Omega imperfecto

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Louis se aferraba a Harry como si su vida dependiera de ello. Sus finos dedos estaban clavados en el brazo de Harry, que disimula el dolor lo mejor que puede para no asustar al Omega. Tiene la mirada perdida y se deja guiar por su Alfa sin ninguna queja.

Es cuando reconoce el portal del edificio que se da cuenta de que Harry lo ha llevado a casa.

-¿Quieres que suba, Louis?- ninguna reacción por parte del otro-. ¿Omega, quieres que suba? Dímelo, por favor.

-Sí.

Apenas un susurro, más suave que el roce de la seda y más dulce que la miel.

Harry pasa su brazo por los hombros de Louis, manteniéndolo pegado a su cuerpo con delicadeza durante el viaje en ascensor. Al Alfa le daba la impresión de que si le soltaba caería y ya no volvería a ponerse en pie, solo se encogería y lloriquearía.

Llegaron a la puerta del apartamento de Louis. Harry rebuscó las llaves en los bolsillos de la chaqueta del Omega, susurrando elogios y alabanzas para él.

-Vamos, Omega, entra- dijo Harry, abriendo la puerta para Louis. Él no respondió, demasiado sumido en su estado Omega como para ser consciente de la voz del Alfa-. Oh, Omega. ¿Me dejarás encargarme de ti?

-Sí.

Louis sorbió su nariz y Harry sacó un pañuelo de su bolsillo y sonó la nariz del Omega.

-No te preocupes- Harry acarició la mejilla de Louis, que se apoyó en su toque sediento de cariño. Estos días no habían sido buenos-. Te bañaré, te impregnaré de mi olor y prepararé una deliciosa comida para ti, que yo mismo te daré. ¿Está bien eso para ti, Omega?

Louis asintió y avanzó hasta apoyar su cabeza en el pecho de Harry, que no pensó mucho antes de alzar al Omega y poner sus piernas en su cintura. Acarició la espalda del castaño.

-Cuando te hayas calmado me contarás todo.

Louis soltó algunas lágrimas y Harry dejó de acariciarlo, pero retomó el movimiento en cuanto el Omega soltó más feromonas y unos gemidos angustiados al creer que su Alfa le rechazaba.

-Tienes que soltar lo que llevas dentro, perla- habló Harry, caminando hacia el baño de la habitación del mayor-. Debes de soltar ese nudo que te comprime las cuerdas vocales y no te deja hablar.

Sentó a Louis en la tapa de váter y abrió el grifo de agua caliente para llenar la bañera. Se giró a Louis, que tenía su mirada perdida en alguna parte del suelo. Suspiró y metió su mano en el agua para comprobar la temperatura del agua. Siseó cuando se quemó un poco y puso el agua fría.

-Omega, ¿quieres algo en el baño?

Louis negó con la cabeza.

-Puedes entrar cuando quieras- dudó si hacer la siguiente pregunta, pero viendo cómo estaba el Omega era la mejor opción-. ¿Me dejas desnudarte, Omega? ¿Me dejas darte un baño?

Louis asintió y por fin le miró. Sus ojos estaban rojos y húmedos de tanto llorar, las ojeras violetas se marcaban en sus mejillas y estaba más delgado.

-Ayúdame, Alfa- murmuró con voz quebrada, Louis no sabía si estaba haciendo referencia al baño o a la situación en general.

Harry no dijo nada más, tampoco era necesario.

Sacó la sudadera de Louis, mordiendo sus labios para no soltar ningún gruñido que afectara al Omega. Marcas de dedos en sus brazos, algunas partes de su estómago eran una mezcla de morado, verde y negro y su espalda estaba igual, solo que con algunos raspones, como sus muñecas que claramente habían sufrido mucha presión.

Todo lo que no te dije ·Larry Stylinson·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora