De cabellos rojos como el kétchup y ojos dorados como el sol, Yukihira era, no, es sin dudas ese sueño inalcanzable que tiene Takumi. Contando con hebras rubias como la mostaza y las orbes azúl zafiro más llamativas que había visto en su vida, el mayor de los Aldini tiene algo que llama la atención de un Sōma más que orgulloso y distraído.