Capítulo XXV: Viviendo juntos

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El día terminó y Bianca estaba agotada, estuvo mucho tiempo levantada y se le hincharon los pies, se los miró y se preocupó más por el aspecto que tendría mientras el embarazo estuviera más avanzado y ella engordara. Lejana era tan hermosa, pensaba ella reclinada en un sofá cómodo de una de las habitaciones de arriba que parecía para ver televisión y jugar, había muchos televisores grandes y sofás lujosos y grandes y una pantalla de cine al fondo.

—¡Se fueron todos ya! Tus cosas están en la habitación, acá también vive Patricio, ha vivido conmigo siempre, no tiene planes de mudarse pronto, bueno admito que no lo dejo yo, por ahora quiero tenerlo cerca —le explicó Maximiliano, tomó asiento frente a ella.

—Entiendo, la casa es grande para tres personas —dijo ella con voz calma.

—¿Estás cansada? ¿Qué tienes? Él está feliz de que vayas a estar por aquí —dijo Maximiliano.

—¡Fue muy agradable conmigo! Si estoy algo cansada —respondió.

—Mañana vendrán tus padres y mis hermanos y volverán mis hermanos, con amigos, si te sientes abrumada puedes quedarte arriba, solo quiero que ya se conozcan, no te avise porque no te quería poner nerviosa.

—¡Me gusta! Si quiero que vengan, le diré a Ignacio y a Nia.

—Están invitados, Gedalia y Arturo también, tranquila —le notificó él

—Pensaste en todo, que bello —respondió ella con una sonrisa— ¿Cómo crees que nos fue hoy?

Maximiliano notó sus pies hinchados y se los levantó, los colocó en su regazo y comenzó a masajearlos, ella rió y lo vio divertida, él solo le sonrió.

—¡Bien! Ya te había dicho que no le prestarás mucha atención a Dante, es insoportable y Bruno es buen chico, le agradas, te quería conocer, es tímido, ya se te acercará, te va interrogar para saber cómo caíste conmigo, nada más espera que te tome confianza, Patricio es más alegre y confianzudo, ya te ama. Flavio y Mariano son adultos normales, ya te conocerán.

—¡Sus esposas son muy amigas de Lejana! Y las novias de tus hermanitos también —observó Bianca.

—¡Sí! Son muy amigas todas, no pasa nada, ya te integrarás con ellas también —respondió él, que seguía masajeando sus pies.

—¿Incluso con tu ex esposa? —preguntó Bianca.

—¡Ya te expliqué! No voy a tolerar celos ni nada de eso, ¿Está claro? —preguntó con firmeza.

—¡Así será! —respondió ella entre dientes.

—¡Anda! Ve a tu habitación, ya te la prepararon, es la de la otra vez, está bastante cercana a la mía —dijo él.

Bianca sintió como se le subieron los colores a la cara, bajó los pies del regazo de Maximiliano, y resopló antes de hablar.

—¿Una habitación distinta a la tuya? ¿Por qué? —preguntó molesta.

—Me gusta mi espacio —respondió como si fuera suficiente.

—¡No! ¿Cómo dormías con tu ex esposa? —preguntó ella.

—¡Bianca! No vayas por ahí, te lo dije ya, eso no es de tu incumbencia —respondió el que comenzaba a molestarse.

—¡Maximiliano! ¿Cómo vamos a ser una pareja si dormimos en cuartos separados? —preguntó bajando el tono de voz.

—Cómo hemos sido pareja viviendo en casas separadas —respondió él.

—No, sabes que no es cierto, no me quieres —dijo ella echándose a llorar.

Matrimonio de apariencias amor por convivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora