Solo una empleada

¿Estabas Llorando?

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Karol barría enfurecida después del momento chocante que pasó con la prima de los Pasquarelli.

Solo se le pasaba por su mente volver a su hogar y asi acabar con todos estos momentos estresantes, pero siempre se le venían a la cabeza Kendall, Sole y Gloria, que cuando llegó la habían tratado de la mejor manera, la habían respetado y lo mejor es que la habían tratado como persona, no como una simple empleada.

Llegó la noche a la ciudad y Karol ya estaba en su habitación leyendo un libro "Romeo y Julieta" un bello libro que no se cansaba de leer, una historia verdaderamente hermosa, una historia que lucha por el amor pero con un triste final.

Cuando se canso de leer, eran las 10:30 de la noche y no tenía sueño, la casa estaba en completo silencio y se aburría.

Se levantó de la cama poniéndose un suéter y salió de ese cuarto. Salió de la casa y se fue a pasear al jardin, precisamente al lago.

El jardín de la casa estaba adornada por pequeños faroles que iluminaban el lugar, la muchacha se sentó en unos de los asientos que daba de frente, hasta ahora, al oscuro lago, se concentró para oír los grillos y las ranas, pero en esos sonidos también se escuchaba un pequeño sollozo.

La duda se instaló en ella, Quién podría estar llorando? No se imaginaba a ningún miembro de la familia a estas horas de la noche fuera de su cama, pero, que tal si era algún desconocido que entró a la casa? De pronto, la chica comenzó a sentir miedo y un poco de curiosidad a la vez.

Dispuesta a descubrir de quien se trataba, se levantó de ese asiento y comenzó a caminar, dando pequeños pasos silenciosos. La muchacha, observó por detrás de unos arbustos y logro ver a alguien.

Una ola recorrió su cuerpo, pero no supo que sentia, lo vio a él, al mismo que la humillo en la mañana.

Karol recordó la muerte de su novia, quizás por eso lloraba. Sintió tristeza por él, jamás había visto a un hombre llorar y verlo ahora. La joven se logró dar cuenta de que él si tenía sentimientos y que estaba sufriendo en silencio.

Sentado en una banca, con sus manos en la cara, y sus codos pegados en sus rodillas, seguramente los recuerdos lo atormentaban, seguramente la extrañaba y le dolía su ausencia.

Como ya había visto mucho, decidió ir, pero al dar un paso, tropezó con un duende de adorno y lo quebró, ella solo se tapó la boca en señal de asombro y lo miró a él, quien estaba de pie mirándola, obviamente él habia sentidó que ella lo estaba observando, él tenía los ojos rojos, era obvio ¿No?, estaba llorando, ella estaba parada inmóvil con una cara de espanto, como si hubiera visto al mismisimo demonio frente de ella.

-Que haces vos aca?-preguntó Ruggero- ¿Acasó me estabas espiando?

-Y-y-y-yo.. Yo.. dijo tartamudeando la joven completamente nerviosa.

-Vos, vos, vos Qué?.

-Yo... yo solo, estaba recorriendo el jardín y... -explicaba ella - y escuche..

-iCállate!-dijo el chico en un tono seco-¿Por qué no te vas a planchar o a cocinar o haces algo, que no sea espiar a los demás?-gruñó frío.

-¿Por qué sos así? -reprochó.

-¿Así como?-preguntó Ruggero con confusión.

-A la defensiva, alejas a la gente de vos. ¿Por qué lo haces?- mencionó Karol con mucha firmeza en su tono de voz.

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