cuatro

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˚➶ 。˚ ┇La mirada MinHo no se despegaba de JiSung ni por un segundo. La noche le estaba jugando una mala pasada, pues no lograba conciliar el sueño de ninguna manera existente. Había perdido cualquier esperanza de dormir aquella noche, la única opción que le quedaba era esperar el amanecer... Y con él, el adiós de JiSung.

Optó por levantarse del incómodo sofá que, prácticamente, era su cama. Se dirigió a pasos lentos a la camilla de JiSung con una manta entre manos.

Normalmente no dormía con él, pero esa noche quería hacerlo más que nunca; quería permitirse abrazarlo hasta que llegase el momento de decir adiós. Se detuvo al tenerlo frente a él, su triste e impotente mirada lo decía todo; tenía miedo, miedo de vivir en un mundo donde no estuviese JiSung. Después de todo, ¿Quién podría hacerlo sentir cómo el menor? ¿Quién le daría razones para ser feliz?.

Abrió la boca intentando formular alguna frase coherente para JiSung, pero lo único que quería era suplicar que despertara, gritarle que lo necesitaba y que estaba siendo un jodido egoísta de mierda por no hacerlo y dejarle solo con todos sus planes y promesas.

—JiSung... —susurró, subiendo lentamente a la camilla y acurrucándose a su lado—. No seas un maldito hijo de puta... No me dejes...

Esa noche, fue la última en la que MinHo pudo observar a JiSung sin decir ni una palabra. No quería despedirse.

A la mañana siguiente, los señores Han encontraron una hermosa escena digna de enmarcarse: MinHo aferrado a JiSung, con una manta que cubría el cuerpo de ambos chicos. Decidieron no despertar al novio de su hijo, estaban completamente seguros de que el pobre chico no había dormido en toda la noche.

MinHo les guardaba cierto rencor, después de todo, ellos habían aceptado que desconectaran a JiSung sin pensar en él. Aunque, efectivamente, sabía que no había sido una decisión fácil de tomar para ninguno de ellos.

"¿JiSung querrá esto?" se preguntó una vez que había despertado y seguía acurrucado al lado del pelinegro.

—Cariño, ¿Podrías dejarnos solos con JiSung un momento?—pidió la señora Han, conteniendo las lágrimas que advertían salir en cualquier momento.

—Sí... —asintió levantándose de la camilla con pesadez.

Lo menos que hubiera querido en ese momento, era separarse de él. Miró por última vez a su novio—antes de salir de la habitación—, que estaba ahora en los pequeños brazos de su madre. En cuanto MinHo cerró la puerta detrás de sí, el llanto pudo escucharse hasta dos pasillos más.

No se percató de cuánto tiempo estuvo ahí afuera, sentado en el frio suelo frente a la habitación de JiSung, observando a las personas; algunas caminaban felices, esperanzadas; otras eran exactamente como él... Un alma sin vida vagando por los blancos pasillos del hospital. MinHo podía comprenderlos.

Miró fijamente hacia el techo... A veces detestaba pensar, detestaba recordar, detestaba sentir.

Caminaba rápidamente por los pasillos, no podía estar más malditamente enojado por lo que había escuchado; HyunJin se había atrevido a poner sus sucios y asquerosos labios en los de su JiSung.

—¡Hyung! —escuchó detrás de sí, y conocía perfectamente aquella voz. Era JiSung, quien corría detrás de él, intentando explicarle algo que, claramente, no tenía que explicar—. ¡Puedo explicarlo!

MinHo se detuvo a mitad del desolado pasillo. JiSung, quien corría a toda velocidad, se estrelló contra él, inmediatamente su pálido amigo se giró, haciéndolo retroceder.

eutanasia  ↯ ꒰ᴍɪɴꜱᴜɴɢ꒱Where stories live. Discover now