5-Final

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—Nos vemos mañana—me dijo mi jefe.

—Claro—respondí saliendo por la puerta tras recoger mis cosas.

Atravesé el callejón para tomar un pequeño atajo y recortar unos cuantos minutos hasta mi casa. Una vez doblada la esquina, pude ver que la floristería estaba cerrada y eso era buena señal ya que habían vendido todo el stock que tenían.

Entré feliz con una gran sonrisa saludando a mis padres. Aquel día me sentía lleno de energías. Me senté a comer feliz junto a ellos y Lucy quien estaba a mi lado mientras esbozaba una pequeña sonrisa al verme.

—¿Qué tal tu día cariño?—preguntó antes de darle un beso en los labios.

—Bi-bien—contestó ella avergonzada.

—Veo que habéis vendido todo—dije.

—Si, ¿y tú por qué estás tan contento?—preguntaron mis padres por la escena de hace unos segundos.

—Me van a ampliar el contrato a tiempo completo—respondí orgulloso.

—¡Eso es genial!—dijeron todos.

Terminado de comer, me fui a mi cuarto. Estaba cansado, entre el trabajo, la carrera de antes y la comida estaba con pocas fuerzas ahora.

Escuché que llamaron a la puerta, le dije que pasase. Lucy entró y se sentó en el borde de la cama. Aquel día llevaba unas trenzas y ropa casual de estar por casa.

—¿Qué tal el trabajo?—pregunté.

—Bien, la verdad es que estamos vendiendo muy bien y tenemos muchos clientes

—Es normal

—¿Por qué lo dices?—preguntó extrañada.

—Bueno...hay una chica muy guapa ateniendo, ¿quién no se acercaría?.

Ella roja como un tomate soltó una sonrisa se cubrió la cara.

—Gracias—dijo.

—¿Qué?

—Por todo...desde que te he conocido solo me han pasado cosas buenas—comentó.

—Yo todo lo contrario, he sido atizado en la cabeza, me has mordido, se han ido los plomos de la casa...—enumeré con los dedos mientras ella comenzó a inflar los mofletes y se tiró encima mía para golpearme aunque acabo sobre mi.

—¡Eres un...gran...idiota!—dijo golpeando con sus puños.

—¡Pero mira que eres fácil de hacer rabiar!.

Cuando me di cuenta, ella me estaba besando. Luego, al separarse, puso cara seria, como si estuviera molesta por algo.

—¿Y si te invito a comer por ahí tu y yo solos?

Vida entre libros-Lucy y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora