Ojos marrones llenos de culpa, y pequeñas mentiras piadosas... Desde la más falsa sonrisa, hasta la mentira más sincera que podría salir de esos labios, te ame en lo más profundo, hasta lo que cada latido de mi corazón pudo dar... Y aún así, no tuviste piedad. Lo masticaste, escupiste y luego pisaste sin piedad. Y yo... solo pude recogerlo por piezas, y abrazarlo contra mi pecho. Esto es solo un cuento previo de lo que realmente pasó. ¿Quieres saber el resto? Entonces ven y entra sin miedo.