Capítulo 14

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El espacio era frío y silencioso, necesitaba tranquilidad para entrenar y pensar. No regresaría a la tierra hasta dominar su transformación e inclusive superarla, no moriría a manos de los androides y una vez exterminados retaría a Kakaroto a un duelo a muerte. En los últimos cuatro años acabar con su némesis era su meta más próxima de vida, pero jamás se detuvo a pensar en lo que vendría después. Pensaba en el presente y no le gustaba invertir su tiempo pensando en el futuro. Qué pasaría cuando cumpliera el objetivo de humillarlo, qué seguiría y cuál sería el motor para seguir cada día.

Algo que siempre tuvo claro era el buscar convertirse en el hombre más fuerte del universo y librarse del tipo de esclavitud al que lo tenía sometido Freezer. En algún punto de su historia llegó al planeta Tierra, cuando posó sus pies en la superficie terrícola desconocía la manera en que cambiaría su vida.

Reencontrase en Namekusei con Kakaroto y sus inútiles compañeros no formaba parte de su plan para ser el amo y señor del universo. Lo asesinaron y luego tuvo una segunda oportunidad para volver a la vida, para hacer las cosas bien, hasta que esa maldita mujer lo invitó a quedarse en su casa.

Con la irreverencia y la vulgaridad que afloraban en ella se atrevió a decirle "pequeño" y peor aún tuvo la osadía de pronunciar con demasiada seguridad que no se enamorara de ella aunque la encontrara muy atractiva. No pudo evitar sonreír para sí mismo, porque ahora esa mujer terrícola estaba esperando a su heredero, de cierta manera esas palabras se le revirtieron a Bulma.

Todo cobró sentido cuando percibió diferente el ki de la mujer, no precisamente de ella si no de un nuevo ser mitad humano mitad saiyajin, sin querer habría logrado encontrar la hembra adecuada para engendrar un hijo. Pese a ser escandalosa y vulgar, era una mujer inteligente y con un mucho carácter, agresiva y físicamente atractiva, eso último fue lo primero que notó cuando vagamente la divisó en Namekusei. Sus atributos físicos no los podía percibir del todo con ese traje espacial ridículo, no fue hasta que se hospedó en la CC. que tuvo la oportunidad de apreciarla más a fondo.

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-¡Vamos Bulma! –Rogaba Gohan chapoteando en la piscina –Entra con nosotros a nadar.

-Si, señorita Bulma ¿por qué no nada con nosotros un rato? –Invitaba Dende a la mujer sentándose en la orilla de la alberca con los otros pequeños Namek.

-Gracias chicos pero debo terminar las reparaciones de mi motocicleta–se disculpaba Bulma.

Vegeta manteniendo una distancia considerable, le incomodaba la presencia del vástago de Kakaroto pero quería observar sus movimientos para comprender por qué un niño con tanto potencial no se había convertido en un gran guerrero.

-Saben qué –se arrepentía Bulma –los acompaño un rato, voy a cambiarme.

A su retorno la mujer traía puesto un vestido semitransparente, sandalias y lentes oscuros. Se dirigió a los camastros para sentarse, sacó una botella con un líquido que comenzó a frotar lentamente en su cara y cuello, la presencia de los mocosos acercándose a ella le pasó desapercibida porque la sujetaron con fuerza para arrojarla sin previo aviso a la piscina.

-¡Mocosos del demonio! –gritó enfurecida saliendo del agua y quitando de su cara el cabello que le impedía la visibilidad –¡Me las van a pagar!

Se escuchaban las risas nerviosas de los pequeños, que no previeron el carácter poco tolerante de la mujer.

-Lo siento Bulma –se disculpaba nervioso Gohan jugueteando con sus dedos índices y bajando la mirada.

Avanzando desde el agua se detuvo para sacarse de un golpe el vestido que se le había pegado al cuerpo, lo hizo muy lentamente o eso le pareció, ello le dejó ver un sensual traje de baño turquesa de dos piezas. Toda mojada salió por la escalera, donde las gotas de agua escurrían en cámara lenta por su cuerpo, se dirigió a lanzar el vestido húmedo al camastro. Esa escena lo hizo sentir un calor que subía y bajaba por todo su ser. La terrícola de ojos azules no estaba nada mal, pero no le parecía digna de un guerrero como él.

Estaba escritoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant