Capítulo 6 - Eres un enfermo

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—¿Esto es una broma de mal gusto?— Pregunté confundida, mientras mantenía mis pupilas clavadas en la joven que se encontraba delante mío.

—No, Srta. El amo Illumi fue estricto con esto, debo mantenerme con usted.— Habló con un tono serio lleno de sinceridad. —Usted ahora es importante para el amo. — Agregó la joven al darse cuenta de mi cara de desagrado, bajó la mirada con actitud sumisa.

—Oye, no. Olvídalo, no tienes que tratarme de esa forma; no soy de la realeza.— Solté una pequeña risa incómoda, acercándome a ella y tomándola por los hombros. —Háblame como si fuera tu amiga, eres linda. ¿Cómo te llamas?—

—Soy Nanami. Trataré de hacerla sentir cómoda, lo prometo Srta ___.— Contestó firmemente, casi como si estuviera hablando con un general.

📍📍📍

Llevaba caminando varios minutos por el sitio, era gigante parecía no tener fin. Me sentía incómoda, quería volver a mi casa para hablar con mi mejor amiga, la ausencia de esta me hacía sentir realmente triste. Illumi no aparecía por ningún lado.

—¿Cómo fue que terminaste trabajando para Illumi— Interrogue a Nanami, era una chica dulce y agradable, aunque bastante callada.

—Siendo sincera... Terminé acá por necesidad de dinero, tenía las capacidades para entrar acá.

—No te gusta hablar mucho sobre estos temas, ¿verdad?— Solté curiosa, mientras veía cómo jugaba con sus dedos. Parecía nerviosa

—Lo siento, Srta ___. Lamento no poder llenar su curiosidad.— Por un momento quedó en silencio, lo único que se escuchaba era el agua de la fuente que estaba enfrente de nosotras. Sentí la mirada de ella encima. —¿Puedo preguntarle algo?, espero no ofenderla.

—¡Claro!, dime.

—¿Cómo terminaste acá?, me refiero a... ¿por qué terminaste cerca del señor Illumi?

Mi voz se atascó en la garganta. Era una buena pregunta y no podría entender cómo terminé cerca de un tipo cómo él. Fruncí el ceño y llevé mi mano derecha a mí mentón, pensativa. Nanami se dedicaba sólo a mirarme, se notaba que se estaba arrepintiendo de preguntarme.

—¿La verdad?, no tengo ni idea.— Solté una pequeña risa, bajando la mano de mí mentón. —Él parecía un tipo interesante, nunca conocí a alguien con sus actitudes. Quería pasar tiempo con él, era atrayente. Me equivoqué en el momento en que me acerqué a él... parece que no puedo hacer nada ya, estoy atrapada en este sitio contigo.— Agaché la cabeza, aguantando el nudo en mi garganta. Era imposible no decir que odiaba este sitio, extrañaba mi libertad. Cuando alcé la vista noté cómo Nanami tenía una expresión triste, parecía que le daba pena mi situación. —No es tan malo ¿verdad?, supongo que podría estar sola. Por suerte estás aquí.

Nanami sonrió brevemente, asintiendo con su cabeza mientras volvíamos a dirigir la mirada en la fuente. El sitio era tan pacífico, era extraño y no me agradaba porque sólo podía escuchar el sonido de mis pensamientos.

De un momento a otro, escuché la voz de Illumi a un lado mío. Estaba agachado para estar a mi misma altura, me encontraba sentada en un banquito.

—¿Qué están haciendo aquí?

—Sr. Illumi. Esto...

¡Oye!, chico inexpresivo. Illumi ZoldyckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora