-Tienes mi permiso. Ahora, haz lo que te digo, cariño... Y ahí la tenían, a su bebé esperando por ellos, aquellos lobos hambrientos. La inocencia en sus ojos los ponía aún más enfermos de lo que ya estaban pero eso no importaba ahora, su atención estaba fija en la chica que empezaba a retorcerse, gemir y lloriquear de placer por el estímulo del líder en su intimidad. Ya no se trataba de sus más depravados deseos sexuales, en ese instante lo crucial era satisfacer a su pequeña. Hermosa portada hecha por @Fanny_029