giros y las sacudidas a mi alrededor, el aire me azotaba brutalmente en todas las direcciones.

Aterricé a salvo frente a la Mansión Malfoy. Deslicé la cuchara en mi bolsillo y corrí hacia la puerta principal.

Ésta se abrió tan pronto como puse un pie cerca de ella. Entré y la mansión estaba en silencio y poco iluminada.

—¿Narcissa? —grité.

No hubo respuesta.

—¿Hola?

—Estoy en el comedor. —Le tembló la voz. Corrí y vi a Narcissa sentada en la cabecera de la mesa con un vaso y una botella de bourbon.