Capítulo 7

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Narra T/N

Un malestar en los párpados de mis ojos me hizo entrar en razón, ardían en su interior, por lo que no me demoré en actuar con rapidez para elevarlos y observar lo que se hallaba del otro lado.
No estuvo en mi fortaleza el evadir como mi cuerpo reposaba plenamente en una superficie resistente a mi peso y cómoda al tacto, ya que, no fue difícil reconocer la textura de un cojín hecho a base de fibra de poliéster.

Lo principal a destacar del espacio con el que me encontré, es que, no se parecía ni en lo más mínimo a las calles rojas del infierno, es más, parecía ser un edificio pacífico que te invitaba a relajarte en cada esquina del mismo hasta conciliar el sueño.

Fue durante este proceso en el que una voz familiar desde hace no mucho, junto con otra totalmente irreconocible, se unieron a mi despertar. Por la forma en que suenan la parte inferior de sus zapatos, y la tonalidad de sus voces que aumentan con la aproximación, deduzco el como sus cuerpos descendían de una escalera, escalón por escalón, mientras una conversación surgía de ellas.

—Por favor, Charlie, no hagas oído sordo a mis temores, te lo pido. Tú misma sabes de lo capaz que es ese demonio. Confío en ti, y no te contradigo en el hecho de que, ninguna de las dos puede afirmar cuáles son sus verdaderas intenciones aquí y juzgarlo por ello. Pero, yo me baso en sucesos, sucesos reales que hasta tú puedes observar. Al menos escúchame y hazme caso en informarle a tu padre sobre esto. — Discutía una joven al perseguirla a Charlie bajando por la escalera.

Podría no verlas, sin embargo, tengo mis sentidos al igual que cualquier otro ser vivo aunque, me temo que si esto no era la vida misma, las cosas serían de una forma distinta. Por el momento, solo me inclino a afirmar que el sonido al igual que el tacto, siguen intactos y como eran antes, salvo por la minucia de que, ahora era dueña de una gran capacidad auditiva gracias a estas… orejas en mi cabello.

—Vaggie, sabes que mi padre me ha dado la espalda desde que le anuncié el propósito de este proyecto. — Le respondió Charlie a mi entender, ya que, su voz era idéntica a la de la joven en la televisión.

—Aunque te quiera, en eso no me voy a negar, pero por más cruel que parezca al rechazar tus ideas, él sigue siendo tu padre y querrá lo mejor para a ti, aún así sin demostrarlo. — Siguió por convencerla a la contraria.

—¿En serio crees que me protegerá todavía al haberle contradicho e Ido en contra de sus mandatos? — Preguntó temerosa aquella muchacha de cabellera rubia. Se le notaba como sus palabras salían dudosas de su boca, queriendo ahogarse en su interior.

—Charlie… Él te crío, eres su hija, la única heredera al trono y una de sus razones para vivir. Siempre en una familia habrá discordia con el paso del tiempo, pero el amor entre los individuos, si es real, no cambiará de un día al otro. — Se podía apreciar la experiencia en sus palabras.

—De acuerdo, tu ganas… Mañana iré a hablar con él para avisarle. — Aceptó sin estar del todo convencida, pero presiento que lo hizo por conocerla.

—No te olvides de llevar al desgraciado contigo. — Dijo groseramente.

—¡Vaggie! — Le gritó la princesa del infierno en forma de regaño a lo que, la otra muchacha soltó un suspiro pesado algo cansada ya por la situación.

—Lleva al señor sonrisas contigo… — Le devolvió las palabras de una manera un poco más cordial y adecuada.

—Lo haré, no te preocupes. — Le aseguró la de piel pálida como la nieve misma.

Directo al Blanco | Alastor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora