39°.

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***
El tiempo transcurrió de una manera tortuosamente lenta, incluso los periodistas se habían rendido finalmente. Ésto alivió a Shoto.

Sin embargo le quedaba lo más importante y eso era que Katsuki volviera a casa para poder hablar con él porque realmente lo necesitaba.

El escritor tuvo que hacer tiempo entreteniéndose en hobbies que tenía como por ejemplo leer cómics. Aquello le funcionó por unas horas pero en un momento dado, se cansó y miró por la ventana.

Permaneció pacientemente allí hasta que finalmente visualizó el coche de Bakugou. Ahí no lo pudo soportar más y salió corriendo.

—¡Katsuki!

El aludido se volteó para dedicarle una mirada que expresaba molestia.

—¿Qué diablos quieres?

—Hablar contigo, quiero solucionar lo nuestro porque te amo.

—No hay nada que solucionar, sólo sigue con tu vida.—Afirmó para después intentar alejarse del bicolor.

—¿Por qué? ¿Acaso tienes ya a alguien más? 

—No es eso, realmente no hay nadie; simplemente estoy en un momento de mi vida en el que no tengo espacio para el amor. Ahora mismo prefiero estar solo, lo siento.

Shoto sintió como si su corazón estuviera siendo pisoteado y tenía ganas de llorar pero no quería mostrarse vulnerable ante Katsuki e intentó retener aquel sentimiento que hacía que su garganta comenzara a sentirse seca.

—Lo entiendo, no te molestaré más. Hasta más ver, Bakugou.

—Hasta otra.

Cada uno se fue por su lado, Katsuki intentaba no sentirse realmente mal pues le había dejado las cosas claras a Shoto, sin embargo le daba un poco de lástima.

"Espero que te recuperes pronto, Todoroki."

Entró en su casa y se fue directamente a la cama pues debía descansar para el duro día que iba a tener.

***
Al día siguiente, a la hora acordada, Katsuki se encontraba en la comisaría con los policías. Él había acudido allí con las pruebas que había recabado.

—¿Y bien? ¿Sirven las pruebas?

—En general sí pero tenemos dudas acerca del audio, no sabemos con seguridad si la aceptarán o no.

—¿Por qué?

—Porque les grabó hablando sin que lo supieran, así que es posible que se desestime esta prueba.

—Ya veo...—Pero, ¿las otras serán válidas?

—Sí, no se preocupe.

Los agentes siguieron conversando un poco más con Katsuki, informándole cómo iban a proceder a partir de ahora.

—Usted ya no tendrá que encargarse de nada, nosotros nos encargaremos de atrapar a Neito Monoma.

—De acuerdo, manténgame informado.

—Descuide, usted será informado de todo el procedimiento.

Bakugou se sentía más que satisfecho por lo que había conseguido, así que se despidió de los policías y se fue.

***
Por otro lado, en contra parte de la felicidad de Katsuki, se encontraba la desazón de Shoto.

El pobre escritor estaba muy deprimido, tumbado en la cama. Con nula inspiración, pues quien consideraba su musa; le había dejado.

—Umm...No quiero salir de la cama hoy...—Murmuró.

Ciertamente tenía ganas de ir al baño pero su apatía y tristeza le impedían moverse.

Y debido a esto estuvo a punto de quedarse dormido pero su teléfono, el cual había olvidado silenciar el día anterior, sonó de una manera estridente.

—No quiero hablar con nadie.

Trató de ignorarlo pero entonces recordó que podría ser importante, así que se deslizó sobre la cama y estiró su brazo para alcanzar el móvil.

—Es Midoriya...

Descolgó la llamada y atendió a su amigo.

—Buenos días, Midoriya. ¿Qué quieres?

>Solamente preguntarte cómo vas con el libro.

—Bien.—Mintió.

>¡Genial! ¿Tendrás preparados los capítulos acordados para pasado mañana?

—Sí, por supuesto.

>Qué bueno oír eso, me alegra que vayas por el buen camino.

—Sí... Gracias.

>Ahora tengo que colgar, ¡nos vemos!

—Sí, adiós.

Colgó y, ya que estaba despierto, aprovechó para ir al baño. Después volvería a la cama y dormiría durante unas horas más porque sólo en ese estado podía estar en paz y no pensar en Katsuki. No quería más dolor.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

La Fugacidad del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora