Ocho

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— Pronto es navidad y me gustaría obsequiarle algo muy bonito a Soyeon — Comentó Taehyung con una sonrisa traviesa que daba demasiada ternura. Su mejor amigo, Park, colocó los ojos en blanco porque el chico no entendía que debía alejarse de ella. A Jungkook realmente le daba igual porque sabía que las palabras que utilizaría serían en vano.

— Tae, es mejor que no lo hagas.

— ¡Pero quiero hacerlo! — Golpeó el piso con su pie izquierdo armando un berrinche. Jimin siguió guardando sus pertenecías en el casillero tratando de ignorar al infantil de su mejor amigo.

— Bien, ¿y que le darías? — Preguntó Jeon arqueando la ceja izquierda. Tae lo miró impresionado pues notó algo diferente en él, lo cual fue causante de que el tema anterior desapareciera.

— ¿Que hiciste, Jungkook? — Abrió su boca acercándose al mencionado. Jimin se dio la vuelta y abrió sus ojos como platos.

— Nada, ¿porque? —Se encogió de hombros. En realidad, si había hecho mucho. Pues ahora se trataba del centro de atención del instituto desde que había hecho presencia.

Jungkook, Jimin y Taehyung eran totalmente diferentes al punto de preguntarse: ¿como es que eran mejores amigos? En este caso, Jeon disfrutaba del color negro en todos los aspectos posibles. Por lo cual, decidió rapar su cabello del lado derecho, agregando tres perforaciones más en su rostro: labios, nariz y ceja. Así como también tatuajes en su cuello que por supuesto estaba luciendo.

— Pareces un chico malo de esas películas cliché — Soltó una risita, Tae muy curioso observaba los tatuajes de su amigo tratando de descubrir de que se trataban.

— En realidad, tu rostro sigue siendo como el de un niño. La diferencia es tu cuerpo que se volvió más.... tosco.

— ¿A Soyeon le gustan los hombres así? — Colocó su dedo índice en sus labios y pensó miles de veces si podría ser una posibilidad.

— No lo sé, pregúntale — Comentó Jungkook si interés, Jimin negó rápidamente y trató de evitar que Tae saliera corriendo hacía donde se encontraba la chica.

— Taehyung, ven aquí — Le llamó pero obviamente este no le iba obedecer, Kim la encontró en el salón de clases totalmente sola, con muchas lágrimas cayendo por sus mejillas. Paro en seco y antes de que Park entrara, cerró la puerta y le colocó seguro.

Soyeon estaba sumergida en su asiento, su mirada estaba clavada en su teléfono móvil como si estuviera viendo algo que la destrozaba. Taehyung caminó en su dirección, sus manos sudaban demasiado que optó por pasarlas por el pantalón holgado.

— ¿Es... estas bien? — Preguntó nervioso, la chica soltó el artefacto causando un sonido en seco. Alzó su mirada encontrándose con Kim quien se sorprendió por verla en un estado tan... malo. Ella seguía viéndose bonita ante sus ojos pero se preguntaba miles de veces en su mente porque lloraba de una manera de tan desconsolada.

— Vete, Taehyung — Susurró con su voz entre cortada. El chico no hizo caso omiso, tomó asiento frente a ella y decidió no mirarla demasiado para no colocarla nerviosa.

— Se que me detestas, Soyeon. Pero puedes confiar en mí, mi madre dice que suelo ser bueno guardando secretos.

La chica lo miró por algunos segundos sin perderle la mirada, pero Taehyung la desviaba cada segundo porque no podía soportarla. Soyeon tenía una mirada tan penetrante que parecía estar molesta, pero esta vez solo lo miraba sin pensar en alguna otra cosa.

— No le confió mis cosas a cualquiera.

— Entiendo — Sonrió sin mostrar sus dientes.

— Taehyung, no te detesto. Simplemente... soy alguien difícil de tratar, todo me molesta y constantemente tengo problemas. Me gustaría que no te involucraras conmigo, por lo que veo eres muy querido en el instituto y eres alguien inocente. A esta edad, he pasado por tantas cosas que ni siquiera puedo preguntarme qué es lo que me falta.

— ¿Como cuáles? — Preguntó curioso. Soyeon tomó el teléfono móvil en sus manos y lo desbloqueo.

