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Con una tijera en manos, hizo unos cortes de un poco más de cuatro centímetros en su preciada bufanda, que se le fue entregada por su padre hacia el, había muerto cuando estaba volviendo de su empleo.

De eso consistía el juego que planeó; iba a darle perqueñas e insignificantes pistas para dar a conocer su identidad al azabache. Con precaución de no delatarse tan rápidamente como la primera vez  que hablo con el mediante aquella red social.

Agarro la parte cortada de su bufanda que yacía sobre su cama y la metió en una pequeña cajita color gris.

Busco una hoja entre la pila de pintura y materiales de arte que tenía en su escritorio y escribió una nota con una pluma de tinta negra.

Se acomodó la bufanda en su cuello, escogió unos tenis de su guardarropa y salió de su habitación en dirección a la sala de estar.

Su madre no se encontraba, y su hermano estaba con su pareja.

Ya tenía la edad suficiente para salir por su cuenta. Pero, pese a que ya faltaba poco para llegar al último año antes de su graduación, su familia no lo dejaba salir. No entendía la razón, ese probablemente era uno de los factores que afectaron a su desarrollo social.

Tomó una mochila que estaba en el perchero al lado de la puerta y se la colgó al hombro. Salió de su casa y cerró la puerta con llave y ajusto todos los seguros que bloqueaban la entrada. Lo habían acostumbrado a realizar esa acción desde pequeño. Siempre que su madre salía de casa el tenía la obligación de cerrar la puerta. Ya que ella no podía llevar las llaves por precaución, pese a que vivían en un lugar alejado.

Camino patentado la tierra y enterrando  los pies entre las hojas secas que habían caído de los árboles. Al llegar al punto de conexión con la ciudad. Se limpio un poco el barro de sus tenis y continuó a su destino.

~~ • ~~ • ~~

Levantó la mano para parar un bus que lo llevaría cerca del bosque. Puso algunas monedas en la mano del anciano señor y se sentó en la parte de atrás del vehículo.

El bus lo dejó unas calles atrás de su destino. Continuo caminando, pero esta vez, dando saltitos con cuidado de no pisar las divisiones de las baldosas de la acera. Algunas veces perdiendo el equilibrio y llegando a caerse.

Luego de unos minutos pudo observar la entrada del bosque. No era necesario pagar para su ingreso. Entonces comenzó a enterrar sus pies en el barro que se había formado unas horas atrás gracias a la lluvia.

Aquel era su lugar favorito. Las estrellas  que deslumbraban después de que el sol llegue al ocaso trayendo sus hermosos colores rojizos lo hipnotizaban. Se sentía bien consigo mismo. Y olvidaba todo rastro de preocupación de su mente. Cayendo rendido ante tal belleza.

Con cuidado, entró a las profundidades del parque. Recordo que había olvidado decirle la hora, entonces, camino con precaución de que el estuviera ahí.

Ya que era un bosque. Era fácil perderse en ese lugar. Ese fue el primer pensamiento de Ink como razón de la tardanza de su "amigo", pero no lo culpaba. Había sido su descuido.

Ignorando todo. Se sentó en el banco, que se encontraba en el medio de todo el territorio. La forma de los árboles que decoraban el alrededor del asiento fue compuesta de buena manera que creaban un círculo perfecto permitiendo una mejor vista. Era el mejor lugar para obtener una mejor experiencia.

El mismo lo había creado. Cuando era pequeño. Fue la vez que se escapó de su hogar después de descubrir el sitio, tomo unos delgados, pero largos trozos de madera, un martillo y clavos. Estuvo un día entero buscando un sitio que representará la excelencia del cielo. Cuando lo encontró, creó un lugar para sentarse y estar cómodo. Ahora esa construcción se encontraba vieja y desgastada. Pero estaba hecho tan bien que aún servía y no se rompía.

Se quedó perdido con la mirada en el cielo. Ignorando todo lo que estaba a su alrededor. Toda la paz fue interrumpida cuando escucho pasos en la mojada tierra y algunas hojas siendo pisadas.

Asustado y nervioso acomodó la cajita en medio del banco y salto entre un arbusto con espinos; era un rosal. Con dolor, se metió entre las rosas; una pequeña se acomodo en su cabeza al lanzarse fuera de la vista de Error.

El azabache llegó disgustado. Pero también se sorprendió con la vista de ese lugar. Había llegado hace un largo rato. Solo que no encontraba el sitio, además estaba a punto de rendirse; seguramente el desconocido lo había olvidado o le había tendido una trampa. Se sentó en el banco y acomo sus lentes. No le gustaba que nadie lo viera con su montura roja. Pero como estaba "solo" no le importó en lo absoluto, solo quería apreciar la vista. Dejo descansar su mano al lado suyo; apoyandolo en el banco, pero sintió algo. Giró la cabeza y tomó la cajita. Miró a los lados para ver si a alguien se la habia olvidado. Le importó poco de quién era solo quería ver lo que había en su interior. Su curiosidad ganó la pelea, y la abrió. Vio el pequeño trozo de la bufanda y leyó la nota.

"No tengas miedo. De esto consistía el juego. Solo son pistas para que sepas quién soy. Y esta es la primera. Si vez a alguien con una bufanda marrón en el cuello, no la descartes, probablemente podría ser yo.

[] [] []."


Ink al ver la cara confundida de Error dio un pequeño saltito. Pero una espina del rosal se clavó más en su piel y grito. Error enojado y angustiado se dio la vuelta buscando al que ocasionó el sonido.

-¿¡Quién está aquí!?

-¡Yo no!

-¡Sal de una vez maldito cobarde!

Cuando estaba acercándose donde creía que provenía el sonido, solo vio una bufanda revoloteando a causa del viento y la velocidad con la que corría.

Acomodó las cosas en la cajita y la guardo en el bolsillo. Intento seguir a Ink pero lo perdió completamente de vista. Volvió rendido y confundido al lugar donde se encontraba el pequeño banco. Por un descuido, resbaló y su pie quedó atansacado en un charco lleno de agua y barro. Lo sacó con mala gana, lo sacudió y continuó caminando.

Vio como una pequeña rosa caía lentamente al suelo. Error la tomo y la miró con delicadeza y un poco de desprecio, la guardo entre sus tibias manos y se retiró confundido del lugar.

A través de una pantalla [Errorink] Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum