Capítulo 9

589 68 37
                                    

— Bueno, ¿Cómo me veo? — Mencionó el estadounidense intentando animarse en lo que buscaba la aprobación de Nueva Zelanda, que parecía más atento a las cosas del trabajo que a lo que estaba pasando en esa habitación, — Como alguien que va a divorciarse pronto~ — Le respondió, levantando levemente la vista de su teléfono para que no creyera que no quería animarlo, — Eso suena bien — Terminó de abrocharse el traje frente al espejo y procedió a aplicarse su perfume favorito.

Hoy era el gran día por así decirlo, se suponía que era el momento de reunirse con Rusia en el famoso restaurante no sólo para presentarle la demanda de divorcio, si no para acordar cómo dividirían sus bienes.

— Puedo hacerlo, puedo hacerlo — Se daba motivación en lo que se preparaba para salir.

¿Por qué se arreglaba tanto si iba a literalmente terminar de destruir su matrimonio? Bueno, cuando uno se siente cerca del octavo metro bajo tierra lo mejor es arreglarse para darse seguridad, o ese era su pensamiento en esa situación.

— ¿Estás seguro de que no necesitas que vaya contigo? Tengo algo de tiempo, puedo ayudarte — El pelinegro se acercó a él, no quería aparentarlo, pero en el fondo era consciente de que estaba preocupado por lo que pudiera pasar, eso lo conmovió, — Estaré bien, Zel, sé que me ha costado llegar a este punto, pero lo haré bien — Estaba decidido, nunca se sintió tan motivado como en ese punto.

Lo haría, acabaría de una vez con todo para cerrar ese capítulo de su vida, era un nuevo avance para él.

— Está bien... Confío en que lo manejaras bien — Antes de que pudiera salir de la casa, Nueva Zelanda se acercó por detrás de él para entregarle una carpeta, — ¿Qué es esto? — Le preguntó, mirándolo curioso, — Canadá y yo terminamos de arreglar los papeles, ya se lo presentamos a ONU... Esta sería su solicitud formal para asistir a la firma del acuerdo después de que lo hablen — Lo miró con cuidado, abriendo la carpeta para revisarla, no supo porque cuando la veía desde esa perspectiva se sentía tan vulnerable al respecto, toda la confianza que estaba acumulando se sentía quebradiza en ese momento.

De repente las cosas se volvían confusas, pero la decisión ya estaba tomada no importaba si perdía parte del valor, tenía que hacerlo cueste lo que cueste

— Gracias, Zel... De verdad — Le sonrió, guardando la carpeta en el bolso donde llevaba todo lo que tuviera que ver con su trabajo.

Salió de su casa, pensando en lo que ocurriría hoy.

— Puedo... — Dudo unos segundos antes de apretar los puños y caminar hacia el ascensor, — Puedo hacerlo —.

Lo días pasaron más rápido de lo que al ruso le hubiera gustado, tenía un nudo en la garganta desde que se levantó, Alemania había pasado los últimos días en su casa, pero se había ido ese día en la mañana para que pudiera prepararse el solo, eso ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo días pasaron más rápido de lo que al ruso le hubiera gustado, tenía un nudo en la garganta desde que se levantó, Alemania había pasado los últimos días en su casa, pero se había ido ese día en la mañana para que pudiera prepararse el solo, eso podía catalogarse como una pésima idea porque él era totalmente irresponsable y lo que le seguía a la palabra cobarde, sin embargo, hoy decidió armarse de valor como debía haberlo hecho desde hace un rato porque demonios nunca se sintió tan patético.

Dos corazones rotos ( Rusame ) ReescribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora