Capítulo 11

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Namjoon

—Daddy, ¿qué tienes?

—Nada —repuse toscamente—. Abróchate el cinturón —indiqué poniendo en marcha el auto.

De soslayo la ví hundirse en el asiento desanimada.

—No fue mi intención responder así, digo, no me pasa nada.

No obtuve respuesta, al parecer para ella la ventanilla era más interesante y ninguno dijo nada en el resto del camino. La noté ausente, inmersa en sus pensamientos...

Al llegar a casa t/n fue directo a su cuarto; no debí tratarla así pero es que estaba muy cabreado.

Dejé las llaves en la isla y me cubrí el rostro con desesperación farfullando maldiciones. Preguntas atravesaban mi mente como dagas desgarrando mi cordura, no puedo creerlo. No puedo creer que ella no haya dicho nada. ¿Y si la amenazaron con algo? ¿Y si la golpearon? Dios, no. Por favor, no.

Fui corriendo hasta su habitación y entré, ella sollozaba abrazada a una almohada, dándole la espalda a la entrada, y a mi.

—T/n, tenemos que hablar —exigí.

Ella se incorporó y sorbió su nariz sonoramente.

—¿Por qué lloras?

—Es que Yoongi Oppa dijo que tú y Hobi estaban peleando por mi culpa y que yo acabé con la familia —hipó—. Yo no quería ser egorista, Nam, te lo juro.

Algo en mi se quebró en ese instante, verla así, tan frágil, tan vulnerable.

—¿Cómo fueron capaces de hacerte eso, bebé? —musité abrazándola, ella solllozó más fuerte contra mi pecho y yo le hacía mimos en el cabello intentando consolarla. —Y es egoísta, cielo.

Reí un poco y la alejé —ignorando su queja ante esto— y la miré directo a los ojos para decirle:

—Tienes que decirme todo, cada cosa que pase, solo puedes confiar en mi. Ni se te ocurra decirle a alguien más.

—¿Decir sobre qué? —Ladeó su cabeza con el ceño fruncido, totalmente confundida.

Inhalé y exhalé buscando una manera para tratar el tema.

—Tus partes de princesa... —Ajá, eso ella lo entiende, voy bien. —Nadie las puede tocar. Por ningún motivo, ni siquiera tus hermanos, ¡menos tus hermanos! —corregí al instante. ¡Piensa, Namjoon! —¿Alguna vez alguien te tocó ahí?

—Claro, daddy. Jin Oppa, Hobi y Yoongi Oppa —asintió convencida de lo que decía. Ella no miente.

—¿Por casualidad no te prohibieron decirlo?

—Si, es que no querían que te preocuparas, pero Nam, dijiste que debía decirte —recordó.

—Cierto, tienes que decirme —repetí.

—Lo siento.

¿Qué?

—¿Lo sientes?

—Jin Oppa me dijo que no debía preocuparlos, yo sé que ustedes están ocupados y no quería molestarlos más —admitió cabizbaja—. No quería decepcionarte.

¿Así que la chantajean de esa manera? Degenerados.

—Escúchame bien, no vas a decepcionarme jamás y necesito que confíes en mi, que me permitas ayudarte. Yo no te dejaré sola.

—¿Me ayudarás?

Sus ojos volvían a adquirir ese brillo resplandeciente, no iba a negarle nada.

—Te ayudaré siempre, en todo, princesa.

Besé su frente y me levanté de su cama, dando por finalizada la incómoda conversación. Ella no tiene la culpa de esto; tengo que darle herramientas para que se defienda y no la volveré a dejar cerca de esos enfermos.

—¿Tienes hambre?

Ella asintió. Me dirigí hasta la cocina para prepararle algo y mi teléfono vibró repetidas veces alertando sobre una llamada entrante. La doctora Cynthia. Demonios. Si llega a ir a consulta, la doctora va a notar los abusos y no tendré más opción que denunciarlos.

Contesté con el pulso tembloroso y tratando de disimular mis nervios.

—¡Señor Kim! —saludó—. Perdone que lo llame a estas horas, quería informarle que, junto a unos colegas, analizamos el expediente de t/n. Llegamos a la conclusión de que es hora de incluirla en una escuela básica.

Lo que me faltaba. Más riesgos.

—Difiero, lo siento pero no creo que t/n esté lista para ese paso.

—¿Ha notado algún retroceso? Yo considero que podría adaptarse gradualmente, le asignaré una profesora particular que estará al tanto de todo su proceso de aprendizaje y convivencia. Preferiblemente en el Colegio Choi.

—¿Esa no es una secundaria, doctora?

—Y también primaria, donde será inscrita t/n. No tendrá ningún contacto con jovencitos si eso es lo que le preocupa.

—De hecho, si, solo aceptaría con la condición de que no le quiten los ojos de encima a mi bebé.

—Tendrá supervisión permanente, no se preocupe. Ella puede avanzar muchísimo si sale del aislamiento en que está en la escuela especializada. Este será el primer paso para que ella se acople a una sociedad, aspirando a que pueda valerse por sí misma en un futuro

—Bien... —accedí no muy convencido.

—Tenga una buena noche, señor Kim.

—Igualmente...

Reanudé la tarea de cocinar, espero no quemar la casa porque a estas alturas, es lo único que me falta. Y yo que pensaba tener todo resuelto.

—Perdón mamá, no pude cuidarla.

Me limpié las enésimas lágrimas del día y seguí en lo que hacia. No puedo solo con todo esto pero seré fuerte por los dos.









Corto pero contundente 😉
¿Ya vieron que edité el capítulo 10?

Sí, Oppa | BTS |Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang