↳ 📷₊˚. ··· Stalker »-Pregame Saiouma-«

↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO XIV

⚠️

Para Shuichi, tener al otro muchacho frente a él, montándolo de forma tan natural era solamente una fantasía, hasta aquel día. Podía decir que no esperaba llegar a esta fase tan rápido como lo hicieron, pero no podía quejarse cuando las delgadas manos del otro manoseaban todo su sudoroso cuerpo justo en los lugares correctos, con la presión correcta para querer eyacular en el momento.

El hipnotizante subir y bajar de aquellas esqueléticas, blancas caderas iban a ser el fin de su existencia. Se movían con tanta gracia en un bello vaivén, atendiendo sus necesidades de la forma más divina que podía imaginar.

Podía sentir los interiores de Kokichi apretando con calidez su miembro de una forma que no imaginó nunca, era mucho mejor que lo que alguna vez había sentido antes, ni siquiera sus manos tan experimentadas tenían aquel toque que lo hacía derretirse bajo los dedos del opuesto.

El chico malnutrido se veía tan profesional en lo que estaba haciendo que dejaba con ciertas preguntas al aspirante a detective, pero sabía que no era mucho de lo que preocuparse. Despues de todo, hizo todo en su poder por asegurarse de qué el fuera su primero. Pensar alguna otra cosa quizá haría que su cuerpo estallara en rabia.

Se dio unos momentos entre sus situación actual para calmar su cabeza, optando por mirar de pies a cabeza al de ojos violetas, admirando cada sección de su divino cuerpo. Sus cortadas, sus huesos prominentes, sus cansados ojos, su pálida piel que se observaba casi grisácea. Todo lo que estaba pasando ahora era producto de la confianza que se tenían, y tenerlo tan indefenso de esa forma frente a él hacía su estómago revolverse con sensaciones que definitivamente no eran parte del sexo que tenían.

Aquel joven era un precioso ángel, sus mejillas del tono de rojo más hermoso que había visto, su tersa piel brillaba bajo la tenue luz de la recamara, haciendo recalcar los huesos de sus costillas de una forma casi artística, había múltiples chupetes, rasguños y mordidas esparcidos por su cuello que manchaban de púrpura el lienzo blanco de su epidermis, sudor decoraba todo su cuerpo de forma que resplandecía en la noche y finalmente, una linda falda negra de tablones reposaba sobre su cintura, escondiendo la vista de su pene.

A pesar de que no era capaz de ver la entrepierna del otro gracias a la femenina prenda oscura que llevaba puesta, Shuichi no desesperó. Ni siquiera le molestaba que estuviera portando una falda del todo, aquella estrecha cintura se vería bien con cualquier ropa que el petite decidiera ponerse, era simplemente hermoso.

Admirar la forma en la que su pene salía y entraba en la entrada de Kokichi mientras lo montaba era lo que más había querido ver en toda su miserable, horrorosa vida y finalmente estaba cumpliendo con aquella ilusión que lo consumía desde el día que comenzó a caer por el petite. Como una roca lanzada a un cuerpo de agua podía sentir su cuerpo hundirse, pero no era solo en el morbo o el placer que tanto le encantaba, sino tambien en la felicidad más grande que su ser alguna vez había sentido. Su pecho se sentía explotar de lo abrumador que era el sentimiento.

Era cierto que estaban teniendo un sexo salvaje, pero se sentía tan dulce dentro de él, una pequeña esperanza. Estaba emocionado por finalmente estar tan cerca de Ouma en cuerpo y alma, la idea probablemente lo haría llorar si no fuera por el hecho de que su mente estaba fundida en placer.

Sus pensamientos eran completamente bloqueados por la sinfonía de gemidos y jadeos que inundaba la habitación. Ya que lo pensaba ¿Dónde estaban? La cuestión no tardó en desaparecer de su mente pues el increíble placer estaba llevando a su cabeza por miles de otros lugares, su ubicación exacta no era el problema ahora.

Entre todo el sudor y el ruido, alcanzó a tomar agarre de la cabeza del otro, entrelazando delgados dedos pálidos y despeinados mechones violetas. Una vez hecho esto, esperó a que la pequeña boca del otro se abriera, solamente para estrellar sus labios y atacar inmediatamente la cavidad bucal de su amado con su lengua.