Lee Minho odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan antipático, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Christopher Bang, para que sea el no...
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—Despaaaacirooooou, nananara nanananana burirou–
—Changbin, mi amor, ¿podrías dejar de cantar eso?
—¡Es el nuevo hit, príncipe!
—Me estás rompiendo el oído.
—Grosero.
Felix le sonrió a Changbin, rodando los ojos, antes de darle un pequeño beso que lo iba a tener contento por el resto del día y, de seguro, haría que no siguiera cantando.
—¡DESPAAAAAACIROOOOOU!
O tal vez no.
En ese momento, Jeongin llegó corriendo donde ellos, sonriendo, mientras un tieso Jisung le seguía, haciendo una mueca con cada paso.
—¡Jisung, apúrate! —le gritó Jeongin de forma malvada.
Jisung murmuró algo inentendible en voz baja, en tanto Changbin y Felix comenzaban a reírse al notar el por qué su amigo estaba caminando así.
Minutos después, Minho y Hyunjin aparecieron con expresiones de sueño, pero el chico de sonrisa cuadrada pareció perder todo cansancio cuando se acercó a hablar con Jeongin y Jisung. Por otro lado, Minho bostezó y se apoyó en Changbin.
—¿Ya vamos? —preguntó, mirando hacia la entrada del parque de diversiones.
—Sí, sólo hay que esperar a Channie —comentó Felix.
Minho asintió, tratando de no lucir un poco afectado por la mención de su exnovio. Después de todo, las cosas entre ellos estaban supuestamente bien, así que tenía motivos para reaccionar así. Por otro lado... habían pasado dos semanas desde que mantuvieron esa conversación, ya era momento de verse otra vez.
—¿Seguimos teniendo prohibido decirle a Channie de que te vas? —preguntó de pronto Jeongin, llamando la atención de todos.
Minho apretó sus labios en una fina línea por un momento.
—Sí —respondió, desviando la vista—. Yo me encargaré de decírselo.
Jisung bufó.
—No me gusta mentirle a mi mejor ami–
—¡Chicos!
Afortunadamente, Jisung dejó de hablar cuando Christopher apareció con una sonrisa pequeña.
Y detrás de él venía otro chico.
Todos miraron a Minho, que seguía con el rostro impasible, aunque por dentro algo dolía.
—Lamento la tardanza —dijo, sonriendo en modo de disculpa—. Les presento a Junhong... un amigo.
El recién llegado miró a todo el mundo con timidez, saludando en voz baja. Los chicos le devolvieron el saludo respetuosamente, tratando de no fijarse demasiado en el aspecto de Minho, que lucía más indiferente y ajeno al resto que nunca.
