Beso de Troya

Parte II

Para desfortunio de Wei Ying, el Pabellón de la Biblioteca es inquietantemente silencioso. En este momento, lo único que le impide hablar es la amenaza inminente de Lan Zhan lanzándole el hechizo silenciador por sexta vez en la semana; un récord. Desde que Lan Zhan desafió la dedicación de Wei Ying para perseguir su amistad mediante el uso de tácticas intimidantes de manga cortada, cada vez que ha abierto la boca en cualquier lugar cerca de Lan Zhan, sus labios han sido cosidos. Y Lan Zhan ni siquiera ha tenido la decencia común de mirarlo cuando lo hace. Aparentemente, es lo suficientemente arrogante como para menospreciar a Wei Ying.

Wei Ying no hace demasiado escándalo, permitiendo que el abuso continúe sabiendo que su venganza será aún más dulce cuando finalmente actúe. Vengará su primer beso robado derrotando a Lan Zhan en su propio juego, haciendo de su pérdida de inocencia un sacrificio digno.

Casi se le acaba el tiempo. Es el último día del castigo de Wei Ying copiando la sección Rectitud de las intimidantes tres mil reglas del muro de la disciplina, por lo que debe actuar ahora mientras Lan Zhan está a una distancia de ataque y demasiado confiado.

—Lan Zhan, por favor, no me silencies —Wei Ying habla de repente y a una velocidad considerable—, es nuestro último día juntos, así que estaré bien —le da a Lan Zhan su mejor rostro inocente, el que siempre hace sonreír a Shijie y a Jiang Cheng fruncir el ceño con sospecha.

Cuando Lan Zhan no se desplaza a través del movimiento terriblemente familiar del hechizo silenciador, la euforia estalla en todo el cuerpo de Wei Ying.

El primer paso está completo.

Comprobando dos veces que la parte vital de su plan todavía está bajo su manga, deja que se forme una atmósfera relajante, lo que permite a Lan Zhan calmarse y volverse complaciente. Después de que ya no puede esperar más, Wei Ying arroja 'accidentalmente' su pincel al lado de la mesa de Lan Zhan, rociando manchas de tinta por el papel disperso y la manga blanca pura de Lan Zhan.

—Ups.

Wei Ying no duda. Tratando de no levantar sospechas, se pone de pie y va al lado de Lan Zhan lo más rápido posible. Se arrodilla cerca del otro chico, ignorando su estremecimiento, y coloca el pincel que ha usado como trampa de forma segura sobre la mesa.

—Oh, déjame deshacerme de eso —dice, señalando las manchas de tinta. Se mete el dedo índice en la boca, cubriéndose con saliva, y extiende la mano para frotar los puntos negros en medio de la nieve.

Lan Zhan aparta su manga antes de que Wei Ying pueda contaminarla con sus fluidos corporales.

—Solo estaba tratando de ayudar —murmura Wei Ying entre dientes, pero deja el tema en caso de que Lan Zhan se moleste y lo silencie—. Lan Zhan, ya que es tu último día cuidándome, quería darte algo para mostrarte lo cerca que estamos.

—No estamos cerca —dice Lan Zhan, hablándole por primera vez en días. Todavía ni siquiera mira a Wei Ying, simplemente pasa la página de 'Ética y Sutras' de Lan Fan y continúa leyendo diligentemente.

Wei Ying resopla internamente mientras mantiene su sonrisa amistosa, tratando de no dejarse intimidar por el desprecio. Se consuela a sí mismo diciéndose que Lan Zhan lo está subestimando, riéndose con el hecho de que esta será su perdición.

Wei Ying saca con cuidado un trozo de pergamino boca abajo de su manga y lo coloca sobre el libro de Lan Zhan.

—Aquí tienes, Lan Zhan —aguanta la respiración con anticipación.

Afortunadamente, Lan Zhan no es completamente inmune a la curiosidad, así que en lugar de hacer lo que la lógica y las interacciones previas con Wei Ying dictan y romper el papel en un millón de pedazos, Lan Zhan lo voltea y se vuelve mortal.