Nadie a tenido el valor de revelarse contra todo el mundo judicial, ni siquiera un psicópata sería capaz de agarrar esa maldición. Pero la adrenalina, la adicción y el deseo siempre pueden más que los valores. Gina ni siquiera se detuvo para pensar en las consecuencias, para ver hacia atrás y observar a cada una de las personas que le podía hacer daño, ni siquiera cuando vio lo peligroso que podía llegar a ser ese idiota prepotente.