CAPÍTULO 4

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Tome una manzana y la mordí al entrar a la cocina.
Escuché pasos acercándose, me gire quedando frente a frente a Finn.

— Buenos días bonitas — sonrió tomando mi manzana y mordiendo el mismo lugar donde yo lo hice.

Quiso devolvermelo — Quédate con eso.

Se encogió de hombros — ¿Papá dejo algo de dinero?.

Asentí — Si, está en la mesa.

— Genial — tomo el dinero — Saldré con mis amigos...

Me acerque a él — ¡Oye, oye, oye! — exclamé — Te recuerdo que yo también vivo aquí, y también tengo que alimentarme — tome el dinero — Así que usaremos este dinero con responsabilidad.

— ¡Ah! — rodó los ojos y cruzó sus brazos — ¡Eres tan aburrida! Al igual que tu ropa interior... — tapo su boca.

Me quedé mirándolo por algunos segundos, analizando lo que me acababa de decir. Hasta que lo comprendí.

— ¿Cómo es que..?

— Bueno, tu habitación no tiene seguro — Corrió hacia la puerta principal.

— ¡Carajo! — Exclamé corriendo tras él.

Salimos de casa y corrimos al patio trasero y ahí fue donde lo perdí de vista, ya que me distraje con el hermoso jardín trasero.
Hasta el día de hoy, no sabía que había uno.

Pero todo esos pensamientos fueron desaparecidos al sentir unos brazos rodeando mi cintura.
Me cargó y me llevo directo a la piscina que había.

— ¡Sueltame!.

— No lo creo, bonita — suspire.

Me acercó a la piscina y me soltó pero alcance a tomar su playera blanca y hacer que cayera conmigo en la piscina.

La sensación del agua fría y la adrenalina que tenía en mi cuerpo no era nada lindo de sentir.

Salí a la superficie, mire a Finn quien me fulminó con la mirada. Se acercó a mi, yo me quedé paralizada al sentir la orilla de la piscina en mi espalda; dándome a entender que no podía retroceder más.

Sonrió de lado, odiaba esa sonrisa. Me hacía sentir nerviosa.

En menos de un segundo ya tenía a Finn sobre mi, pegados como dos imanes, su nariz pegaba contra la mía, y podíamos sentir nuestras respiraciones mezclarse peligrosamente. Mire por un segundo sus hermosos ojos marrones, el sintió esa pequeña mirada de parte mía ya que también me miro.

Sus manos se colocaron mi cintura, las mías se pusieron en su cuello, acercándolo un poco más.

Era increíble la cercanía de nuestros rostros, solo un pequeño movimiento y nuestros labios estarían más que unidos.

— Clark, yo...

Se escuchó la puerta principal cerrarse fuertemente, nos separamos rápidamente y con una profunda e incómoda mirada de por medio salí de la piscina.

Caminé hacia la puerta trasera y la abrí entrando nuevamente a casa, dejando a Finn.

Me percate de que todo mi cuerpo estaba temblando –no precisamente por el frío– si no, por los nervios. Mi corazón latía a una velocidad increíble.
Respire profundamente y entre a mi habitación, con mucha cautela para que no se dieran cuenta que estaba mojada.

Me siento tan extraña.

...

Los cubiertos podían escucharse al chocar levemente contra el plato de vidrio. Todos estábamos callados en la mesa, nadie se miraba, era incómodo.

Rompí el hielo — ¿Cómo les fue en su trabajo?.

— ¡Nos fue genial! — exclamó Eric — ¿A qué si amor?.

— Tal vez a ti, a mi me fue mal. Básicamente mi jefe me regaló frente a todos solo por no ponerle leche de almendras a su café ¿Pueden creerlo?.

Finn y yo negamos.

— Eso es terrible mamá — hablé con un tono de sarcasmo.

Hizo una mueca — ¿Y a ustedes?¿Que hicieron?.

De repente, la imagen de Finn y yo en la piscina, tan cerca él uno del otro llegó a mi cabeza.

— Nada — respondió Finn — Oye papá — Eric lo miro — Saldré con unos amigo, quería pedirte el coche...

— Finn ya hablamos de esto...

— ¡Por favor! — exclamó — No fue mi culpa chocar el auto tres veces en un mes — bajo el tono de voz — De acuerdo si fue mi culpa. Pero te prometo tener cuidado, llegaré antes de las doce.

— Diez.

— Once.

Suspiro — De acuerdo.

Le dio las llaves del coche y Finn se levantó de la mesa agradeciendo por la comida y dejando el plato en el lavaplatos.

— ¡Me voy! No me esperen...

— Finn — reprendió Eric.

— ¡Si, ya se, a las once! — salió de un portazo.

De nuevo ese silencio abundó la atmósfera. Termine mi comida y me levanté para dejar el plato en su lugar.

— ¡_________! — me habló Eric.

— ¿Si?.

— Bueno — rió nervioso — Ya se acerca el día de lleva a tu hija al trabajo, y bueno... Estaba pensando en... ¿Quieres ir?.

¿Estar todo el día encerrada en una oficina?.

«¡Di que no! Ni siquiera es tu padre».

— Eric, es muy lindo de tu parte pero... Yo tengo un, compromiso y...

— ¡Oh si! No te preocupes, so–solo decía. Le diré a Finn que se coloque un vestido — bromeó.

Le mostré una sonrisa. Sin más que decir subí a mi habitación y cerré. Respire profundamente y escuché mi teléfono vibrar sobre la mesita de noche.

Lo tome en mis manos y mire la pantalla. Levanté la comisura de mi labio, mostrando una pequeña sonrisa.

Noah.






Espero les haya gustado mucho, fue algo diferente.
¿Ustedes que piensan del rechazo de rayita con Eric? :0

CADA NOCHE || Finn Wolfhard Y Tú ||🔚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora