Cap 43: "El comienzo de una terrible pesadilla"

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-Pero, ¿Cómo es esto posible?- pregunte indignada.

-A veces solo sucede- responde Steve. -Estás por cumplir los nueve meses y el bebé no está en posición para un parto, si en estos tres días no hay avance, vamos a intervenir quirúrgicamente tu embarazo.

-Steve, yo te dije que me da terror la cesárea- comento.

-Es la única solución, a menos de que quieras que yo gire al bebé, pero te provocara mucho dolor.

-Vamos a intentarlo- pedí.

-Por favor, Amelia, prefiero que tengas una cesárea a verte con dolor, no vas a estar sola, yo estaré contigo- comento Santiago.

-Agradezco el interés, pero no, no quiero ningún cuchillo sobre mí, gracias- conteste, -¿podemos comenzar hoy mismo?

-Claro, pero te advierto que dolerá- asentí.

Me acoste nuevamente en la camilla y levante mi blusa hasta el comienzo de mi abultado abdomen, observe como Steve se colocaba unos guantes, le comento algo a Cintia, la enfermera se sentó a mi lado y coloco un incador en mi dedo índice, Santiago se acerco a pesar de no estar conforme con mi decisión, Steve se acerco y me puse nerviosa, mi adorado esposo sostiene mi mano, mientras mi doctor, coloca las manos en mi abdomen.

-Lo haré hoy, si sietes por la noche o la tarde un dolor, quiere decir que el bebé se esta posicionando solo.

-De acuerdo- respondí, respire tranquilamente, cuando sentí la presión que ejercía Steve, solte en ocasiones el aire con fuerza, dolía mucho lo que hacía, pero debía ser fuerte y aguantar hasta el final, unas lágrimas corrieron por mi rostro, tan solo habían pasado segundos y el dolor empeoro. Presione su mano, lo que hacía Steve dolía a diablos, en ocasiones sentí la necesidad de gritar por la fuerte presión.

-Tío, es suficiente por hoy- dijo Santiago serio.

-Sí, es suficiente- dejo de ejercer presión, -el bebé se debe sentir incomodo, puede que decida regresar a su antigua posición o ella se termine de girar- comento, se quito los guantes, -vas a venir el miércoles, hacemos un ultrasonido y dependiendo que suceda se toma la decisión definitiva.

Asentí, Cintia quito el incador de mi dedo, no entendia para que era, pero no me importa, quería llegar a casa para jugar con mi bolita de pelos. Santiago y yo nos despedimos, caminamos al ascensor y entramos cuando pudimos, sinceramente el vientre me dolía, la presión que ejercía el bebé allí era muy fuerte, cada vez que pateaba me dolía un poco. Al llegar a casa beso a mi pequeño Tommy, hace unas semanas lo esterilizamos, en realidad no quería, ya que yo deseaba ver a Tommy rodeado de cacharros, pero mi bolita sufría una enfermedad que la única manera de curarlo era castrarlo, sufrí, pero desde entonces se ha vuelto más sumiso, hermoso y juguetón.

-Tommy- acaricie su cabesita. -¿Cómo está la bolita más hermosa de la tierra?- el pequeño ladro, no se como lo hacía, pero parecía que me entendiera a la perfección.

-Ve a descanzar, yo te llevare la merienda- asentí.

Camine a pasos lentos a la habitación, al abrir la puerta recuerdo que no he preparado ni mi bolso, ni el bolso de Cookie cuando sea el momento, tomo un nuevo destino, la habitación de Cookie, al abrir la puerta se observa una hermosa habitación de bebé, las paredes de un color pastel, los muebles de um tono fuerte y oscuro, la cuna esta adornada de rosa, lila, celeste y blanco, todos de un tono pálido, el armario que esta cerca del cambiador estan oscuro como el resto de los muebles, en la fiesta de baby sower, nos regalaron dos bolso o pañaleras, agarro el celeste con flores rosas y dibujos de mariposas, corazones y otros más, abro el bolso y comienzo metiendo, una manta, dos bodys rosados pálido, un gorrito beige con un lazo rosado, unos cuatro pañales, una pulsera y aritos diminutos bañados en oro, unos que otros materiales para cuando se necesite cambiar el pañal y así sucesivamente fui introduciendo objetos en el bolso. Ya había terminado, cuando la puerta se abre, observo como Santiago suspira.

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