Okay, okay, dirty habits well you Don't say, you don't say I got dirty in my own veins, cobain.
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La chica bebía todo lo que ellos le ponían en frente, se sentía extrañamente bien ahora, amando esas sensaciones que no importaba que tan efímeras le fuesen; le gustaban, tanto que había olvidado el por qué había llegado al primer bar que vio y con quiénes lo hizo. No conoce a nadie pero está bien.
Los golpes en su cabeza y las palabras duras de los demás le están matando y está bien, no debería pensarlo tanto, no hay problema con estar haciéndolo otra vez, debe hacer lo que se sienta bien, qué interesa que realmente no lo sea.
Los pensamientos positivos le tenían tan sonriente, ella no recuerda cuándo fue la última vez que sonrió tanto, siente que se ve genial con esa ropa y que su cabello recién teñido a un color oscuro no podría lucirse más. Se sorprende al parpadear, está tan mal pero tan bien ahora.
Lo borroso se torna visible al notar que un Oxy acaba de introducirse a su boca, no sabe quién lo puso ahí pero está bien. Probablemente ha muerto ésta noche y no se dió cuenta. Ha perdido la noción de todo. ¿Cuántas botellas? ¿Cuántas pastillas? Todo de dudosa procedencia.
Pero está bien.
─Tengo ganas de follarte ahora. ─ Susurró una chica muy cerca de ella.
─De acuerdo. ─ Todo lo que sabe es que es bueno, entonces es correcto. Lo va a disfrutar, estará bien.
Se siente sucia cuando ellos le tocan y le hablan entre su cuello, pero está dejando que esa desconocida esté encima suyo. Tiene éstos hábitos y ella ya se dio cuenta. ─De acuerdo, está bien. Sigue besándome y no me digas. ─ La sangre corriendo por sus venas está tan sucia ahora.
Esa pelinegra le besaba y le hacía sentir como si hubiese probado algún otro tipo de droga, pero no había nada en su boca, ninguna pastilla, ningún cigarro, sólo los besos y las manos de la mayor colándose en sus ropas. No la conocía y estaba bien, lo sentía bien.
─Chica, déjalo ya. ─ La misma trata de pararle, quitándole la botella de algún líquido desconocido que el barman le pasó con una sonrisa.
─De ninguna forma, de ninguna manera. ─ Sólo quería arrebatar esa cosa de sus manos y darle un largo trago. ─Bebé, pasa la botella y tú déjalo todo. ─ Habló otra vez y logró quitársela, dejó un beso en el bonito y rojizo corazón, y bebió.
«¿Estoy respirando ahora?» No tiene idea, ha estado consumiendo mucho.
─¿Cómo te llamas?─ Se siente como una catatónica, no sabe qué pasa, en dónde está, quién es, la suposición de que perdió la identidad apenas llegó ahí quizá es correcta.
Con los ojos cerrados balanceó su cabeza, le gustaba esa música pero no podía escuchar bien la letra. ─Señorita, ¿Quiere otra?─ Chanyeol preguntó con cautela, abrazándole por los hombros y aprovechando para tocarle de más.
─Está bien, dámela, Chanyeol. ─ El chico deslizó un tirante de su blusa y dejó un beso en su hombro.
─Dejaré que me pagues más tarde, diviértete hoy, Lisa. ─ Él le pasó una bolsita transparente con alguna pastilla, se alejó de ella y le guiñó un ojo a la chica pelinegra sentada a su lado.
─¿Estás segura de seguir? Ya déjalo. ─ Le regañó al ver sus intenciones de meterse más.
─Tú déjalo, está bien.
Puede sentirlo en su cerebro. Meterlas en su boca y esperar a que se disuelvan, hace esto cada día. Ellos dicen que sólo pruebe y está bien.
Es consiente que desde que probó eso no ha sido la misma, pero está bien, todo lo está.
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