EXTRA 3: MINSUNG

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Se habían quedado fuera del restaurante los dos solos, y Minho no dejaba de retorcerse las manos mientras Jisung lo miraba fijamente esperando a que dijera algo. El ambiente había dejado de ser cómodo y tranquilo. Sin embargo, Jisung no estaba preocupado porque probablemente solo era algo que acababa de ocurrírsele a Minho y que sería un plan horrible al que Jisung no accedería. No era la primera vez que pasaba, como cuando pretendía darle de comer pasándole la comida directamente de su boca.

-No -dijo Jisung cuando vio que Minho estaba a punto de hablar.

-¡Pero aún no me has escuchado!

-Ni falta que hace.

-Hannie... esta vez no se me acaba de ocurrir. Llevo pensándolo varios días.

Jisung suspiró y asintió.

-Dime.

-Quiero que mis padres sepan que estamos saliendo.

El menor abrió la boca sorprendido.

-Pero tus padres aún no saben que... te gustan...

-Ya -respondió-, pero quiero que todos te conozcan.

-Ellos me conocen, traen a tus hermanos a la guardería.

-Ya sabes a qué me refiero. Quiero que te conozcan... de esa forma.

Jisung agachó la cabeza. Ahora el que estaba nervioso era él.

-¿Y qué pasa si no sale bien?

-Saldrá bien. Eres Jisung, eres adorable. Cualquiera te querría y te aceptaría.

-Quiero decir... ¿qué pasa si no se toman bien que te gusten los chicos?

Minho se encogió de hombros.

-Prefiero no pensar en ello, pero... al final... bueno, ese es su problema, no el mío, ni el tuyo. -Abultó los labios y elevó las cejas-. ¿Por favor?

-Está bien, pero mejor deja de poner esa cara.

Minho sonrió, dio un saltito y abrazó a Jisung.

-Esta noche.

-Espera, ¿qué?

-No quiero que te eches atrás. Vamos esta noche. Por favor, por favor, por favor.

Jisung suspiró y terminó accediendo.

-Me debes como mínimo cinco cheesecakes.

El mayor asintió con felicidad.

Llevaba una mochila colgada del hombro y caminaba de la mano de Minho, aunque un poco más atrasado, como si quisiera retrasar el momento todo lo posible. Minho tiraba de él para que se diera prisa.

-Venga -se quejó, estirando con fuerza cuando subieron las escaleras del porche-. Coge aire y respira. Voy a abrir.

Jisung cogió todo el aire que pudo e hinchó sus mejillas para contener la respiración.

-¿Jisung? -dijo la madre de Minho cuando entraron y se acercó deprisa para agarrar su mochila-. ¡Qué alegría verte! ¿Qué haces aquí? Pasa, pasa, no te quedes ahí parado.

Minho estaba dejando su chaqueta sobre el sofá cuando decidió explicar por qué Jisung estaba allí a esas horas.

-Se queda a dormir, ¿vale?

-¡Oh, claro, Minnie, cariño! -Se giró hacia Jisung con las dos manos juntas y con una sonrisa gigante-. ¡Nunca viene nadie a dormir salvo Jeongin! ¡Qué emoción! Voy a preparar la habitación de invitados enseguida.

-No, mamá, espera -dijo.

-Dime.

-¿Dónde está papá?

-En la cocina con los niños, ¿por qué? No han querido dormirse hasta que llegaras y cuando vean que, además, viene Jisung, van a estar muy contentos -respondió la mujer.

Minho le cogió la chaqueta a Jisung para dejarla sobre la suya. Se notaba a kilómetros lo nervioso que estaba, pero aun así su voz se mantuvo clara y sin dudar ni un solo momento.

-Voy a decirle que venga un momento.

La mujer observó cómo su hijo abandonaba el salón asustada.

-¿Ha ocurrido algo? -le preguntó a Jisung.

El chico solo negó con la cabeza un poco cohibido. Afortunadamente, Minho regresó pronto con su padre siguiéndole sin comprender nada. Saludó a Jisung con una sonrisa y le lanzó una mirada a su mujer por si ella sabía algo.

-Jisung se queda a dormir.

La mujer estaba tensa y no comprendía por qué su hijo montaba un drama para comunicar algo que acababa de avisar hacía un momento.

-Sí, ya lo has dicho. ¿Solo es eso? Puedes traer amigos cuando quieras.

El padre de Minho observó a Jisung y el menor juraría que le sonrió; sin embargo, apartó la mirada antes de poder asegurarse.

-No me estás entendiendo -dijo-. No es mi amigo.

Jisung pensó que quizá esa no era la mejor forma de anunciar que era homosexual, pero lo admiró por la serenidad con la que pronunció cada una de las palabras.

No sabía qué reacción esperarse, así que cuando el cuerpo de la mujer parecía destensarse de golpe, un alivio repentino lo invadió, y aún no entendía por qué.

-Ah. Entonces... mejor no preparo la habitación de invitados, ¿no? -preguntó la mujer.

Minho negó con la cabeza y Jisung se miró las zapatillas para no hacer contacto visual de nuevo con su padre.

-Papá... -dijo Minho. Esta vez su voz sí tembló e hizo que Jisung alzara el rostro para asegurarse de que estaba bien-. Di algo.

El hombre señaló hacia atrás, hacia la puerta de la cocina.

-Estábamos preparando galletas para merendar mañana, ¿por qué no comemos algunas antes de que los niños se vayan a la cama?

La cara de confusión de Minho hizo reír a su madre.

-¿Qué te pasa, Minnie? ¿Qué estabas esperando?

-Pues... ¿no sé?

La mujer dejó de reírse, pero no borró la sonrisa. Se acercó a Jisung para pasarle el brazo por encima de los hombros y arrastrarlo hacia la cocina.

-Vamos, Sunggie, ven conmigo. Los pequeños han ayudado a hacer las galletas, aunque más que ayudar han comido. ¿Tienes hambre? ¿Habéis cenado bien?

El padre de Minho se giró hacia ellos y se apresuró a seguirlos. Por unos instantes, el chicos se quedó solo en el salón. Jisung acababa de robarle a sus padres.

-¡Oye, no me gustan estos favoritismos! -exclamó antes de correr detrás de ellos.

Cuando entró en la cocina, se dio cuenta de que también le había robado los hermanos.

Doongie estaba subido a su espalda mientras Dori se abrazaba a su pierna y se reía porque Jisung le estaba alborotando los cabellos. Soonie corría para coger la bandeja de galletas y tendérselas.

Se paró bajo el umbral de la puerta y sonrió. Jisung encajaba perfectamente dentro de su vida pese a ser completamente diferentes. Su familia lo había incluido en cuanto había pronunciado las palabras "no es mi amigo", y ni siquiera había tenido que explicar nada más. La escena que tenía ante él, Jisung comiendo una de las galletas que Soonie le ofrecía mientras seguía prestando toda su atención a los mellizos y devolvía las sonrisas a sus padres, era la única que quería guardar para toda su vida. No podía creerse la suerte que tenía de tenerlo.

Chikin House [STRAY KIDS]Where stories live. Discover now