CHAPTER 31

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—¿Qué demonios pensabas hacer con esas pertenencias? —refutó él con dureza, descubriendo a las dos muchachas y expectante a sus respuestas.

Cuando oyó sus voces en un alboroto, no dudó en llegar en un santiamén. Algo malo estaba pasando, y vio la oportunidad para hacer acto de presencia.

Gwen, pasmada y con la carta y el libro en manos, volteó a ver a Amy, quizás en espera de una respuesta o algo. No precisamente para acusarla como aquella vez, sino para saber qué diría la eriza al respecto.

Por otro lado, Amy no tenía respuesta alguna. Y sí, temía lo peor, pero no podía hacer nada. Y si completar su sanción iba a ser su castigo, protestar no le serviría de nada.

Se hallaba demasiado abrumada. No lo resistiría.

"¿De qué sirve explicarle‚ si ya no me cree?"

Amy había pensado aquello, y con total resignación lo había hecho.

Shadow, al oír sus pensamientos y contemplar su expresión, no pudo evitar sentir algo de culpa por ella. Estaba consciente de lo que le estaba pasando.

Ella solo soltó un suspiro de pesar y avanzó resignada hacia Shadow‚ teniendo algo de temor y lamentándose en su interior por cumplir otro castigo aún siendo inocente, aunque fuese decisión suya retomarlo.

—Quieta‚ Amy —más que una orden, era un pedido tranquilo de su parte.

Con total desconcierto, ella acató la orden sin ninguna cuestión. En realidad temía hasta de preguntar. No deseaba meterse en más problemas. La tensión en su cuerpo daba señal de que en cualquier momento sufriría un desmayo.

Vio a Shadow desviar la mirada y posarla de manera extraña hacia la gata. Su semblante intimidaba a las dos jovenes, en especial a Amy.

Una energía oscura y negativa parecía invadir invisiblemente el ambiente en el que se encontraban los tres individuos.

Después de un momento de absoluto silencio, Shadow pasó a un lado de Amy (quien aún permanecía un tanto intimidada) hasta toparse con la gata lavanda, quien también delataba sus nervios.

La de melena rosácea dio media vuelta en su lugar, observando las acciones de Shadow.

Sin decirle nada a Gwen, este le arrebató de las manos aquella carta amarillenta y la reconoció apenas identificó la caligrafía en el mensaje: era de Lord Byron, un amigo suyo.

Lo recordaba como un joven firme y leal a él, dispuesto a luchar por la supervivencia de la raza vampírica y ayudar a los suyos. Al igual que él, Byron sentía tirria por los humanos y las injusticias/abusos que ejercían ellos en contra de los vampiros.

Han pasado décadas desde la última vez que lo vio con vida.

—Dejaré pasar esto y lo tomaré como algo insignificante —declaró él, y dobló cuidadosamente la carta—. Gwen‚ deja ese libro en el escritorio y ven conmigo. Tengo un asunto que discutir contigo.

—¿Conmigo? —repitió la aludida— ¿sobre qué?

—Solo de sospechas... —miró de reojo a la callada eriza, quien mostraba pesar en su rostro ante lo sucedido; no sabía si ella misma estaba en serios problemas con Shadow o solamente hablarían de algo normal.

Pero él sí sabía qué tenía que hacer.

— Necesito que aclares mis dudas, pero a solas —prosiguió el de mechas carmesíes.

"Será mejor que me retire. De todas maneras, estoy estorbando aquí...", oyó la voz mental de Amy, seguido del sonido de sus pasos dirigiéndose a la salida y en silencio.

In the dark ||Shadamy AU||Where stories live. Discover now