𝐀𝐬𝐭𝐫𝐢𝐝 𝐀𝐫𝐢𝐚𝐬

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Moví la cabeza en dirección al sofá cuando apareció la siguiente Santuchita y le sonreí ofreciéndole agüita a lo que ella negó diciendo que ya había tomado y que estaba bien

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Moví la cabeza en dirección al sofá cuando apareció la siguiente Santuchita y le sonreí ofreciéndole agüita a lo que ella negó diciendo que ya había tomado y que estaba bien.

— Bueno, querida Astrid ¿Estás lista?

—Si, dale. ¡Lanza las preguntas!

Me reí por cómo imitó al inolvidable Germán y comencé.

— Dime guapa, ¿Cómo fue tu entrada al grupo de esta maravillosa familia?

—Fue genial, me recibieron con un sacrificio ¡Y la ofrenda era yo!—Las dos reímos.— Nah, desde el inicio me demostraron cariño, son una gran familia y los amo demasiado.

—Ay, me encanta. ¿Cómo dirías que han influido en tu vida?

—Bueno, me han apoyado y demostrado mucho amor que me ha ayudado a superar muchos obstáculos como el no aceptarme a mi misma. He creado una familia con muchos de ellos, he creado amistades muy fuertes y que durarán mucho tiempo.

—Que palabras tan maravillosas, me encanta. Dirías entonces, ¿qué has teñido buenas experiencias?

Ella asintió eufórica.

—Algunas muy divertidas.—Alzó la vista como recordando con las comisuras de sus labios moviéndose hacia arriba de forma que se notara la más bella sonrisa.—Recuerdo dinámicas, sacrificios, bodas. Han sido momentos muy agradables aunque también han existido momentos complejos, que siempre hemos superado como los intercambios de opiniones pasivo-agresivo.

— ¿Dirías entonces que te has sentido bien con las personas de esta familia?

Ella asintió con una sonrisa.

—¡Las amo! Algunos un poco más, pero es porque no he compartido lo suficiente y espero hacerlo.—Dio un suspiro.

—Bueno, para finalizar ¿algo más que les quieras decir a los Santuchitos?

—Gracias por existir, gracias por estar ahí para mi, gracias por apoyar muchas de mis ideas, nunca cambien y no olviden que soy la reina de los mishis y me deben respeto.—Hizo señal con los dedos de vigilarlos y luego volvió a sonreír.—Gracias por todo, perdón por tan poco.

Sanguchitos de jamónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora