La vida de Alex, su pareja y sus amigos es apacible en el Zoo de Central Park.
Pero una serie de sucesos hace que su vida se convierta en toda una aventura.
Dos sentimientos exactos reflejados en dos seres que se complementaban. Eso era lo que defin...
La gran ciudad de Nueva York relucía con los rayos del atardecer. Los cinco amigos estaban en un bote enganchados a un barco. Y en Central Park, la carpa brillaba.
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- Vamos, amigos. Sigamos con el espectáculo - ánimo Vitaly.
- Pero...¿cómo voy a continuar sin Marty? - Stefano lloraba.
- Stefano - se agachó.
- No sé que hacer.
- Puedes hacer cañón en solitario.
- ¡Pero...yo solo quiero hacerlo en solitario con Marty! - volvió a llorar.
- ¿Y qué hago io? - preguntó Gia - ¿Volver a sentarme, ponerme a dos patas y hacer la croqueta?
- No - dijo Vitaly serio - ¡Podemos hacer los imposible! Y nunca volveremos a ser como habíamos sido.
- Como habíamos sido no es como era. Y ya no volverá a ser lo mismo sin ellos, que ya no sé ni cómo era - sollozó Stefano.
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Daban las cinco en punto de la tarde. Los cinco junto a Julien miraban el zoo desde la puerta cerrada.
- Bueno, aquí estamos - dijo _____.
- En casa - dijo Marty.
- Nuestra roca es más pequeña de lo que pensaba.
- Mirad el mural - exclamó Marty - No refleja la realidad, ¿verdad?
- Vaya. Había olvidado la pared que nos separa, Melman ¿Siempre ha estado ahí?
- Chicos, siento haberme largado del zoo...
- ¿Qué quieres decir? - preguntó Alex.
- Pues que...si me hubiera quedado quietecito, ahora no tendríamos motivos para estar tristes.
- Largarnos del zoo, ha sido lo mejor que nos ha pasado en la vida.