Capítulo 4

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Narra Verónica.

Estoy muy enojada y preocupada. Lauren no se defiende de nadie. Esta etapa ya había pasado en la escuela, pero verla así me hace darme cuenta de que está pasando por cosas. Y ella se vuelve débil. Aunque cuando nadie espera algo de ella, nos logra sorprender. Cuando estábamos en la antigua universidad, lo hacía, no tenía miedo. Supongo que las cosas cambiaron cuando Daniel murió, eso fue un factor muy importante.

Estábamos rumbo a su auto que dejó aparcado, o sea, yo tenía auto pero prefería que Lauren me llevara. Ya que así pasábamos tiempo juntas. Vimos a un grupo de estudiantes aglomerados y pues sentimos curiosidad, bueno, yo la sentí y arrastré a Lauren conmigo.

_¿Por qué me llevas así? - Preguntó confundida, me dio una mirada que la soltara, pero no le hice caso.

_Lorenza, vamos a ver qué pasa ahí. - Dije firme-Ni creas que me va a dejar sola.

_No seas chismosa. - Dijo con burla en la voz.

No le escuché y nos acercamos al lugar. En ese momento vimos a un chico siendo sostenido del cuello de su camiseta por otro chico.

_¿Qué pasa, mariquita? - Dijo ese patán con una sonrisa de burla. - Defiéndete. - Pidió.

Él alzó sus manos para dar un golpe, pero lo que me sorprendió fue lo que pasó.

Ni siquiera me había dado cuenta de que Lauren no estaba a mi lado.

Narra Lauren.

No sé en qué momento pasó, pero me sentí muy enojada. ¿Por qué existen personas que tratan mal o se creen superiores a otros?

Todos somos iguales. Ahora sujetaba aquella mano que iba a golpear al chico de ojos azules.

_¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño y alguien a quien le gusten los problemas? - Dije, totalmente fuera de mi persona.

Personas como este tipo me producían asco, sólo querían llamar la atención lastimando a personas que no tenían nada que ver. Este chico se me quedó mirando y si las miradas mataran, ya estaría bien muerta, pero me valía, su mirada no me provocaba ni una pizca de miedo.

_Jauregui, ¿qué haces aquí? No tienes que estar en casa, suspendida. - Preguntó con burla.

_Primero, no sé de qué rayos hablas. - Dije, el chico soltó al chico de ojos azules y él cayó al suelo.

_Soy Austin Mahone. - Dijo presentándose.

_No me interesa quién seas, la verdad. - Solté su mano, caí en cuenta de que este era el chismoso.

Vi que estaba enojado y las personas murmuraban. Él se enojó de un momento a otro e iba a golpearme, pero esquivé el golpe y empujé con todas mis fuerzas haciendo que él cayera al suelo también, como había hecho con el otro estudiante.

Vi que sus secuaces querían defenderlo, pero no lo hicieron porque les di una mirada que hasta yo misma tenía miedo de mí.

_Veo que no respetan a las mujeres y menos a los demás. Son poca cosa, espero que tengan suerte... si es que la tienen.

Di la media vuelta, y la que agarró a Vero esta vez fui yo, y salimos de ahí rumbo al estacionamiento. Mi mente parecía un huracán.

En el camino, me di cuenta de que Vero me miraba sorprendida.

_Wow, Lorenza, no había visto esa faceta de ti. - Habló con orgullo.

_Sabes que me molesta que le hagan eso a las personas. - Dije enojada.

_Pero si tú no te defiendes cuando hablan mal de ti. - Dijo dando en el clavo.

_Es muy diferente, Vero.

Y lo era, estaba el tema de la chica que se llamaba Camila, me gustaba. Pero vi que ellas fueron engañadas, en cambio acá él era el agresor y en eso no estaba de acuerdo.

Dejé a Vero en su casa, la cual me agradeció con un beso en mis mejillas y yo sonreí. Al llegar a casa, mi familia estaba ahí, menos Michelle.

Hablé con mis padres respecto a lo que había sucedido en la universidad con ella, y reaccionaron muy mal, decepcionados. Era algo de esperarse. Aunque el Rector ya les había informado.

Decidí pasar el resto de lo que quedaba del día en la casa de Tía Megan, a la cual no le importaba para nada las veces que quisiera quedarme con ella. Eso era muy bueno. Ella también reaccionó mal por lo que le conté de Michelle y lo que no había visto en mamá lo vi en ella. Se le salieron las lágrimas...

_Tía Megan. - La llamé, ella estaba en su computadora resolviendo algo.

_¿Qué sucede, cariño? - Dijo mientras ponía sus ojos en mí.

_Te acuerdas del señor de anoche, con el que chocaste? - Pregunté, aunque sabía que era un tema delicado.

Ella asintió no muy convencida.

_Es mi maestro. - Solté sin abastecía.

_¿Qué?

_Sí, es mi maestro y preguntó por ti, si éramos familia. - Dije mientras trataba de descifrar su reacción.

Ella se levantó y vi en sus ojos dolor y rencor.

_Lauren, por favor, no le des ninguna clase de información mía, ya la tuya la tiene porque es profesor, pero solo que se meta en las cosas necesarias. - Dijo muy seria.

- Tía... se veía buena onda. Ella cambió de tema radicalmente como si algo le molestara.

Al día siguiente no tuvimos clases, así que decidí ir a una heladería. Los helados me hacían sentir un poco más feliz.

Yo sola con mi soledad, oh bueno... Eso pensé hasta que me encontré con Camila.

Aquel nombre me lo había guardado en mi mente y era imposible que lo olvidara, a menos que tuviera amnesia.

Me quedé sola observándola como una idiota. Así que tomé la decisión de ir y decirle la verdad, mi verdad.

_Camila - La llamé.

_¿Qué quieres, Jauregui? - Preguntó a la defensiva.

_En serio... siento todo lo que ha pasado, pero yo no soy la persona que ustedes dicen que soy. - Expliqué.

_Ajá... y me lo creo, ¿cierto? - Me dijo.

_Me llamo Lauren. - Me presenté.

_Por cierto, bonito gesto el de ayer, defendiste a Louis Tomlinson, él es mi amigo.

_Gracias, pero de verdad no soy la chica
que jugó con ustedes.

_¿A ver, qué sacas diciendo eso? - Preguntó.

_Nada, pero la verdad me gustas. - Dije hablando con la verdad.

_Que mal, ya no me gustas y me sé tu plan.

_No sabes nada de mí, chica... yo no soy la persona que dices. - Me estaba desesperando.

_Mira, Jauregui, ni aunque fueras la última persona en este mundo caería en tus redes de nuevo. Eres una persona sin corazón y que le gusta jugar y mucho, todo lo que tocas lo destruyes. - Dijo totalmente seria.- Mira, nos tocaste y lo que hiciste fue destruir nuestros corazones.

En ese momento se me vino a la mente mi mejor amigo y ella tenía razón en algo. Lo que yo tocaba lo destruía, y él era un claro ejemplo... era mi culpa lo que había sucedido, si no fuera egoísta...

_Tienes razón, lo que toco destruyo o muere.

Salí de ahí con el alma rota y la sensación de ser la peor persona del mundo. Trataba de luchar con mi lado racional, el cual me decía que no fue mi culpa, y mi lado emocional que asumía la culpa.

You Know  (Camren).  EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora