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La llegada de la familia Karsh a Forks fue un suceso poco común, se rumoreaba que un hombre que trabajaba en el mundo inmobiliario ofreció una casa a uno de ellos a muy buen precio, y con el paso del tiempo la casa pasó a ser una mansión, habitada por nada más y nada menos que veinte miembros de la misma familia.
Se podría decir que una vez más los zorros se aprovecharon de la amabilidad del humano.
Eran conocidos en el pequeño pueblo de Washington por su amabilidad, llegando a ayudar de todo tipo de formas a sus vecinos, pero una noche la estación de policía recibió una llamada.
A pesar de que la vivienda Karsh estuviera a veinte minutos de distancia en coche de cualquier otra vivienda, se lograron escuchar los gritos desde la distancia, y cuando la policía llegó no encontraron a nadie con vida.
El misterio de la familia Karsh continuó presente, sobretodo cuando sólo hubo un superviviente, el pequeño Kilian de ocho años, lamentablemente nadie lo supo, convirtiéndose en una leyendaz un cuento que los ancianls cuentan en la hogera para advertir de que el bosque de Forks no es solo un bosque cualquiera.
