Capítulo trece.

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CODY NEILL.

     Apenas terminamos de platicar sobre diversas situaciones en nuestras vidas, Alina y yo comenzamos a mirar vídeos en Youtube, dejándome conocer algunos Youtubers muy cómicos y entretenidos. Luego, su madre nos llamó para bajar a cenar.

     Ese momento, en dónde pisé la sala, ver a sus hermanos sentados en la mesa fue un motivo suficiente para que mis manos comenzaran a sudar. No sabía por dónde caminar o en dónde sentarme. Tenía miedo de tomar un lugar que ya tenía dueño, porque al menos en mi casa cada quién tiene su silla y personalmente, no me gusta que alguien tome asiento en el que considero es mi lugar.

     Finalmente tomé asiento junto a Alina. En el otro extremo de la mesa estaban los dos gemelos, Froy y Mauri, en otra punta estaba su mamá y su hermano mayor, Ricky, en la otra punta. La mesa quedó completa y terminé utilizando la silla que usa Ricky, pero él mismo me la cedió.

     Su madre es una persona muy simpática. Amante del ejercicio y la comida sana. Luego están los gemelos, un poco inmaduros pero muy divertidos. Además, algo que me llamó mucho la atención fue ver cómo sincronizan sus movimientos aunque no estén viéndose el uno al otro. No tengo nada para decir de Ricky, más que me pareció una persona muy amable. Tiene el rostro parecido al de Alina, solo que su cabello es un poco más oscuro.

      Es una casa con mucha personalidad, puesto que cada uno de ellos es diferente. Tienen una manera de ser propia. Una muy linda familia, porque pese a las diferencias, se llevan muy bien entre sí. Algo que me dio mucha gracia fue un comentario que Alina soltó, haciéndonos reír a todos.

—Bueno, espero que te hayas sentido cómodo en este circo —hace referencia a su casa—. Tenemos a la vida sana. Luego están los que tienen la misma cara. También tenemos al grandulón que asusta, pero es una masa. Y luego está la de ojos antipáticos.

     Cuando la cena terminó, ya hacía rato había parado de llover, por lo que fue el momento indicado para que me regrese a mi casa. Su madre se despidió de mi con un leve abrazo, mientras que los hermanos no lo hicieron, puesto que se fueron a sus habitaciones apenas terminamos de cenar.

     Por el interior de su hogar, no hay ninguna fotografía que contenga a su padre, y fue muy fácil para mi obtener curiosidad para preguntar, pero al mismo tiempo, no quise sonar como un irrespetuoso. Aunque, estando fuera, finalmente pregunto:

—Oye... ¿puedo hacerte una pregunta? —Hablo, sacando la motocicleta a la calle.

—Claro.

—¿Dónde está tu papá? —Pensé, honestamente, que tocaría un tema complicado. Pero la reacción de Alina fue tan normal, que me hizo sentir lo contrario.

—Lo vemos algunos fines de semana. Digo algunos porque ya estamos grandes y a veces tenemos cosas que hacer, o simplemente no tenemos ganas —se encoge de hombros—. ¿Por qué preguntas?

—No es que, me dio curiosidad.

     Por supuesto no iba a decir que vi el detalle de las fotografías.

—En la sala no hay fotografías de él, porque la separación de ellos fue un tanto complicada. Pero en la mía hay y en la de mis hermanos también. Es decir, mis padres se separaron, pero él nunca dejó de ejercer su paternidad. De hecho, nos llevamos muy bien.

      Parece que me leyó la mente.

—Me alegra escuchar eso, de verdad. —Sonrío sin mostrar los dientes—. Me la pasé muy bien hoy.

—¿Viste que no son tan raros? —Reímos—. Creo que les caíste muy bien, así que podrás seguir viniendo.

—Me encantaría.

10 razones, Bell.Where stories live. Discover now