— Ve esto — Se lo extendió. Taehyung lo miró, se trataba de un video fuerte. Que lo asusto demasiado y lo dejo con un mal sabor de boca.

Era un accidente. Un auto deportivo en color negro había chocado con un autobús en la carretera hacía Seúl. Quedo destrozado, por obviedad, las personas corrían de un lado a otro tratando de auxiliarlos.

— Se trata de mi novio, Hoseok. Aún no me han dicho si está vivo... o no. Pero ¿que te puedes esperar de un accidente como estos?

— Tal vez... tal vez, si está bien o... — Soyeon lo interrumpió.

— No lo creo, pero aún así, tengo pocas esperanzas. Siempre le advertí que era demasiado peligroso conducir a alta velocidad y aún más en una carretera como esa.

— Entiendo, Soyeon. Yo nunca he conducido pero ahora estoy aprendiendo — Dijo de manera tan tierna, la chica quiso sonreír pero prefirió no hacerlo.

— ¿Actúas tierno? ¿O de verdad es tu personalidad? Digo, tienes veinte años pero aún me cuesta comprender — En ese momento trataron de abrir la puerta, la chica volteó su mirada pero sin intenciones de levantarse y abrirla. Sin embargo, Taehyung si — Siéntate y respóndeme.

— Está es mi personalidad, Soyeon — Respondió, con la mirada puesta en la puerta donde una o más personas tocaban con desesperación para poder entrar. Taehyung se levantó para abrirla puerta pero Min lo detuvo.

— Siéntate, Taehyung — Ordenó.

— Pero.... — Soyeon se levantó para colocarse frente a Kim, lo empujó hacía atrás con el dedo índice posicionándose en su frente.

— Rompe las reglas por una vez en tu vida, Kim Taehyung. Nada malo sucederá — Sonrió aún con sus ojos hinchados e inyectados de sangre.

— Mi madre se molestará conmigo si lo hago, Soyeon. Por favor, no quiero que me castigue al llegar a casa — Inconscientemente realizó un puchero pensando en que lo reprenderían al llegar a casa, no deseaban que le quitaran sus videojuegos.

— Si te quedas quieto, prometo regalarte lo que gustes — Tomó sus mejillas, para alzar su rostro y que le mirara a los ojos, Taehyung miró sus párpados donde adornaban brillantinas como parte de su maquillaje. Le gustaba la manera en como se maquillaba y vestía a pesar de que no se trataba de su estilo.

— Bien, pero no quiero que me reprendan en casa, Soyeon — Repitió, la chica bufó y negó con la cabeza, ahora su atención se encontraba en la puerta donde se escuchaba la voz del profesor. Soltó a Taehyung y caminó con pereza, soltó una carcajada y abrió la puerta para permitirles el acceso.

— Joven Kim, ¿que hace aquí? — Se cruzó de brazos con la mirada seria, Tae tragó saliva y se levantó rápidamente pensando en miles de excusas pero ninguna muy buena.

— Vamos Taehyung — Le indicó Soyeon, pasando sobre el profesor. El chico obedeció y fue detrás de ella, bajo los llamados de la autoridad del salón de clases. Min tomó la mano derecha de él y lo llevó hasta la cancha donde nadie, ni siquiera un estudiante pasaba por el lugar.

— ¿Que hacemos aquí, Soyeon? — Miró a su alrededor con sus labios fruncidos y el ceño de igual manera causando que se viera adorable. Soyeon lo miro de pies a cabeza, desde que había llegado no le había prestado tanta atención. Era guapo ante sus ojos pero demas8so infantil, no era su tipo.

Lo que más le gustó de Taehyung fue su cabello, ondulado, largo y de un negro intenso. ¿Como un chico como él podía ser tan tierno? Su aspecto no lo aparentaba pero cuando comenzabas una conversación, cambiaba totalmente diferente tu pensar.

— Esto haremos — Dicho eso, lo tomó del cuello de su camisa y lo impulsó hacía ella para estampar sus labios con los de Taehyung. Así, creando un beso torpe por parte del chico. Y también muy lindo.

Pero no cualquier beso, si no, el primer beso de Kim Taehyung.

DUVET | KTHWhere stories live. Discover now