El cumpleaños de Jan

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                  HANNAH
Ha pasado una larga semana donde cada día llego exhausta a casa a causa de todos los ensayos que la lechuzona nos ha programado. Sin embargo hoy, hoy es un día de relajación y alegría.

- ¿Dónde está mi hermano favorito? - digo entrando al cuarto de un medio dormido Jan - Vamos, cumpleañero, levanta que ya es tarde.

De un salto me tiro en la cama y lo abrazo mientras le canto “feliz cumpleaños”. Él, todo sonrisas, me estrecha contra su pecho y me besa la frente.
Ahora es el justo momento en que desarrollo mis dotes actorales. Finjo a la perfección que su cuerpo medio cubierto por las sábanas no me quema, finjo que su pecho desnudo no es una tentación, y sobre todo...finjo que su erección matutina no se me encaja tentadoramente en la cadera.
Después de abrazarlo y apapacharlo un poco, le doy su regalo de cumpleaños que consiste en una pulsera de cuero personificada y un besote.

La mañana pasa volando entre felicitaciones, regalos, abrazos, llamadas telefónicas y mensajes de texto. Luego...¡¡Todos a la piscina!!
Sip, mi hermanito del alma alquiló una piscina cerca de casa. El local está a rebosar y el alcohol  corre como sangre por mis venas.
Como hoy es un día especial me he estrenado mi nuevo biquini verde esmeralda. Adoro ese color y que decir que mis curvas se ven espectaculares, modestia a parte.
Gracias a Dios que Jan ya cortó con Gía, así no tendré que lidiar con esa perra.
Cami, Kiara y yo estamos sentadas en el borde de la piscina mirando a Jan mientras juega voleibol con sus amigos George, Marco y otro que no recuerdo el nombre. Jazmine no pudo venir, sus padres adoptivos celebrarán una reunión familiar.

- Vaya, vaya, ¿Por qué no me dijiste antes que los amigos de tu hermano eran tan interesantes? - dice Cami - Dios, ¡que morbo tiene ese!¡Qué culo tan prieto tiene! ¿No te dan ganas de tocarlo?

- Cami, si tanto te gusta George, ve y dícelo, estoy segura de que a él no le parecerá mal.

- Oh, oh, zorra apareciendo en escena - alerta Kiara.

En efecto, ya está aquí Rosaline. Trae un biquini rojo pasión que resalta su cabello rubio y su piel blanca. Bastante revelador,por cierto, más de lo normal, apenas cubre sus pechos el sujetador y la tanga...mejor ni hablar.
Como era de esperar va directo hacia Jan, besándolo empalagosamente en la mejilla y recorriendo sus pectorales con sus largas uñas de arpía. Luego, da un rodeo saludando a cuanto chico guapo encuentra y finalmente...

- Primita, no te había visto, llegué a pensar que no estabas aquí - “eso quisiera ella”pienso - Aunque claro, donde esté Jan siempre estarás tú, ¿verdad?.

Dice esto con gesto de reproche. Pues sí cariño, así es. Sonrío con satisfacción.

-¡¡¡Pal agua!!! - grita George y se tira a la piscina empapando a todos los que estamos cerca. Todos ríen a carcajadas. Marco, Jan y Cami se unen. Yo, aunque no pretendía hacerlo, también fui arrojada al agua por un muy sonriente Jan que, pese a mi resistencia, me cargó en brazos y me lanzó. Jugamos a hundirnos unos a otros, salpicarnos y las típicas peleas en el agua, donde yo encima de Jan y Kiara encima de Marco nos empujábamos una y otra vez hasta que una caía al agua.
Pasamos así un rato hasta que el hambre nos ganó y varios salimos de la piscina en busca de comida. Kiara, como siempre, engulló todo lo que pudo y yo me contenté con unos panquesitos.
Al regresar al área de la piscina nos encontramos con Rosaline sentada junto con Jan en una tumbona. Parecían muy contentos y por la cara de ella, la plática era muy interesante.

- No pierde tiempo esa buscona - digo mirándola.

