iv. ¡RenJun date cunta!

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RenJun puso los ojos en blanco al ver el horrible vestido que tenían todas las madrinas y siguió haciendo lo mismo a medida de que los detalles que, a su opinión, solo habían podido ser escogidos por una persona sin un ápice de buen gusto aparecían a su vista, como el mantel de un tono demasiado chillón de las mesas o la banda de onda disco que animaba la fiesta. Ni siquiera que no hubiera habido demasiado tiempo para la planeación no justificaba, la verdad.

Pero ver cómo SangMin palidecía cuando se acercó a la pareja recién casada, valió la pena. No tenía en mente hacer un escándalo o poner en evidencia a su ex, sin embargo, había querido comprobar por sí mismo que SangMin seguiría adelante.

Y lo había hecho. Se había perdido adrede la ceremonia en la iglesia y ahora se hallaba en recepción, haciendo la fila para felicitar a SangMin y a la tal extranjera de Anabelle, según había escuchado por ahí.

—RenJun, ¿qué haces aquí? —cuestionó SangMin en un murmullo agudo, recuperando de a pocos los colores.

—Cuando recibes una invitación, lo más lógico es asumir que tu presencia no va a disgustar a nadie —dijo con una sonrisa brillante.

—Fue un maldito error, yo nunca...

—Me da igual —cortó RenJun, su sonrisa menguando, para después avanzar y darle sus buenos deseos a la rubia de Anabelle.

No tenía más que hacer ahí, así que abandonó el recinto a largos pasos hacia su auto.

En realidad, lo último que hubiera hecho en otras circunstancias sería asistir a la boda de un ex, pero en su loca búsqueda de distracción y evasiva de pensar en determinadas cosas, la idea no había parecido tan descabellada. No había sido totalmente en vano, había comprobado que el capítulo SangMin estaba en definitiva cerrado, sin resentimientos ni rencores.

Si solo pudiera estar tan seguro en otras cosas...

Se detuvo en una luz roja y le dio una ojeada a su teléfono que vibraba con un mensaje recién recibido. El texto era de DongHyuck preguntando si quería ir a almorzar y el corazón casi se le salió por la boca o los oídos, quizá por ambos.

Escuchó un conjunto de bocinas y aturdido vio que la luz del semáforo había cambiado a verde. Recién cuando estuvo en su casa, releyó el mensaje y suspiró.

Había estado evitando hacer esto, pero ya no podía retrasarlo más: también debía contárselo a DongHyuck.

Desde el día que le había dicho la verdad a JaeMin no había vuelto saber de él, lo cual no le asombró; sin embargo, DongHyuck siguió dándole llamadas casuales para preguntarle cómo estaba, siempre llamándole "Juny", prueba imbatible de que JaeMin no había revelado su secreto.

Después de llamar a DongHyuck para decirle que estaba libre y quedar en encontrarse en un restaurante al cabo de cuarenta minutos, se cambió de ropa y se dirigió al sitio.

—¡Hola, Juny! ¿Cómo estás? —saludó DongHyuck levantándose al verle aproximarse a la mesa.

RenJun se sentó y sonrió.

—Bien. Estuve en la boda de mi ex —dijo, recibiendo el menú de un mozo. DongHyuck levantó ambas cejas.

—Espero que no hayas cumplido lo que querías hacer. —RenJun hizo una cara de confusión—. Eso de advertirle a la chica en lo que estaba metiéndose...

—Oh, no, no, cómo crees. —Rió—. Tal vez debí hacerlo después de que el idiota se atrevió a invitarme. Dice que fue una equivocación. Sospecho que quería restregármelo en la cara pero cuando realmente aparecí le salió el tiro por la culata.

𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞 𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora