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— ¡¿Estás emocionada?! ¡¿Por qué no estás sonriendo?! ¡Maddie, si fuera tú estuviese brincando de alegría ahora!

—  Lo estoy, tranquila.—  trato de calmar a Lindsey quién parece que va a reventar de la emoción ahora.

Esta chica es adorable en todos sus estados de ánimo, pero también desesperante, pues cuando se pone así no deja de hablar y lucir ansiosa. Escuchamos la risa de Julia después. Nuestras miradas la buscan, dando con ella caminando a delante de nosotras. Niega con la cabeza y, acto seguido, nos echa un vistazo por encima de su hombro.

— Mejor sigan caminando que ya vamos tarde y  aún nos demoraremos ahí. — nos guiña un ojo antes de regresar su mirada al frente—.  Ya quiero ver cómo quedarás, Maddie. Confío en esas chicas. Te harán lucir más hermosa.

Después nos insta a seguir avanzando por la acera, cerca de unos establecimientos de comida y ropa. Vinimos al centro comercial cerca de Greeckton para nuestra cita con el estilista. Julia insistió para que este día me arreglaran el cabello, pues esta noche es la noche en la que será la presentación de la obra y ella no quería perder ningún detalle de mi apariencia. Quise traer a Lindsey porque sé que la necesitaré mucho este día, los nervios ya han empezado a invadirme de pies a cabeza, pero ella, de alguna manera, logra apaciguarlos con su presencia.

Lindsey ya se está convirtiendo más que en mi mejor amiga. Esa chica es la hermana que siempre deseé tener, y una de mis personas favoritas. Es por eso que estoy esforzándome mucho aún en su sorpresa para navidad.

Nota mental: Hablar con Martín esta noche después de la obra.

Julia no deja de hablar acerca de lo impaciente que ya se encuentra por verme esta noche en la obra, y también de lo bien que luciré cuando salga del salón de belleza al que ahora nos dirigimos. Le agradezco estos gestos, y sé que para la obra es algo esencial que vaya lo más presentable posible, como toda una bella Julieta. Sin embargo... no dejo de sentirme apenada con mi madre adoptiva por molestarse tanto en estos detalles. Es tanto lo que ella sigue haciendo, es como si de verdad consintiera a una hija que salió de su vientre y no a una sucia recogida que salvó de un sótano que olía a orines y a miseria.

Trago grueso al adentrarme en viejas memorias. El barullo a mi alrededor, y la voz de Lindsey y de Julia, dejan de escucharse al alejarme del aquí y viajar a oscuros escenarios que me muestra el monstruo traicionero que albergo en mi interior. Imágenes de una yo más joven, tratando de hablar con su madre... Esa mujer delgada y piel pálida, cabello cenizo y descuidado, ojos siempre rojos, ojerosos e idos. Hiciera lo que hiciera para tratar de animarla, de distraerla, de que hiciera cosas normales como las que una madre hace con su hija, tratar de... salvarla, nunca servía. Nada servía para que me diera un poco de cariño como el que ahora me demuestra esta mujer que yace aquí conmigo y que con una sola mirada... me hace sentir tan amada.

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