-¡El verdadero amor perdona!- grito él obligandome a voltear. -No Ruggero, el verdadero amor no traiciona- solté con lágrimas en los ojos, marchandome de ahí para siempre. ¿En qué momento me perdí? ¿En qué momento lo nuestro se rompió? ¿En qué momento sediste ante el deseo? ¿En qué momento te convertiste en lo más importante de mi vida, al grado de perdonarte todo? Simplemente. ¿En qué momento dejaste de amarme?