Desde la llegada de los españoles para robar el oro del Imperio Inca, éste metal adquirió un valor monetario, conseguirlo es difícil requiere de mucha destreza y ciertas habilidades que solo el perseverante minero logra exitosa mente extraer desde las mismas entrañas de la roca, el río, la montaña y los lugares mas alejados. Conseguir una cantidad considerable inmediatamente coloca al minero afortunado en la parte superior de la pirámide de los adinerados. El tiempo para lograr extraer depende mucho del lugar, la actitud del minero incluso algunas personas asocian a la suerte otorgada por los según ellos poderosos lugares míticos como los Apus, un término utilizado para referirse al poder atribuido a las montañas.