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—¿Me enseñas?

Sus palabras salieron calmadas, asustándolos a ambos.

¿Ambos?
Pues sí mi querido lector, ambos.

Sí, después de que el mayor mencionara lo de los besos, Senku no podía pensar en otra cosa que tomar aquellos hermosos labios y besuquearse como en esas ridículas películas de amor que hacían llorar a su padre.

Pero no así.

No con esas palabras.

No en esa situación.

Se había dejado llevar de una manera desastrosa. Recordemos que lo que realmente planeaba Senku, era preguntarle a Gen acerca de su enamoramiento y cómo acabar con este.

Nada más.

"Yo nunca planeé besarlo, ni siquiera se me había pasado la idea por la cabeza. Y mucho menos, pedirle a él que me enseñe cómo hacerlo." Senku se maldijo a sí mismo, a su existencia y a la existencia de Dios (pese a ser Ateo), pero ya no podía revertir lo dicho.

Aunque arrepentido arrepentido, no estaba.

Y qué decir de nuestro amado mentalista.

Que de por sí estaba muriendo de nervios.

Esas simples palabras hicieron que se pusiera más rojo que poto de babuino.

Gen estaba terriblemente tenso y sólo quería salir corriendo.

Pero las palabras dichas por su "amor-no-correspondido-quizá-ahora-correspondido", no dejaban de soñar en su cabeza. Una y otra y otra vez.

"¿Me enseñas?"

Aunque los dos sólo querían huir y hacer cómo si esto nunca hubiese pasado, el científico decidió tomar la iniciativa para hablar.

Porque Gen se encontraba completamente noqueado, al punto en que podías ver a los pajaritos girando al rededor su cabeza.

Y bueno, una de las más importantes características de los científicos es la curiosidad. Por esta es que descubren y experimentan cada vez más, para satisfacerla.

—Entonces... ¿Gen?

Sí, quiso tomar la iniciativa, cosa que no le salió tan bien como esperaba y sólo pudo decir dos palabras pero, hey, lo que importa es la intención ¿verdad?

—¿M-Me decías algo, Senku? ─pestañeó varias veces.

El mentalista cruzaba los dedos mentalmente para que Senku le dijese que sólo fue un error o que no había dicho eso sino algo que rimase con enseñas. Quizá, ¿dueñas? ¿greñas? ¿ensueñas?

—Yo te preguntaba, puesto a que tienes más experiencia que yo con esto ¿Me podrías enseñar a besar?

"Mierda, mierda y más mierda", pensó Gen.

—Y-Yo, t-tengo experiencia pero, sólo deberías de besar a la persona que amas ─dijo lo último con un dejo de tristeza que el científico logró percibir─.

—Entonces, si te digo quién me gusta, ¿Lo pensarás?

Senku estaba dubitativo, no quería arruinarlo diciendo algo tonto o apresurado.

Gen se estaba relajando al ver que Senku también se encontraba nervioso.

—Oh, querido Senku, a menos de que esa persona sea yo, no pienso enseñarte nada ─sonrío relajado, sabía que no era él─.

Silencio.

Más silencio.

"PERO YA DIGAN ALGO" quiso gritarles la autora a sus tontos tortolitos.

—Yo... umm, Gen... ─bajó la mirada.

Senku se había sonrojado, vaya que se había sonrojado.

No encontraba las palabras correctas para confesarle su amor.

Gracias a que siempre ensayaba qué haría y cómo con un plan correctamente estructurado paso por paso o sino, podía analizar rápidamente las opciones y crear uno.

Pero en esta ocasión, estaba improvisando y muy mal porque estaba en serio, muy nervioso.

Nunca había hecho algo parecido y recordemos que este nunca fue el plan.

Entonces, cuando tomó el suficiente valor, su boca ya no pudo decir nada pues unos hermosos labios la sellaban.

Gen estaba muy emocionado. Sentía lo de siempre, quería abrazarlo y besarlo, pero esta situación no era como otras, esta vez sí podría hacerlo.

Aunque Senku no había dicho nada aún, estaba claro que sus sentimientos eran correspondidos en su totalidad por lo que, no dudó ni un poco y se le tiró encima.

Puso sus brazos sobre los hombros del contrario juntando sus manos detrás de su cuello y con una sonrisa sin mostrar los dientes, lo besó.

Sólo fue un choque de labios algo torpe, pero se sintió como el mismo paraíso para los dos.

Les tomó unos diez segundos y se separaron.

Sus ojos resplandecían, querían más.

Pero aún no era tiempo de eso. El mayor tenía que decir aquello que había guardado por tanto tiempo.

Así que aún rodeándolo dijo —Me gustas. No. Más que eso, me encantas, me fascinas, yo te a...─

Senku tomó sus mejillas con las manos y acercó sus labios a los contrarios. También besó sus mejillas y su nariz.

Los dos expresaban una ternura y amor indescriptible que sólo ellos entenderían.

Todo era mutuo, no más dudas, no más pérdida de tiempo.

¿Pero tenían que sellar su amor con algo verdad?

—Sí, mentalista, yo también.

Y volvieron a darse un cálido y perfecto beso.

ᴄᴏɴꜱᴜʟᴛᴀ ᴀᴍᴏʀᴏꜱᴀ | ꜱᴇɴɢᴇɴWhere stories live. Discover now