Un día estaba sentada en mi cama, aburrida como siempre.
De pronto se me ocurre una genial, no, fantástica idea.
¿Cuál? Pues, algo simple.
Escribirle cartas a mi amor platónico.
🖋
Todos los derechos reservados.
Un día estaba sentada en mi cama, aburrida como siempre.
De pronto se me ocurre una genial, no, fantástica idea.
¿Cuál? Pues, algo simple.
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