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La duda invadía su cuerpo como nunca antes. ¿Elimina ese vídeo o no? Sin contar, que la vergüenza que le invadió recién llegó a su habitación y vio la grabación en su portátil fue mayor a cualquiera anterior. Cubría su labios que amenazaban con dejar escapar algunos suspiros sonoros por la impresión. Sus mejillas estaban rojas cual manzanas. Nunca había visto a Sōma hacer algo así en los tres meses que llevaban las cámaras instaladas en su habitación. También se dio cuenta de que el chico descubrió una de las cuatro que estaban ahí.

Otra cosa que no puede pasar por alto, es el nombre que pronunció al correrse. Gustaba de Akira, el moreno especializado en las especias. El séptimo consejero estaba en total desventaja si el de cabello blanco le correspondía. Pero otra pregunta llegó a su mente, y es que, si a Yukihira le gustaba Hayama, ¿por qué no le decía?

Sonrió al darse cuenta que ambos estaban en la misma posición, sentían algo por alguien pero no decían nada por miedo a una dolorosa respuesta negativa. Después de todo, tienen varias cosas en común además de la pasión por el mundo culinario.

Reprodujo una vez más el vídeo, pero no en la parte donde comenzaba a darse autoplacer. A las 15:13, había entrado a su cuarto en busca de algo, fue al baño, se lavó la cara y salió con la toalla sobre los hombros alrededor del cuello. Tomó captura del momento, le parecía encantador el semblante despreocupado del chico mientras tarareaba “Kibou no uta”, un tema que se hizo bastante popular el año anterior.

Era algo diferente en su totalidad, primero parecía normal, calmado y relajado. Y, en la tarde, alguien completamente diferente y nuevo. Por primera vez, se permitió un pensamiento fuera de lo normal para él, y era que, se preguntaba, si pondría esa misma cara si ellos hacían el amor.

Cerró de golpe la labtop blanca. Se reprendía mentalmente, una y otra y otra vez por pensar algo indebido. La cachetada que se dio a sí mismo, la lamentó segundos después mientras se sobaba la enrojecida mejilla derecha que le dolía.

—No, Takumi. Está mal.

Se levantó de allí y se dirigió al baño, a esa hora lo mejor sería eliminar el calor y rastros sudor luego de haber cocinado tanto para luego acostarse a descansar.

Isami fue, luego Hisako y por último Alice con Kurokiba. Los cuatro pasaron por su habitación en busca de él y los cuatro recibieron la misma respuesta a la misma pregunta. La negación del chico a ir a reunirse con todos a la Estrella Polar asombró a su gemelo y a la secretaria. La albina insistió durante casi media hora y hubiera seguido de no ser por Ryō, que la cargó y se la llevó a la fuerza aún con las protestas y quejas de la chica.

ᵏᵉ́ᵗˢʰᵘᵖ ʸ ᵐᵒˢᵗᵃᶻᵃ·

—¿Megumicchi?

—¿Hm? ¿Yuki-san?

La peliazul yacía sentada en el limpio suelo de su pieza algo desanimada. Nunca esperó que Sōma le dijera que sí a la primera, pero tampoco creyó que le diera esa respuesta.

«—Lo siento, Tadokoro, pero no. Me gusta alguien más.»

¿Quién será? No se le ocurría nadie, él no mostraba ese tipo de sentimientos por nadie más. Sospechaba de Mito y la Nakiri de hebras doradas. También explotó un poco su mente, yendo un poco más allá y pensando en la posibilidad de que fuera un chico o alguien que no conoce. Si es el segundo caso, no tiene muchas oportunidades de eliminar esos sentimientos. Si era un chico, probablemente serían Akira, Kuga-sanpai y, aunque le duela pensarlo, Takumi.

—¿Te sientes mal? ¿No vas a salir? —la de cabello naranja sentía una inmensa preocupación por su amiga. Era consciente del suceso de hoy, mas aún no le decía que le respondió el pelirrojo.

Naabot mo na ang dulo ng mga na-publish na parte.

⏰ Huling update: Feb 23 ⏰

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