- No será por mucho tiempo. ¿Trajiste lo que acordamos? - pregunta Kiara

- Por supuesto.

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       UNA SEMANA ATRÁS

- Buenas tardes, ¿Le puedo ayudar en algo?

Una joven pelinegra me atiende cuando entro en la farmacia.

- Si, señorita. Me preguntaba si me podría vender algo que sirva para el estómago.

- Bueno, eso depende de cuál sea su dolencia. ¿Viene a comprar algo en específico o requiere de ayuda?

- No, no hace falta, sé lo que necesito.

Le extiendo un papel con “ClearLax” escrito.

- Mmm, muy bien, tenemos ese tipo de laxante.

Se gira y sale de detrás del mostrador. Recorre varios estantes hasta que da con una pequeña cajita y me la entrega. Nos dirigimos de vuelta al mostrador para pagar.

- Recuerda  que debes diluir cada cápsula en un vaso con agua. Creo que con solo una bastará, pero si no acaban las molestias entonces puedes usar otra. La reacción es muy rápida, en solo unos minutos la evacuación será completa - dice con voz amable.

- Muchas gracias señorita.

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Sonrío al recordar aquella tarde. Las chicas y yo habíamos planeado cómo deshacernos de Rosaline cuando llegara este día y esto fue lo que se nos ocurrió. Sencillo, rápido y sin daños mayores, a no ser una urgente necesidad de ir al baño.

- ¿Lo tienes todo preparado? - pregunta Kiara

- Sí, lo preparé esta mañana. Diluí una cápsula en agua y llené la mitad del gotero. Creo que será suficiente.

- ¿Eso no le hará daño Hannah? - pregunta preocupada.

- Por supuesto que no. Ya investigué. A los pocos minutos de beberlo hace efecto, estará un buen rato en el baño.

Inmediatamente fui a buscar mi bolso en donde tenía guardado un frasquito con gotero incluido donde guardé el laxante. Luego con todo preparado y mi más maravillosa sonrisa, me encaminé hacia la tumbona en donde estaban Jan y Rosaline bebiendo jugo. Esta era mi oportunidad.

- Hola, ¿Qué hacen? - saludé mientras me sentaba al lado de mi prima.

- Hablando sobre la universidad y las cosas interesantes que encontraré en ella - contestó mi prima mirándolo con lascivia.

- Ya veo - digo mientras bajo mi mano con el gotero y vacío su contenido en el jugo de Rosaline.

Por suerte mi querida prima miraba a Jan embelesada y él miraba hacia la piscina donde Camila y George se devoraban mutuamente. Ellos no pierden tiempo.
Cerré mi mano en un puño para ocultar el pequeño gotero.

- ¿Y qué se supone que es lo interesante que encontrarás Rosaline? Digo, si es que se puede saber - digo para disimular.

- Primita, no lo entenderías, aún eres pequeña - me dice como si sintiera una pena inmensa por mí - Cuando vayas a la universidad te lo explicaré.

Me lanza una sonrisa de suficiencia que me irrita. Jan, que ha presenciado la escena se ríe a carcajadas.

- Claro prima, es cierto, me faltan  dos años para la universidad, sin embargo, hay cosas que hasta el más lento entiende. Por ejemplo, cuando una chica es una zorra, eso se ve a la legua, así que no te preocupes, eso lo entendí a la perfección.

Me levanto y me voy de allí dejando a Jan aguantando la risa y a ella bajando la rabia con un trago de jugo.

- No la soporto, es una jodida arpía - escupo con rabia.

- Tranquila bichita, ya te las pagará dentro de poco.

Dicho y hecho. No pasaron ni diez minutos cuando veo enrojecer a Rosaline, parecía un tomate. Se paró rápidamente de la tumbona y corrió en dirección de los baños ante la mirada de un muy desconcertado Jan.

- Parece que ya hizo efecto. Ahora ya relájate y disfruta la tarde - dice mi bicha.

Tiene toda la razón, así que muy feliz de la vida voy a buscar a Jan y juntos nos lanzamos de nuevo a la piscina.

Mi princesaWhere stories live. Discover now